La zumarragarra Nerea del Barrio posa junto a su familia en el espacio 'Zu' del cementerio de Legazpi dedicado al duelo perinatal. Morquecho
Día de Todos los Santos

El duelo por los bebés que mueren antes de nacer: «'No hay latido' son las tres palabras que más odio en la vida»

Una familia guipuzcoana narra cómo perdió a un hijo un día antes de nacer y a otro a los 6 meses de gestación. «Estamos cinco pero en la familia somos siete; Iosu y Usoi están muy presentes»

Aitor Ansa

San Sebastián

Viernes, 31 de octubre 2025

A Nerea del Barrio le faltaban dos semanas para salir de cuentas cuando, una noche, dejó de sentir los movimientos habituales de su bebé dentro ... del vientre. «Recuerdo tener una sensación súper extraña, difícil de explicar. Sentir que la tripa no está dura, pero que pesa», rememora. Inmediatamente se acercó a la matrona del ambulatorio y de ahí la derivaron al Hospital de Zumarraga, donde le confirmaron la peor de las noticias, el fallecimiento de Iosu y el comienzo de un doloroso proceso. «Tengo muchas lagunas de ese momento, no tengo muchos recuerdos. Pero sé que una de las cosas que todo el rato les pedía era que le pusieran por favor las placas, como cuando tienes una parada cardiorespiratoria, que te ponen las placas y te reaniman», asegura con pesar.

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Desde entonces «'no hay latido' son las tres palabras que más odio en la vida. Me he quedado un poquito con el trauma de quedarme sola en los sitios porque pienso que si me quedo sola me van a dar malas noticias, como me ocurrió aquel día». A partir de ahí todo pasó muy rápido. «Estás en un momento de shock y en poco tiempo teníamos que decidir qué queríamos hacer con el cuerpo. A mi por ejemplo me trajeron a Iosu entre mantitas, le tuve entre mis brazos, me dejaron estar bastante tiempo con él y poder despedirme», dice agradecida por el trato recibido por las matronas y ginecólogos.

Después de pasar una semana ingresada en el hospital recuperándose de la cesárea a la que fue sometida llegó otro de los momentos más desgarradores. «Yo tenía otras dos hijas, pero volver a casa con las manos vacías es muy duro porque al final ya tenías todo preparado: la habitación, la cunita, la ropita... Y te pones a pensar: '¿Qué hago con todo esto? ¿Lo tiro? ¿Lo guardo?».

En aquella época, prosigue Del Barrio, «me pasé un mes entero sin salir de casa para nada. Por un lado me sentía culpable, pensando que quizá si hubiese subido un día antes al hospital Iosu se habría salvado. También tenía miedo a que me preguntaran qué había pasado. Mi pensamiento muchas veces era: 'Mira esta, que acaba de perder a su hijo y ya está en la calle'. Y luego que Zumarraga es un pueblo pequeño, todos nos conocemos y tenía la sensación de que todo el mundo me miraba». En esos momentos, dice, su marido fue uno de sus grandes pilares, el que «rompió el hielo con todo, y me hizo el camino más fácil para cuando yo empezara a salir de casa».

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A la pérdida de Iosu se unió dos años más tarde la de Usoi, cuyo nacimiento era esperado con gran ilusión por la familia. «La matrona se portó muy bien conmigo, no me dejó sola en ningún momento, todo el rato apoyándome... Noté un gran cambio en ese aspecto por parte del hospital, que sé que está cambiando muchas cosas en este aspecto, en el interés que están poniendo para mejorar en estos casos».

«Volver a casa con las manos vacías es muy duro. Me pasé un mes sin salir a la calle porque me sentía culpable»

Nerea del Barrio acaba de ser madre recientemente y «aunque ahora estamos cinco en casa, en la familia somos siete. Mi hija mediana dice: 'Yo tengo dos hermanas conmigo y luego tengo otros dos hermanos que me cuidan desde el cielo». Porque Iosu y Usoi están «muy presentes en todo. En cualquier evento que hagamos, ya sea un bautizo o una comunión, siempre hay dos rosas blancas con nosotros en memoria de ellos». También «celebramos sus cumpleaños como si estuvieron con nosotros. Les compramos una tarta, ponemos las velas y las soplamos. O el día del Olentzero o los Reyes también les ponemos algún detallito en el árbol».

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Nerea reconoce que todavía queda mucho camino por andar a nivel social para «normalizar este duelo porque es igual que cualquier otro. En el cole también es verdad que te dicen que el aitona se ha muerto con 90 años porque tenía ya una edad y es normal.Pero es que cualquiera se puede morir en cualquier momento, a cualquier edad y hay que normalizarlo. Si empezamos a hacerlo desde pequeñitos y lo visibilizamos, quizá podríamos llegar a tener ese cambio».

En el registro civil

Se refiere, por ejemplo, a que «a mí me dieron la baja de maternidad cuando perdí a Iosu, pero a mi marido no. Le dijeron que no había sido padre. Y fue padre igual que yo fui madre. Sí se ha logrado que figuren en el registro civil. Al fallecer, Iosu fue inscrito en el legado de aborto, dentro del archivo del hospital. Ahora, si el bebé tiene más de 180 días, también se pueda inscribir en el registro cilvil».

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«Celebramos los cumples de Iosu y Usoi como si estuvieran con nosotros. Les compramos una tarta y soplamos las velas»

Esta zumarragarra trata de ayudar ahora a otras madres que están pasando por su misma situación desde la asociación Esku Hutsik, que se creó a mediados de 2021 y que supuso también una tabla de salvación para Nerea. Allí conoció a la terapeuta Eider Otxoa, quien le habló de otras familias que habían pasado por una situación similar a la suya. «Es un sitio donde yo puedo hablar de mi hijo sin ningún problema, sin que nadie te mire mal, ni te corte... Algo que quizá si te pones a hacerlo en una terraza enseguida te cambian de tema», explica.

El último miércoles de cada mes familias como la de Nerea del Barrio se juntan en una sala del Hospital de Zumarraga para llevar a cabo terapias de grupo donde «nos desahogamos y nos entendemos porque hemos pasado todos por lo mismo.Vamos de 18.00 a 20.00 horas y es un espacio donde nos ayudamos entre todos». La zumarragarra hace un llamamiento para que todo aquel que quiera participar en estos talleres contacte con la asociación Esku Hutsik llamando al 722 822 039, escribiendo a eskuhutsik@gmail.com o a través de las redes sociales.

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