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Iosu Cobo, Naiara Lizarra, Iñaki Etxabe y Edurne Zubeldia han conseguido un empleo gracias al programa Pauso Berriak. José Mari López

«El trabajo nos ha cambiado la vida por completo»

Pauso Berriak logra 151 empleos para personas con discapacidad intelectual

Estrella Vallejo

San Sebastián

Jueves, 22 de noviembre 2018, 09:38

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Son las 8:28 horas de la mañana y Iosu Cobo está entrando por la puerta de la empresa Gamesa Gear-Box, en Asteasu, casi con la lengua fuera. «Esta hora ya es tarde», repite mientras que su supervisor dentro de la compañía le invita a tranquilizarse y a «relativizar». Le gusta llegar con quince minutos de margen para iniciar su jornada laboral con tranquilidad, por lo que andar tan justo le inquieta sobremanera. En pocos meses ha aprendido a desplazarse en autobús hasta su puesto de trabajo desde el piso de Atzegi en el que reside en Tolosa. «Soy independiente», dice orgulloso este mendarotarra de 46 años a quien le «fastidian» los días festivos porque es «muy feliz» yendo a trabajar.

Iosu rellena el botiquín de Gamesa Gear-Box. José Mari López

El pasado 10 de julio fue uno de los días más importantes de su vida: por primera vez se incorporaba a un empleo ordinario. «Cumplí mi sueño», confiesa. Y desde entonces recorre de lunes a viernes los tres pabellones que posee la compañía con una carpeta llena de papeles bajo el brazo en los que tiene que marcar las tareas que va realizando cada día «para no liarme». «Tengo que vigilar que los botiquines están llenos, y con medicamentos sin caducar», confiesa. Es su cometido favorito. Pero tiene otros. En sus cuatro horas de jornada laboral, también se ocupa de los contenedores de reciclaje, de colocar los carteles de siniestralidad, de tener ordenados los equipos de protección individual, de escanear documentos o de que las impresoras tengan papel, entre otras tantas funciones.

El de Iosu es uno de los 151 empleos que ya conforman la red del programa Pauso Berriak, que desde hace ocho años persigue el objetivo de que personas con discapacidad intelectual y necesidades de apoyo elevadas puedan incorporarse a un mercado laboral real.

La iniciativa nació en el año 2010 de la mano de Gureak y Atzegi, con un procedimiento y una filosofía que no solo es «diferente» a otros programas que ya existen de incorporación al mercado laboral de personas con discapacidad, sino que es «pionero» en el Estado, subraya Luisma Moreno, coordinador de Pauso Berriak. «Buscamos la mejor empresa para cada persona en función de sus capacidades, talentos e intereses. Hacemos un traje a medida», señala este irundarra. Y a Iosu el suyo le queda como un guante. «Al principio era todo nuevo, pero he aprendido muchas cosas estos meses y estoy muy a gusto, también con todos mis compañeros», manifiesta.

Moreno explica que se trata de personas que «no han tenido muchas oportunidades de elegir a lo largo de su vida», pero a través de un diseño «individualizado» se consigue sacar mucho partido a las capacidades que tienen, aunque eso pase por tener que adaptar ligeramente el entorno laboral.

Cada vez más empresas

Esta tarde Pauso Berriak, iniciativa en la que también participa EL DIARIO VASCO, celebra en el Aquarium de San Sebastián un acto anual de reconocimiento a las empresas que se han sumado al proyecto en el último año y en el que tomará parte activa Edurne Zubeldia.

Edurne ordena documentos en el Ayuntamiento de Tolosa. José Mari López

Esta joven nació en Bizkaia, pero cuando tenía nueve años su familia se mudó a Tolosa donde ha residido desde entonces. Gracias al programa trabaja en el Ayuntamiento de Tolosa y cada vez queda menos de aquella chica tímida y cabizbaja que entró por la puerta del consistorio hace dos años.

Ahora, a sus 21 primaveras, se mueve con destreza en el despacho que hay tras los mostradores de atención al público. No titubea al pedir unos minutos antes de empezar la entrevista para poder terminar «un asunto» en el ordenador. Su mesa la rodean un montón de documentos que debe escanear, ordenar, hacer copia de seguridad y posteriormente destruir. «¡Algunos son del año 2000!», exclama.

Cierra su mail y empieza a hablar: «Mi vida ha cambiado en todo, tanto anímica como físicamente. Antes casi no me movía y ahora hasta voy con un grupo de ocio». Al margen de su labor diaria, cada miércoles ayuda a mantener ordenada la biblioteca. Cuenta que en una ocasión, un compañero se la encontró allí, en su rincón favorito. «Me dijo, 'Pero bueno, tú también aquí!'. Allí donde me llaman yo voy. Soy una más del equipo», dice orgullosa.

Para Iosu, Edurne o cualquiera de los usuarios de Atzegi que forman parte del proyecto Pauso Berriak, su mayor satisfacción es sentirse parte activa del tejido social y laboral. Por eso el programa consta de tres fases. La primera, que tiene una duración de cuatro meses, está enfocada a conocer las capacidades y el talento de los usuarios, además de identificar aquello que más les pueda interesar. La segunda fase es la que se desempeña en un entorno real de trabajo, es decir, las prácticas propiamente dichas, que suelen tener una duración de un año. Una vez vencido ese periodo, si la persona responde, «se analizan fórmulas de continuidad». Esto es, se puede plantear «una continuidad de servicio ocupacional o bien, se puede plantear una contratación directa por parte de la empresa». En cualquiera de las dos opciones, añade el coordinador del programa, «la empresa seguirá contando siempre con el apoyo y el seguimiento de los técnicos de Pauso Berriak».

Estar tarde se reconocerá en un acto en el Aquarium a las empresas que se han sumado este año

«Hacemos trajes a medida en función de su talento e intereses», dice el coordinador del proyecto

Es en ese tercer nivel en el que se encuentra Edurne. Después de superar el primer año de prácticas en el Ayuntamiento de Tolosa «y tras una espera que se me hizo muy larga», le comunicaron que podía continuar. «Ahora soy muy feliz», confiesa.

Moreno subraya que este tipo de iniciativas son beneficiosas en todas direcciones. Tanto para la persona con discapacidad intelectual porque «le ayuda a sentirse valorada y, por tanto, refuerza su autoestima, como para el clima laboral que en todos los casos nos aseguran que se ha visto mejorado». También se refiere a nivel estrictamente empresarial porque «se cubre una tarea que hay que hacerla de cualquier modo y de esta manera se puede liberar a otros trabajadores para cuestiones más especializadas».

Dos veteranos

Iñaki Etxabe y Naiara Lizarra, ambos de 35 años, son dos veteranos en sus respectivos puestos de trabajo. Él lleva desde 2011 encargado de tener el centro de Formación Profesional Tolosaldea en orden. «Me encargo de los contenedores: el amarillo, el marrón, el azul...». Ahora bien, su tutor ya puede estar atento de que no se pase su hora de salida «porque si no se queda en el centro hasta que termina, sea la hora que sea», indica.

Iñaki se encarga del reciclaje en el centro Tolosaldea. José Mari López

Acude a su puesto de trabajo los lunes, miércoles y viernes, y además de desempeñar tareas de limpieza, dos días por semana entra en las aulas de electricidad y mecánica para poner todo el material a punto. «Es una forma de visibilizar su labor y de que se integre con los alumnos del centro», indica Xabi Alquezar, quien añade que Iñaki no se pierde ni una cena de profesores.

Naiara pone a punto el comedor en la ikastola Laskorain. José Mari López

Naiara, por su parte, maneja con destreza a los niños de tres años de la ikastola Laskorain, donde lleva cerca de cinco años trabajando en el comedor. Entra a las 11.30 de la mañana y por delante tiene cuatro horas para preparar las mesas, colocar los platos, cubiertos, vasos y servilletas.

En su caso, la ikastola también supuso el primer contacto con un entorno laboral ordinario, y tras años de experiencia siente que «aquí me valoran y estoy más segura para hacer cosas».

En el caso de esta mujer tan risueña, se ha conseguido que sea capaz de quedarse sola en casa, sin padres, y asegura que se ha arreglado estupendamente: «Recoger, planchar...», enumera, «hago de todo».

Luisma Moreno insiste en que abrir el abanico de posibilidades y capacidades a las personas con discapacidad intelectual no solo contribuye a normalizar esa inclusión a nivel social y laboral, sino que les ayuda a aprender códigos de funcionamiento «como ir por los pasillos de seguridad en el caso de Iosu, la puntualidad, habituarse a coger un autobús, o a que tengan una responsabilidad que deben cumplir», señala el coordinador de Pauso Berriak. «Lo que tienen claro todas las empresas que participan es que no es solo proporcionar un trabajo, y que no es solo beneficioso para ellos», concluye Moreno.

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