Las cuerdas 'bio' que se emplean para el cultivo de mejillones y algas. Azti

Cuerdas 'bio' made in Gipuzkoa

El centro tecnológico Azti desarrolla redes para acuicultura más productivas que las actuales de plástico y que reducen hasta un 34% la huella de carbono

Iñigo Villamía

San Sebastián

Lunes, 31 de julio 2023, 02:00

Desarrollar una acuicultura más sostenible en zonas costeras será posible gracias a unas nuevas cuerdas 'bio' diseñadas en Gipuzkoa. El centro tecnológico Azti, en ... Pasaia, ha conseguido que las redes que sujetan los cultivos de mejillones y algas, tradicionalmente de plástico convencional de origen fósil, sean sustituidas por otras de origen biológico. Se trata de unas cuerdas que pueden llegar a reducir hasta un 34% la huella de carbono y que, además, han demostrado durante la fase de prueba tener más durabilidad en el tiempo.

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Según Azti, tras un año en cultivo se han obtenido mayores producciones de mejillón con las cuerdas 'bio' que con las fabricadas con plásticos, una gran noticia ya que estas últimas pueden contribuir potencialmente a la generación de residuos contaminantes y basura marina e impactar en el medio ambiente si no se gestionan correctamente. «Las pruebas de biodegradabilidad mostraron que las cuerdas 'bio' no se degradan en agua de mar a 20º-30º o menos, mientras que las pruebas de compostabilidad demostraron que se pueden compostar por completo en condiciones industriales, por encima de los 58º, lo que ayudaría a gestionar los residuos de forma sostenible», asegura Leire Arantzamendi, investigadora del centro pasaitarra.

Dentro de los programas de la UE por un mundo más ecoeficiente, se ha impulsado lo que se denomina Bioeconomía Azul. Y ha sido en Azti, que coordina durante cuatro años el proyecto 'Biogears', donde ha surgido la innovación. Europa es consciente del crecimiento del cultivo de algas y moluscos bajo control en el medio marino. Siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible 2030 de la ONU, se volcó en buscar un sustituto para las cuerdas de esta acuicultura, porque el plástico tendía a descomponerse y generar basura marina. Y así se llegó al descubrimiento de estos biopolímeros, que sustituyen ecológicamente al plástico.

La investigadora Leire Arantzamendi, durante una prueba de las redes. Azti

Desde la perspectiva medioambiental, todo son ventajas, pues reduce basuras y huella de carbono. Por el momento, estas biocuerdas son algo más caras, pero su durabilidad y resistencia compensarían esta dificultad inicial. «Las tendencias futuras, que estiman un aumento de la producción de biopolímeros para satisfacer la demanda del mercado, podrían reducir el precio de estos materiales y hacer que las cuerdas 'bio' sean aún más competitivas», asegura Arantzamendi.

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Por un mundo sostenible

Azti, que tiene 40 años de experiencia en investigación marina y presencia en 45 países del mundo con 290 trabajadores (más del 60% con doctorados), se ha focalizado en conseguir una sociedad más saludable, sostenible e íntegra. Estas cuerdas son un paso. Sus 'bufandas' de algas y moluscos que ha desarrollado serán más sostenibles y saludables y aspiran a conseguir unos océanos y un aire más limpios y con menos basura.

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