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Mikel y Eider posan en la habitación de su casa con su colección de gigantes en miniatura, la cabeza de un cabezudo y un libro sobre ellos.

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Mikel y Eider posan en la habitación de su casa con su colección de gigantes en miniatura, la cabeza de un cabezudo y un libro sobre ellos. Arizmendi

Tradición gigante, pasión de pequeños

El éxito de las réplicas de goma refleja la devoción de los txikis por los Gigantes y Cabezudos. Además de en fiestas, los niños disfrutan el resto del año con todo tipo de productos relacionados con estos personajes; las tiendas hablan de un auténtico fenómeno fan

d. soriazu y p. munguía

Martes, 30 de julio 2019, 06:22

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Todavía no es Semana Grande, pero los Gigantes de San Sebastián ya desfilan por la habitación de Eider y Mikel. En realidad, lo hacen durante todo el año. La música de las dulzainas y los tamboriles suena en la cabeza de estos dos hermanos de ocho y seis años mientras hacen avanzar por el suelo a los personajes de la comparsa donostiarra, acompañados de algunos de Pamplona y Pasaia. «En total tenemos ocho parejas de gigantes», explican mientras señalan las réplicas en miniatura de estos personajes.

Su caso no es único. Por toda Gipuzkoa hay miles de niños y niñas que durante las fiestas disfrutan de los desfiles y escapan corriendo de los azotes de los 'buruhandis', pero que el resto del año se lo pasan reviviendo los mejores momentos con vídeos de Youtube, se ponen camisetas de la comparsa, juegan con estas figuras e incluso construyen sus propios erraldoiak para meterse dentro de ellos y ponerlos a bailar. La devoción que demuestran por esta tradición no ha parado de crecer en los últimos años. Lo saben bien sus padres y lo certifican las tiendas que venden estos artículos, que hace unos años apenas se podían imaginar este éxito.

Cuando se les pregunta a Eider y Mikel por qué prefieren jugar con gigantes y no con otros juguetes, su respuesta es clara: «Lo que nos gusta de los gigantes es que bailan y podemos hacer un desfile por toda la casa». A pesar de tener otros muñecos, los pequeños aseguran que son «de sus preferidos». Puestos todos en fila, los críos recrean su particular desfile al compás de la música que ellos mismos se inventan. «Vamos parando por todos los cuartos de la casa y por parejas les hacemos bailar», porque, al igual que los auténticos, a estos tampoco les faltan las paradas para descansar. En su colección tampoco falta la cabeza de 'pipas G', el cabezudo de Gaztelubide, y camisetas de la comparsa.

Los vídeos de Youtube que recopilan las comparsas de distintas localidades han sido la puerta de entrada a Mikel, otro niño donostiarra, a este mundo. Y junto a este descubrimiento, su colección de gigantes plásticos también fue ampliándose. «Tengo 26. Para mi cumple he pedido 4 de Pamplona, que son los que me faltan», comenta ilusionado a sus 4 años. Ahora, raro es el día que al pasar por la antigua sede de bomberos, en la calle Easo, no se asome a la cristalera para ver a los gigantes y cabezudos ensayando sus coreografías para su inminente desembarco en la Aste Nagusia donostiarra. «He visto a Gaztelubide y al Arlequín. También están sus trajes y el gigante Erromualdo…. y Karmeli», cuenta acelerado.

Los que conocen este mundo no tienen reparo en hablar de un auténtico fenómeno fan entre los más pequeños. En Navarra, y sobre todo en su capital, Pamplona, ya se viene experimentando con sus 'kilikis' desde hace muchos años, y ahora parece haberse extendido a Gipuzkoa en el último lustro. Varias localidades del territorio cuentan con réplicas de sus gigantes en venta: Donostia, Errenteria, Tolosa o Legazpi. En Azpeitia, que hoy arrancan con sus fiestas de San Ignacio, la venta de las figuras que desfilan en la ciudad ya se han agotado.

«Vienen como moscas»

En Donostia, la tienda de artesanía Alboka, situada en la plaza de la Constitución, se encarga de su venta y da fe del éxito que suponen. «Hace cinco años empezamos de la manera más tonta, poniendo en el escaparate las cabezas de algunos cabezudos que hacía un amigo como hobby de forma artesanal. Y empezaron a venir los niños como las moscas», relata Maite Jauregui, su propietaria.

Después de aquello, los miembros de Itzurun, la comparsa de Gigantes y Cabezudos de Donostia, le propusieron entrar en el negocio de la venta de figuras en miniatura de los gigantes de San Sebastián. «Al principio me eché un poco para atrás, no lo veía claro, pero finalmente decidí arriesgarme y encargué solo la fabricación de una pareja para su venta». Un lustro después, varias estanterías de su tienda están ocupadas por réplicas de los ochos gigantes de San Sebastián y los de Pamplona, además de algunos de los cabezudos. Las parejas cuestan 28,50 euros y si se compran por separado valen 17,50 euros. «Y se venden muchísimo», asegura. Entre risas relata además que no hay día que no tenga que limpiar del escaparate las marcas de las manos de los niños que se apoyan para mirarlos.

En Errenteria el comercio Xenpelar Kultur Denda también arrasa con los gigantes de goma. Su dueño, Eneko Arruabarrena, afirma que más que demanda hay un «demandón» en torno al mercado de estas figuras. «Vendo muñecos procedentes de todo el mundo a diario. Son todo un éxito».

De generación en generación

Tradicionalmente los gigantes y cabezudos asustaban a los niños. Hoy en día la figura de estos personajes se ha acercado y normalizado entre los pequeños, una labor que han desempeñado vendedores como Eneko a base de «salir a la calle y mostrar a los niños que los cabezudos no son más que chavales disfrazados y que la zambomba no es más que un globo», explica.

Iñigo García es uno de los responsables de la asociación Itzurun, encargada junto a Donostia Festak de sacar cada Semana Grande desde 1982 a los gigantes y cabezudos de la capital guipuzcoana. «Empecé en 2012 y en estos años ha habido un cambio brutal. Ahora hay días en los que no podemos ni avanzar de la gente que hay, sobre todo niños», explica. «En el caso de San Sebastián cada familia va con su gigante», cuenta García. Haciendo un símil, es como lo que sucede con los Reyes Magos, que cada niño pide los regalos a una de Sus Majestades. Un vínculo que se estrecha cuando los más pequeños les regalan a los erraldaoiak sus chupetes, gesto que cada vez está más arraigado en San Sebastián.

«Puede que con el paso de los años las personas mayores que hemos vivido los Gigantes y Cabezudos hayamos transmitido todavía con más pasión esta afición a las nuevas generaciones», apunta García. La propietaria de la tienda Alboka también coincide en este punto y señala que «la implicación de Itzurun en Donostia también ha sido clave para que esta afición haya crecido tanto».

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