Balón de Oro para Segura
El club de fútbol y los vecinos se han volcado para que Yaya, un migrante africano, no se quede en la calle al cumplir 18 años
Irun es el punto marcado por muchos migrantes africanos que buscan cruzar a Francia e iniciar allí una nueva vida. Algunos logran su objetivo, pero ... otros se ven atrapados en una tierra en la que no conocen ni el idioma, ni la cultura. Yaya Kouyate (18 años, Guinea Conakry) es uno de los que se quedaron a las puertas. «Quería reunirme con mi hermano que vive en Lyon. Era menor de edad y no tenía papeles, así que cuando llegué a la frontera me dijeron que no podía cruzar». Pero la vida le tenía preparada una segunda oportunidad y gracias al fútbol y la amabilidad de sus vecinos ha encontrado en Segura un lugar «donde echar raíces». El equipo Aizkorri Goierri Futbol Taldea ha lanzado el proyecto 'Futbola baino gehiago' ('más que fútbol'), que busca dar una nueva vida, un hogar y un apoyo a personas en situación de vulnerabilidad como Yaya.
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Su viaje empezó hace cinco años, con apenas 13. Había perdido a su padre unos años atrás y cuando falleció su madre se propuso llegar a Europa para empezar una nueva vida. Pero las cosas no salieron como esperaba. Una vez en Irun, y después su intento fallido por cruzar a Francia, la Diputación foral se hizo cargo de él y hace poco más de un año aterrizó en centro de menores tutelados de Segura. «Cuando salí de África no sabía ni lo que era Segura, ni Donostia, ni Irun, ni Gipuzkoa. Sólo sabía que por aquí podía entrar en Francia», reconoce. Pero había algo sí que tenía claro: «si voy a estar aquí, quiero jugar a fútbol».
Fue en ese momento en el que el club Aizkorri Goierri y Yaya Kouyate juntaron sus caminos. Como jugador, un defensa nato, corpulento y con mucha fuerza, que encajó a la perfección en un equipo que cosechó buenos resultados y logró el ascenso a Juvenil de Honor. Pero el gran triunfo de Yaya está fuera del terreno de juego. Desde el primer momento encajó a la perfección con sus compañeros y su simpatía y gran corazón caló entre los padres de la plantilla.
Yaya abandonó su país hace cinco años, llegó a Segura en 2022 y es uno más en el Aizkorri Goierri Futbol Taldea
Yaya se sentía como en casa. Tenía amigos, empezó a estudiar una FP de Fontanería en Herrera, estaba sacándose la ESO y había conseguido el ascenso con su equipo. Todo parecía ir bien. Pero en el pasado mes de mayo la situación cambia al cumplir la mayoría de edad. No podía seguir en el centro de menores de Segura. Desde el ente foral le ofrecieron la posibilidad de ir a otro piso, pero él tenía claro que quería quedarse en la localidad del Goierri. En ese momento, se puso en marcha una maquinaria impulsada por siete padres de compañeros para dar con una solución. «Hablamos con Yaya y le preguntamos qué quería hacer, si se quería quedar aquí o cuáles eran sus planes. En el momento que nos dijo que aquí era feliz y que estaba a gusto empezamos a buscar la manera para que se pudiera quedar», afirma Iker Goiburu, uno de los organizadores del proyecto. En ese momento nació 'Futbola baino gehiago' una iniciativa impulsa por los padres y en colaboración con el club para ayudar a personas en situación de vulnerabilidad e integrarlos en un entorno familiar.
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Arrancó el pasado mes de septiembre, coincidiendo con el inicio de la temporada deportiva. «El fútbol es un deporte que mueve muchas cosas. Lo primero, pasión, pero también valores, amistades, compañía... Pensamos que era una oportunidad muy buena para utilizar el deporte como vía para la ayuda e integración de personas como Yaya», indica Goiburu. Como primer gesto, se llegó al acuerdo entre los padres impulsores del proyecto de encontrar y darle una casa a Yaya, así como hacer frente a algunos gastos.
Con el euskera, «poliki-poliki»
A cambio, Yaya echa una mano en el club. «Ahora, además de entrenar con mi equipo, estoy haciendo de entrenador con los más pequeños», reconoce Yaya con una sonrisa de oreja a oreja. Y es que no puedo ocultar su felicidad. «Estoy muy feliz aquí. Quiero quedarme en Segura. Desde que salí de África no había tenido la posibilidad de asentarme en ningún lado, de echar raíces. Aquí me siento como en casa», asegura. Además, está comprometido con la causa y disfruta de sus quehaceres. «La gente se porta muy bien conmigo. Siempre se ofrecen para ayudarme. Me escriben por el móvil para quedar y hacer planes. La gente es muy maja conmigo». Hasta le están ayudando a aprender euskera. «Por ahora no sé mucho, pero los chavales ya me han enseñado algunas palabras. 'Poliki-poliki'. Además, en el equipo también me dicen cosas como 'baloia kanpora» o 'bakarrik nago'».
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«Me han ayudado a encontrar un piso y yo a cambio les echo una mano entrenando a los más pequeños del club»
Yaya es sinónimo de bondad, de simpatía. Así le describen al menos quienes más le conocen. Pero sobretodo, es una persona agradecida. «Siempre les doy las gracias por lo que están haciendo por mí. Lo valoro mucho». Aun así, todo ese esfuerzo quiere devolverlo vestido de corto y sobre el campo de fútbol. «Juego como defensa, estamos en una división muy buena como es la de División de Honor y no es fácil que vaya a meter muchos goles esta temporada, pero tengo ganas de meter por lo menos uno dedicárselo a los padres de mis compañeros. Ya tengo la celebración pensada: voy a ir corriendo hacia la granda donde estén colocados y voy a hacerles el gesto del corazón».
«Queremos seguir ayudando»
Desde la iniciativa ya están trabajando para sacar adelante otras acciones como buscar colaboraciones con entidades como Cáritas o la Diputación de cara al futuro, la solicitud de la RGI para Yaya o ayudarle a actualizar el pasaporte para que pueda pasar las navidades con su hermano en Lyon. «Hace unos años intenté reunirme con él y me quedé en Irun. Ahora podré reencontrarme con él después de muchos años sin vernos, reconoce.
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Además, trabajan para extender el proyecto a otras personas en una situación similar y colaborar con otros clubes de la zona y del resto del territorio. «En el club hay dos personas de origen marroquí, menores de edad, con una historia idéntica a la de Yaya y estamos trabajando para ayudarles a partir de la temporada que viene. Sabemos que no es fácil, pero nos gustaría apoyar a más gente». Es por eso que hacen un llamamiento para que más personas formen parte del proyecto.
«Soy un realzale más, mis jugador preferido es Mikel Merino»
Yaya Kouyate apenas lleva dos años en Segura, pero ha sido tiempo suficiente para sentirse como un guipuzcoano más y aunque no conocía el equipo antes de su llegada, la Real Sociedad es su club. «Soy un realzale más. Cuando mis amigos socios no pueden ir me dejan su pase. Me encanta ir a Anoeta a animar». Aún es pronto para colarse en el corazón de la grada Aitor Zabaleta o atreverse a gritar a todo pulmón los cánticos de la afición txuri-urdin, pero no duda en ir con su bufanda y animar como el que más. «No me sé las canciones todavía, pero sé decir 'aupa Erreala'. Me lo paso genial». Sus referentes de hecho visten de blanquiazul. En su otro club, el Aizkorri Goierri, juega como central, así que su referente no es otro que Le Normand, pero su jugador futbolista es Merino. «Me encanta como juega. Es buenísimo», asegura Yaya.
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