Asier Niebla, en el recuerdo
«Queremos justicia para Asier», pide Myrian Salvador, una amiga muy cercana que, con motivo de su cumpleaños, quiere recordar a Asier Niebla
Sábado, 29 de diciembre 2018, 08:00
Asier Niebla habría cumplido hoy 29 años. El joven de Urnieta falleció el pasado octubre como consecuencia de una agresión de carácter machista, la única muerte violenta por esta causa que se ha producido en Gipuzkoa este 2018. Así quiere su familia que conste y así lo ha reivindicado desde el mismo día del ataque, ocurrido durante la primera noche de Semana Grande el pasado agosto, y tras su fallecimiento dos meses después. «Queremos justicia para Asier», pide también Miryan Salvador, una amiga muy cercana que, con motivo de la fecha especial que tiene lugar hoy, quiere recordarle y descubrir a quien no le conocía cómo era este joven. Lo hace en una emotiva carta remitida a EL DIARIO VASCO donde repasa su vida familiar, sus proyectos, sus ilusiones y cómo transcurrieron esos amargos «61 días» desde que fue agredido «por la espalda» mientras hablaba con una chica que conocía y quedó en coma, hasta que falleció. «Asco de celos. Asco de envidia. Asco de noche», se lamenta, mientras promete recordar «las cosas buenas» que Asier dejó:
«Han pasado más de cuatro meses desde esa maldita noche, dos menos desde que muriera.
Todavía me pregunto cómo fue posible. Con cualquier cosa que hubiera sido diferente no habría pasado: si hubiera decidido no volver a casa en lugar de seguir de vacaciones con su familia, si hubiera decidido no salir por Donostia, si hubiera decidido no ir a aquel bar... Pensamientos que vienen un día, y otro, y otro; lo he pensado hoy y lo pensaré también mañana. Pero lo cierto es que por más vueltas que se le dé nada va a cambiar. Asier ya no está. Y no está porque ese cobarde (se me ocurren muchas maneras de calificarlo, pero usaré ésta) lo decidió así.
Asier
Año 1989. En diciembre, en mitad de la navidad, nace el pequeño de la casa: Asier. Querido y mimado por toda la familia. Crece en un ambiente de felicidad y de amor.
La gente que no conocéis a Asier, os preguntaréis cómo es, era, él. Pues bien, él era un chico normal, como la mayoría. Pero, lo que le hacía especial, era su bonita sonrisa. Siempre estaba sonriendo.
Deportista. Le encantaba el fútbol, culé hasta la médula ... no se perdía ni un partido del Barça. Ni tampoco ninguno de los de su pequeño sobrino. Lloviera o hiciera sol, con frío o con calor, ahí estaba él animándolo con toda su ilusión.
Trabajador. De lunes a viernes trabajaba en la empresa donde hace poco le hicieron indefinido. Le encantaban los findes. ¿Qué mejor que estar con sus amigos, estar de cañas o simplemente jugando play? La play... esa que se acababa de comprar para poder jugar con su sobrino cada uno en su casa.
Independiente. Vivía su vida sin molestar ni hacer daño a nadie. De ahí la rabia del porque ya no está entre nosotros. ¿Por qué le tuvo que pasar esto a él? A él no (ni a nadie, pero a él menos aún). No hay respuestas de nada.
Generoso. ¿Cuántas veces nos habrá ayudado? Si le necesitabas ahí estaba Asier.
Si había que pintar la casa, Asier estaba ahí. Que la moto no arrancaba, ahí estaba él para solucionarlo...
Luchador. Cuando se tuvo que enfrentar a problemas ahí estaba. Incluso cuando sólo tenía diecisiete años y tuvo que hacerlo. Él fue el que más entero estuvo en esos momentos difíciles. Pudo con ello, pero claro, el golpe le vino de frente en esa ocasión y no por la espalda como ahora...
Solo sé que esta persona será inolvidable.
Su familia
Su familia, feliz hasta el momento. Como familia lo tenían todo, una familia 10. Familia llena de buena gente y bondad.
Unos padres espectaculares. Elena, su madre: una persona reservada, con un corazón enorme que aún con su discreción, se hace querer hasta no poder más. Juan, su padre: típico andaluz, gracioso y chistoso que siempre deja huella. Juanjo y Yoana: extraordinarios hermanos, la mezcla de estos dos padres, estupendos y maravillosos. Y, cómo no, los más pequeños de la casa, sus cuatro sobrinos, tan bonitos como el Héroe que era para ellos su tío.
Siempre unidos, siempre juntos, buscaban cualquier excusa para celebrar y pasar un buen momento. Cumpleaños, día de la madre, del padre, esas navidades inolvidables donde sobraba el buen rollo entre ellos, donde cantaban villancicos mientras que con la vajilla y la botella de vino, la cual nunca faltaba en la mesa, construían la música. Momentazos que nunca volverán. Luego llegaba el verano, todos en familia salían a pasar unos buenos días, al Sur o a la casa del pueblo. Daba igual el destino, fueran donde fueran, siempre unidos. Siempre juntos.
Resumiendo: respeto y honradez. Sin tener nada te lo dan todo. Y más aún. Una familia llena de amor y cariño en la que se puede confiar porque siempre que necesitas algo están ahí para ayudarte. Únicos y envidiables. Hasta que todo ocurrió, Asier. «El hueco que has dejado es grande, gigante, monumental, tremendo y más todavía». De repente esa familia feliz se ha hundido para siempre. Nunca tendrán más navidades, nunca irán más juntos en verano, nunca celebraran días como antes... Hoy por hoy solo les queda un gran vacío. Intentan vivir esta nueva vida, pero es imposible; lo es para todos, ni me puedo imaginar para ellos. «Siento rabia, porque ni tú, Asier, ni tú familia se merece esto».
La noche
El rumbo de este último verano de Asier y su familia fue a Alicante. Dos semanas en un ambiente familiar lleno de anécdotas inolvidables, seguro. En una bonita urbanización con piscina donde se pegaban los baños mañaneros. ¿Quién diría que fueran sus últimas vacaciones? Pues sí, desgraciadamente, así es. Aquel 11 de agosto, después de disfrutar a tope la estancia, cada uno siguió su plan de verano, ya que aún quedaba casi todo agosto por disfrutar.
Sábado en Semana Grande, fiestas de Donostia. Asier llega a casa y deja la maleta en el coche ya que al día siguiente viaja con su tía al pueblo de su abuelo, en Soria, donde se volvería a juntar otra vez con su familia. Pero esa noche tocaba salir con un amigo. Volvió a casa para pasar únicamente esa noche.
La noche se presentaba bien. En la parte vieja donostiarra con su amigo. Esa noche a las 02:00 de la mañana manda una foto al grupo de Whatsapp de la familia: su última copa, dejando un comentario de que está bien.
En ese mismo lugar, se encuentra a una conocida, con la que decide hablar en el exterior del bar donde se encontraba. Sin esperárselo, sin verlo venir, por detrás, vino la bestia que acabó con su vida. Un puñetazo por la espalda y todo terminó.
Asco de celos, asco de envidia. Asco de noche. Asier sufrió una agresión. Agresión machista que en ese momento le deja inconsciente, en coma. Según los médicos, sin esperanzas de recuperarlo. Así fue. Aguantó 61 días.
El coma
Recuerdo aquella tarde de septiembre que subí a verlo. No tuve fuerzas para hacerlo antes. La cabeza me decía que no lo hiciera, pero el corazón que sí. Y como el corazón es quien manda le hice caso, me agarré a las manos de su hermana y entré. Recuerdo como te llamé por tu nombre y me abriste un ojo: «Asier, pequeño, ¿cómo estas? No tengo ninguna duda, en que en estos momentos me estas escuchando». De verdad que era lo que sentía; él me estaba sintiendo. Así 61 días luchando como un jabato. Días peores, días mejores, días que creíamos que estaba despertando de ese mundo del cual nunca volvió.
Durante este tiempo todos imaginamos, o al menos yo, cómo sería la rehabilitación; no quería hacer caso a los médicos, estaban equivocados seguro, Asier tenía que salir adelante (pero no fue así). Sabíamos que sería duro, difícil y muy largo, pero entre todos le ayudaríamos a volver a hablar, a caminar, volveríamos a ver partidos de fútbol en el bar, volverías a meternos golazos en la play...
Quería estar ahí cuando despertara y decirle que estuviera tranquilo, que todo saldría bien. Pero mientras tanto, se lo decíamos mediante unos audios que le mandamos a su familia para que se los pusieran con la esperanza de que los escuchara; seguro que fue así. Incluso mensajes al Whatsapp para que los leyera él mismo cuando despertara; daba igual si era en días, semanas, meses o incluso años, pero tenía que leerlos. ¿Cómo no iba a ser así?
«Lo que más deseo en estos momentos de todo corazón es que abras esos ojitos y nos digas algo»
«Eres muy fuerte y te recuperarás pronto»
«Debes de estar tranquilo, porque todos estamos contigo, Asier»
«Casi todos los días subo a visitarte y cada día te siento más cerca»
«Échale huevos Asier, no te rindas en ningún momento. Saca fuerzas, tienes que ser más fuerte que todo esto»
«Estamos cerca de alcanzar aquello que todos deseamos. Sigue luchando»
«La vida no está hecha para cobardes, ni para aquellos que se rinden fácilmente»
«Todos los ánimos de alguien que te quiere, de alguien que te quiere ver con mas fortaleza que nunca»
«Te espero con los brazos abiertos para llenarte de abrazos»
«Ánimo campeón»
«Me alegro tanto de que estés leyendo este mensaje que me emociono. No sé qué día será, pero espero que pronto, aunque los días se me hagan eternos. Aunque tampoco me importa que tardes más de la cuenta, siempre y cuando merezca la pena la espera»
«No te he visto, prefería recordarte con tu bonita sonrisa y con tus hoyuelos en tus mofletes»
«Te sentía tan cerca pero tan lejos a la vez que he llorado hasta no poder más»
«Sé que vas a superarlo»
«Solo deseo de todo corazón, que salgas de ese lugar tan feo»
«Mala suerte de haber coincidido con esa chica. Mala suerte del gran hijo . de ex que tenía... »
«Todos queremos que abras esos ojitos y nos digas algo. Me quedo a la espera de ese algo»
«Ánimo gordo, eres fuerte. Yo te mando toda mi energía. Tú puedes con esto»
Así durante 61 días. 61 días para despedirnos de él. Solo espero que, como dijo tu familia en el comunicado, durante estos días te sintieras arropado por todos, y te fueras tranquilo.
Te queremos
Todo lo que ha pasado me resulta increíble.... simplemente no me lo creo. Parece un sueño, una pesadilla, de la que deseas despertar, ver que todo esto no ha ocurrido y tener la tranquilidad de que todo sigue siendo como era antes, que Asier sigue entre nosotros.
Que rabia. Qué pena pensar todo lo que le ha quedado por vivir. Esos grandes momentos con sus amigos, visitar el Camp Nou, ver crecer a sus sobrinos, conocer a «la chica», formar una familia haciendo otra vez abuelos a Juan y Elena ... iQué injusto!!
Solo queda un consuelo, un pequeño rayo de luz en toda esta oscuridad. Asier murió y justo en ese momento dio vida a varias personas que ni conocía donando sus órganos. Ahora mismo el corazón de Asier sigue latiendo aunque sea en otro cuerpo.
Eras grande Asier. Eres muy grande.
Queremos justicia para Asier. Eso es lo que hemos pedido todos, en especial su familia, desde que ocurriera todo. No podemos dejar esta sociedad a nuestros hijos. Una sociedad en la que parece que puedes acabar con la vida de una persona sin tener consecuencias. No solo ha muerto Asier, sino todo su familia, que tiene que despertarse todos los días sabiendo que les han quitado a su hijo, a su hermano, a su nieto, a su tío... de la forma más cruel que existe, que tiene que irse a dormir a diario pensando que les falta lo más importante que tenían en la vida. Y todo porque «alguien» así lo decidió.
«Escúchanos Asier. Será complicado, quizás lo más difícil que hagamos en nuestras vidas, pero seguiremos adelante. Así tenemos que hacerlo, por ti. Cuidaremos a tu familia y les daremos tal cantidad de cariño para que, si es posible, vuelvan a ser felices aunque solo sea durante un segundo. Estate tranquilo porque dejas sólo cosas buenas, bonitos recuerdos y una gran imagen. Siempre te recordaremos y lloraremos de rabia, de pena, pero también sonreiremos al revivir todos esos momentos juntos. Tu sonrisa, esa que te hacía especial, siempre permanecerá viva. iTe queremos!».
PO. FELIZ 29 CUMPLEAÑOS, PEQUEÑO»