De Málaga a Oñati para ser pastora

A sus 27 años, esta diplomada en ciencias ambientales y técnicas agropecuarias cree que en Euskadi hay más oportunidades para el sector primario, más ayudas para el relevo generacional. «Voy a empezar a trabajar con un pastor alavés en Gujuli, y a colaborar con el oñatiarra Néstor Altzelai vendiendo quesos».

El dimatarra David De Blas tampoco tiene dudas. Vive en un caserío y con la pandemia decidió dar un giro a su vida. Trabajaba en el sector industrial y ahora su intención es poner un rebaño de cabras para limpiar los montes. «Voy a trabajar con la raza autóctona 'azpigorri', que está en peligro de extinción. Quiero centrarme en la prevención de incendios, algo innovador en Euskadi. Vivo rodeado de maleza y lo veo una necesidad», relata. A sus 41 años califica la experiencia en Artzain Etxea de estupenda. «Me da mucha pena que se acabe».

Igual de feliz estaba Xabier Mariñelarena, de Idiazabal, que a sus 28 años cree que ha llegado el momento de «hacer realidad mis sueños». Lleva «toda la vida» con un pastor amigo, y ahora va a tener su propio rebaño de 450 ovejas. «Mi intención es vender leche y hacer queso en Urbia. Mi sueño es vivir del pastoreo. Es lo que quiero desde pequeñito y voy a luchar por conseguirlo».

El ermuarra Aritz Etxebarria, uno de los benjamines de la promoción con 21 años, comparte esa ilusión por un proyecto vital ligado al primer sector. Es mecánico de coches, profesión que siempre ha compaginado con el caserío. «Me gustaría dedicarme profesionalmente al baserri, mejorar la explotación que tenemos en 'Ureta' y hacerla más productiva. Aquí te guían y te asesoran» detalló.

Estos cuatro casos no son una excepción, y de eso tiene mucha culpa Artzain Eskola, que le ha aportado dignidad y prestigio a la profesión. En eso precisamente incidió el viceconsejero de Agricultura, Bittor Oroz, en el acto de clausura. «Tenemos que ofrecer un sector con futuro y competitivo, es clave para que el relevo generacional sea posible, para que el pastoreo, además de un trabajo vocacional, sea una actividad económica reconocida, que genera empleo, riqueza, bienestar y también, una pieza fundamental del sector primario».

En sus 24 años de trayectoria, la escuela de pastores ha formado a un total de 297 profesionales. Y uno de los retos a los que se enfrenta es la dificultad para atraer a mujeres. Su presencia frente a la de hombres no llega a una cuarta parte. En este sentido, Oroz subrayó que «debemos promover y facilitar la presencia de las mujeres, visibilizando más su trabajo. Quiero hacer un reconocimiento a las tres que se han diplomado hoy, y a todas las mujeres del sector en Euskadi», señaló en una ceremonia que también contó con la presencia de la alcaldesa de Oñati, la dirección de desarrollo rural y montes de Gipuzkoa, y los directores de Hazi y Artzain Eskola. Todos destacaron la importancia de mantener activa la escuela en tiempos de pandemia y la necesidad de apostar por el sector.