Arantxa González Laya: «Somos un destino seguro pese a los rebrotes; también los hay en Alemania o Bélgica»

- Por lo que ha podido ver estos días, ¿Euskadi está afrontando bien esta fase de la pandemia?

- Todos hemos tenido que aprender a gestionar una pandemia a la que nunca nos habíamos enfrentado. Por eso al inicio costó encontrar las respuestas adecuadas, pero ahora estamos en una fase en la que hemos aprendido y debemos mantener el pulso para gestionar los rebrotes. Sin perder la calma y sin bajar la guardia. Es verdad que, cuanto más transparentes son las instituciones sobre los datos, más problemas se crean, porque el aumento de los test provoca también un aumento de los contagios contabilizados, lo que puede llevar incluso a que otros países te pongan cuarentenas o restrinjan la movilidad. Pero así evitas que el Covid se convierta en un problema sanitario mayor. Eso está ocurriendo en Euskadi y en otras partes de España.

- ¿Cómo valora medidas adoptadas en Euskadi como restringir los horarios de ocio nocturno?

- Era una absoluta necesidad. Los rebrotes tienen dos orígenes importantes: las reuniones familiares y el ocio nocturno. Entiendo que, después de tantas semanas de confinamiento, las personas y en especial los jóvenes pueden tener muchas ganas de compartir su espacio y su ocio, pero tenemos que ser muy prudentes. Debemos hacer un gran esfuerzo para reducir nuestra ambición social por un tiempo para poder ganar la batalla al Covid. Eso exige de esfuerzos ahora. Es una inversión hoy para poder tener más libertad un poco más adelante, por lo que pediría responsabilidad y paciencia.

- ¿Nos habíamos olvidado demasiado pronto de que el Covid seguía entre nosotros?

- Ha habido un deseo de volver a lo que somos, porque somos seres sociales, y más en este país. Nos gusta el contacto social y el Covid es justo lo opuesto, por lo que entiendo que es difícil, pero no podemos bajar la guardia: por cada rendijita que abrimos, se nos cuela el Covid.

- Entramos en agosto, mes vacacional por excelencia, y su Ministerio afronta un nuevo problema: las restricciones que países como Reino Unido, Alemania o Bélgica han puesto al turismo con España. El último, Eslovenia. ¿Podrá reconducir esos conflictos?

- Nosotros respetamos las decisiones que otros países toman con medidas que entienden que son necesarias para protegerse, pero estamos haciendo un gran esfuerzo para comunicar los datos epidemiológicos desagregados por comunidades autónomas. Porque si uno suma las cifras de toda España puede parecer que han aumentado mucho, pero al desagregarlas por autonomías se ve que los rebrotes están muy concentrados. Hay muchos territorios en España, por ejemplo las islas Baleares o Canarias pero también comunidades como Euskadi, que tienen unas tasas por debajo de las de países que están tomando medidas restrictivas de cara a España. Los países terceros deben entender dónde están los rebrotes en España y dirigir las medidas a aquellos territorios donde la incidencia del Covid sea superior a la media europea. De la misma manera que nosotros controlamos qué países aumentan sus cifras de contagios para poder recomendar a nuestros ciudadanos que extremen las precauciones. Los rebrotes no son exclusivos de España y todos vamos a tener que lidiar con ellos.

- ¿La solución pasa por crear corredores para las autonomías menos afectadas por el Covid?

- Hay dos maneras de hacerlo. Algunos países recomiendan a sus ciudadanos que no viajen a territorios muy concretos donde el nivel de prevalencia del Covid es alta. Otros países han decidido mirar a España como un conjunto, sin diferenciar por autonomías, como es el caso de Reino Unido. A estos países les estamos sugiriendo que abran corredores con aquellas partes del territorio español con menor incidencia. Para nosotros, es la mejor opción.

- ¿Esos corredores podrían crear agravios comparativos entre comunidades autónomas si algunas acaban quedando excluidas?

- El Gobierno nunca va a elegir entre unas comunidades u otras si tienen unas tasas epidemiológicas similares. Nosotros siempre vamos a querer que todas las comunidades se puedan beneficiar de esos corredores, pero esa cuestión estaría ya más en manos de los países terceros, que son quienes tendrían que establecer ese corredor turístico. No es algo que competa al Gobierno español.

- Esta semana ha insistido en que España es un lugar seguro para viajar. ¿Está encontrando receptividad en los países que han puesto restricciones?

- Pues la verdad es que sí. El 60% de los casos que España está detectando son asintomáticos, y se descubren porque se están haciendo cada vez más test PCR. Eso indica que nos estamos tomando en serio el ejercicio de mantener a raya los rebrotes. También hemos aumentado la capacidad de nuestros hospitales y hemos tomado medidas de distanciamiento social, por lo que me resulta fácil explicar que España es un lugar seguro para los españoles y para los turistas. Puede haber rebrotes, pero también los hay en Alemania, Bélgica o Luxemburgo.

- ¿La economía española no se puede permitir renunciar a la llegada de turistas este verano?

- El turismo es una actividad tremendamente importante para el empleo y para el crecimiento económico, porque representa entre el 12 y el 14% del PIB, y nuestra obligación debe ser proteger la salud de los ciudadanos y asegurarnos de que, en los lugares donde la salud no está en cuestión, el turismo pueda seguir funcionando.

- ¿Fernando Simón se equivocó cuando dijo que a España le podría beneficiar que no vinieran turistas británicos o belgas?

- Fernando Simón dio la opinión de un epidemiólogo que lidia a diario con la gestión de la pandemia y, aunque quizá el juego de palabras que utilizó no fue el más afortunado, quiso expresar que, cuantos menos movimientos de personas se produzcan, se puede controlar mejor la pandemia. Eso es verdad, pero no habló de la otra mitad, que es que en España hay muchos territorios donde el Covid está controlado y debemos preservar la actividad económica. Su versión sanitaria es comprensible, pero hay que aunarle la seguridad de que la economía siga funcionando. Ambas son compatibles.

- ¿Usted tiene que mostrarse más diplomática en sus afirmaciones?

- No es que procure ser diplomática, intento ser justa y comedida en lo que digo. Una de las cosas que más me preocupa es que el Covid nos ha quitado la confianza. Nos hemos convertido en ciudadanos mucho más miedosos, tenemos miedo al Covid. Y si lo que queremos es volver a generar confianza, tenemos que ser medidos en nuestras expresiones.

- ¿Cómo se puede superar ese miedo o freno psicológico que siente mucha gente?

- El remedio último contra la desconfianza se llama vacuna, pero ya sabemos que eso va a tardar. Entre tanto, tenemos que ir construyendo resiliencia y capacidades para identificar, aislar y tratar el Covid. Con eso nos hemos asegurado poder convivir con un cierto grado de confianza en este periodo transitorio hasta que haya una vacuna. Pero otra parte es psicológica y también hay que aprender a convivir con ella.

- Este jueves se conoció que el Gobierno central creó un comité científico ficticio para proteger al ministro de Sanidad, Salvador Illa, y al propio Fernando Simón. ¿Este tipo de noticias van en detrimento de esa confianza que quiere generar su Ejecutivo?

- A mí me sorprende mucho esta discusión sobre el comité de expertos, porque claro que ha habido expertos que han aconsejado al Gobierno tanto formal como informalmente. Nos enfrentábamos a una situación desconocida y hemos querido escuchar las voces de todos los expertos posibles a todos los niveles, pero sobre todo el sanitario. Lo que ocurre es que hubo una carrera para cazar quién era un experto que estuviera aconsejando al Gobierno, con intenciones más o menos espurias. Entonces también es normal que el Gobierno proteja a quien le ha estado aconsejando. Si fuéramos un país maduro, aceptaríamos que el Ejecutivo tiene una serie de personas que le han aconsejado y no construiríamos toda una leyenda negra alrededor de eso. Porque, de hecho, así ha ocurrido.

- ¿Quién ha alimentado esa leyenda negra de la que habla?

- Está bien pedirle al Gobierno que genere confianza, pero no solamente el Gobierno es responsable de ello. Todos los actores políticos y sociales tienen que estar ahí para generar confianza y a mí me parece que, durante esta pandemia, había momentos en los que parecía que de lo que se trataba era de disparar contra el Gobierno, que algo caería. Eso no me parece muy responsable cuando tocaba apretar filas. No detrás del Gobierno, sino para responder al Covid. Y no se ha hecho.

- Otro tema que estuvo sobre la mesa en la última semana fue la posibilidad de que Francia cerrara fronteras con Cataluña o incluso con Euskadi. ¿Le preocuparon ese tipo de advertencias?

- Explicamos a Francia cuáles eran las medidas que el Gobierno catalán había adoptado para controlar la pandemia y generar la confianza de nuestros vecinos, que así lo entendieron y no se avanzó en una medida de ese tipo.

- ¿Estas diferencias entre países empañan el acuerdo alcanzado en la Unión Europea sobre los fondos para la reconstrucción?

- Yo no lo veo así. El fondo de reconstrucción ha sido un gigantesco ejercicio de solidaridad y responsabilidad europea, un compromiso de inversión común de todos los países europeos para proteger a los ciudadanos y a las empresas. Y eso no se ve empañado por que los países tengamos que ir respondiendo a los rebrotes que van surgiendo.

- ¿Qué parte del éxito de ese acuerdo le corresponde al Gobierno de Pedro Sánchez?

- El Gobierno de España fue uno de los primeros que pidió que se hiciese este gran ejercicio de inversión colectivo. Pedro Sánchez lanzó desde el inicio la idea de un Plan Marshall, supimos ver pronto el impacto que esta pandemia iba a tener sobre la economía europea y pusimos sobre la mesa la necesidad de una acción colectiva de los estados miembros. Incluso propusimos la iniciativa de un gran fondo mancomunado sobre la base del presupuesto comunitario, lo que marcó un camino. Tenemos que estar orgullosos como país de haber estado del lado de quienes hacían propuestas constructivas. España ha sido un tejedor de ese consenso final.

- Sánchez apela ahora a repetir esa imagen de acuerdo en el Congreso. ¿En la política estatal este tipo de pactos son más difíciles?

- Es paradójico que 27 estados miembros, con gobiernos de todos los colores, puedan ponerse de acuerdo y en España nos cueste tanto alcanzar consensos. Deberíamos reflexionar. Sería absolutamente irresponsable que, después de pelearnos tanto para conseguir un fondo de recuperación europeo, en España no fuéramos capaces de acompañarlo de unos Presupuestos transformadores. Son la prioridad ahora y no caben titubeos. Quien titubee se estará retratando ante los ciudadanos.

- El lehendakari Urkullu finalmente asistió a la Conferencia de Presidentes del viernes tras pactar el objetivo de déficit de Euskadi con Sánchez. ¿Cómo valora su presencia?

- Esa conferencia estaba destinada a debatir sobre el plan de transformación de nuestro país que se financiará con los fondos europeos. ¿Se podía Euskadi permitir la política de la silla vacía? No, y ni los ciudadanos ni las empresas vascas hubieran entendido que el lehendakari se ausentara. Porque además es el presidente de una de las comunidades que más tiene que decir en esto de la transformación económica.

- ¿Por qué?

- Euskadi parte con cierta ventaja con respecto a otras comunidades autónomas porque aquí hay un gran tejido de pequeña y mediana empresa que es más adaptable y capaz de navegar en estos momentos de confusión y de caída brutal de las economías. El otro día estuve visitando una planta de Bergara que, en tres meses, ha sido capaz de montar un proceso de producción de mascarillas, fabricando incluso la máquina que las confecciona. Es un ejemplo increíble del dinamismo empresarial que hay en el País Vasco. ¡Cuánto tiene Euskadi que compartir con el resto de comunidades autónomas!

- ¿Ve a la economía vasca bien situada ante esta crisis?

- La industria vasca está bien posicionada para utilizar esta tragedia como una palanca para la transformación económica. Esta semana también he conocido de cerca proyectos como Fabrika, impulsado por Adegi: en vez de sentarse a esperar a ver cómo cambia el mundo, actúan para preparar la cultura empresarial del futuro y generar confianza. Nos da una idea de ese laboratorio que es Gipuzkoa para impulsar una transformación económica.