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Filipo y Puxika posan con Asier, su aita Josu, y el ajolote 'Yep'. Iñigo Arizmendi
Algaraklown

Las sonrisas, la mejor medicina

La asociación de payasos de hospital recogerá mañana el premio del Voluntariado de Gipuzkoa por su labor animando a los pacientes más pequeños

Miércoles, 4 de diciembre 2024, 06:49

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Se conocen el ala de pediatría del Hospital Donostia a la perfección, aunque no visten una bata blanca convencional. Llevan ropa vistosa y una nariz roja bien redonda. Los payasos de la asociación Algaraklown, Filipo y Puxika, tienen la receta perfecta para sacar sonrisas y animar a los niños que están ingresados y necesitan cuidados médicos. Su labor desinteresada obtendrá mañana el Premio Voluntariado de Gipuzkoa, el reconocimiento que entrega la Diputación Foral de Gipuzkoa cada año. Aunque para estos clowns el mayor galardón es «ver las sonrisas en la cara de los chavales».

Antes de visitar a los pequeños, Filipo y Puxika hablan con los médicos de cada planta para saber qué pacientes les esperan y su diagnóstico, ya que «es muy importante saber el estado en el que están para poder adaptarnos». Dicho y hecho. «¡Vamos a jugar!», exclaman Filipo y Puxika mientras se asoman al interior de una de las habitaciones. Al otro lado está Asier, que baja emocionado de la cama de un brinco. El pequeño se aferra a su ajolote de peluche 'Yep', que ha estado a su lado durante su estancia en el hospital. Filipo saca una armónica del bolsillo: «¡Soy Filipo! ¡Y yo Puxika!», cantan al ritmo de la música. Después es el turno de Asier, que sigue la melodía y se presenta. No puede faltar la introducción de 'Yep', claro. Mientras, su aita Josu graba el divertido momento. «¡Ánimo campeón, a seguir bien!», se despiden los clowns antes de continuar su recorrido.

Planta por planta, la presencia de los clowns hace sonreír a todos los curiosos que tratan de descubrir quiénes son los encargados de animar el ala de pediatría. Lo hacen cada lunes, y ya son amigos incluso de los médicos, que coinciden en que «es muy bonito ver cómo la actitud de los niños cambia cuando les visitan». Después de recorrer la gran mayoría de las habitaciones del Edificio Materno Infantil, Filipo y Puxika se despiden, y una vez se quitan la nariz salen a la luz Peio Arnaez y Anduriña Zurutuza.

Su labor tiene momentos «increíbles» como esos en los que «nos encontramos a un niño sin energía, apagado... y conseguimos que se le ilumine la cara». Otra cosa que no pasa desapercibida es la ilusión y el agradecimiento que muestran los padres. «A veces se emocionan porque es la primera vez en mucho tiempo que ven sonreír a sus hijos». La risoterapia funciona, y «está comprobado», añade Peio. Las sonrisas y la diversión hacen más amena la estancia de los pequeños y sirve para «hacerles olvidar, aunque sea por unos minutos, que están en el hospital», y todo sin la necesidad de recetar medicamentos.

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