Un técnico toma una muestra en la depuradora de Loiola. lobo altuna

El fin de la tercera ola se nota también en las aguas residuales de Gipuzkoa

Los últimos muestreos en las depuradoras de Loiola y Atelerreka constatan la menor presencia genética del virus en el agua de los últimos tres meses

Amaia Chico

San Sebastián

Jueves, 11 de marzo 2021, 06:34

La última medición realizada en las depuradoras de Loiola y de Atelerreka, en Hondarribia, apunta a que la tercera ola de la pandemia que ha ... golpeado con fuerza Gipuzkoa tras las Navidades efectivamente está bajando. Las aguas residuales se han convertido en otro semáforo Covid que alerta en rojo del avance del virus entre la población e identifica en verde su retroceso. Un sistema de alerta «temprana» en el que comenzó a trabajarse el pasado agosto y que durante todos estos meses ha marcado la tendencia del virus entre la población, y que URA confía en que se consolide como método para advertir con antelación la llegada de más oleadas o de otras posibles pandemias para que «asista» en este caso al Departamento de Salud a la hora de tomar decisiones.

Publicidad

Los análisis semanales que se han realizado en este tiempo han confirmado en cada prueba la presencia de «restos genómicos del virus SARS-CoV-2» en las aguas con excreciones humanas que entran en las depuradoras para ser tratadas. Desde el pasado 4 de agosto, todas las pruebas realizadas en la instalación de Loiola han dado positivo, pero los picos de contagios se han reflejado en el promedio de «unidades genómicas del virus por litro» detectadas. Aquel primer análisis positivo, con un nivel de 4,88 unidades genómicas, supuso «un aumento significativo» del virus. Entonces Gipuzkoa se adentraba en el primer pico de una segunda ola con muchos dientes de sierra que alcanzó su cénit a principios de noviembre.

La presencia de restos del virus en el agua así lo fue marcando. A finales de agosto eran 6,3 las unidades genómicas detectadas. En septiembre volvieron a bajar hasta 4,09 para después iniciar un recorrido ascendente conforme el virus volvía a ganar terreno en la sociedad. Desde entonces, los análisis, salvo en la primera semana de diciembre, han detectado más de 7 unidades genómicas del virus por litro. Una situación con ligeras alzas y bajas en las aguas residuales, que solo el pasado 23 de febrero, cuando los técnicos tomaron la última muestra, empieza a dar síntomas de retroceso del virus. «Disminución significativa» interpreta URA, subrayado en color verde, tras constatar una disminución de un punto, de 7,5 a 6,5 en las unidades genómicas del virus, en una semana. Esa reducción, tras un mes con «aumentos» o situaciones «estables» revela el cambio de tendencia, en principio, para las próximas fechas.

Rastro en dos días

El proyecto Urbeha, el nombre con el que URA rebautizó este estudio coordinado con el Ministerio para la Transición Ecológica al que añadió más puntos de análisis, ha evidenciado «la persistencia de restos de material genético» del virus en las aguas residuales. Las personas infectadas, explican desde el organismo público, «excretan SARS CoV-2» tanto si tienen síntomas como si no una vez pasados dos días desde la infección. Pero las pruebas diagnósticas, normalmente, tardan algo más de tiempo en realizarse y conocer los resultados, con lo que las aguas residuales son la primera fuente de detección de positivos.

Publicidad

El estudio persigue crear un sistema de alerta temprana epidemiológica para detectar nuevas olas u otras posibles epidemias

urbeha

Además de la depuradora de Loiola, perteneciente a Aguas del Añarbe, los análisis se están haciendo en Atelerreka, en Hondarribia, dependiente de Aguas de Txingudi y en seis puntos de la red de saneamiento de Bilbao Metropolitano. En la otra planta guipuzcoana, también el último muestreo del 23 de febrero refleja «una disminución significativa» de la presencia del SARS-CoV-2, con 6,5 unidades genómicas por litro frente a las 7,7 detectadas solo una semana antes. En esta instalación, el pico se alcanzó en noviembre, con hasta un 8,3 de copias genómicas/litro del virus detectadas, antes de retroceder un poco en diciembre y volver a valores por encima de las 7 unidades en enero y febrero.

Las mediciones, más de un centenar en estos meses, se practican una vez por semana tanto en la entrada (influente) de la depuradora de Loiola y Atelerreka como en el flujo de salida (efluente) de la primera. Y los datos que se van obteniendo, siempre que la lluvia no altere los resultados como ha ocurrido alguna semana, se comparten con el estudio VATar Covid 19 que se desarrolla a nivel estatal. Los resultados de URA, Añarbe, Txingudi y el Consorcio de Bilbao Bizkaia se trasladan a la base de datos compartida entre todas las comunidades, que participan en este gran estudio de «vigilancia microbiológica en aguas residuales y aguas de baño como indicador epidemiológico para un sistema de alerta temprana para la detección precoz del SARS-CoV-2».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad