Adiós a aquellas colas de hasta 21 kilómetros en Semana Santa

Los ciudadanos tienen a priori claro que esta 'no Semana Santa' no se puede salir de Euskadi en coche. Que la movilidad por ocio entre comunidades está prohibida. Pero moverse dentro del País Vasco es posible salvo en los municipios que están cerrados de forma perimetral por encontrarse con una incidencia por encima de los 400 casos por cada 100.000 habitantes. De ahí que uno de los focos del Gobierno Vasco se centre en evitar aglomeraciones en zonas de acceso a playas o montes. Que lejanas parecen quedar aquellas imágenes de antaño de retenciones kilométricas que llegaban hasta los 21 kilómetros en puntos de la red viaria guipuzcoana durante las operaciones salida y retorno de Semana Santa.

Hace justo un año la Ertzaintza y las policías locales establecieron controles específicos para evitar que los ciudadanos intentaran desplazarse de localidad para disfrutar de las vacaciones de Semana Santa. Al igual que hicieron durante el puente de marzo y a lo largo de todos los fines de semana, las fuerzas de seguridad montaron controles en carreteras y estaciones de transporte colectivo para impedir los desplazamientos a segundas residencias, tanto dentro como fuera de Euskadi. Esto evitó que se produjeron las habituales retenciones kilómetricas en la muga con Francia y puntos de masiva afluencia de vehículos en las carreteras guipuzcoanas. caso de la N-1, la A-15 o la AP-8, especialmente en el peaje de Zarautz.

Según informó posteriormente la Diputación, en comparación con los datos recogidos en 2019, el tráfico de vehículos ligeros descendió en un 85% en su peor momento. Significativa, también, aunque algo menor, fue la incidencia en los camiones cuyo tráfico descendió en un 60% en el caso de los Pesados 1 (3,5 T- 12 T) y en un 42% en lo que respecta a Pesados 2 (+ de 12 toneladas).

El Lunes de Pascua de 2019 fue un alivio para el conductor guipuzcoano. Que la Semana Santa desembocara en una última jornada festiva contribuyó a que mientras las carreteras de buena parte del Estado se colapsaran -sobre todo las que se dirigían hacia la capital española-, las vías del territorio apenas registraron una circulación ligeramente superior a la habitual. Solo los turistas que se montaron en sus vehículos y abandonaron el territorio hacia sus ciudades de origen alteraron hasta cierto punto la rutina de unas carreteras que dieron continuidad a lo que fue una Semana Santa «tranquila».

Apenas se registraron unos minutos de colas hacia última hora de la mañana en las proximidades del peaje de Irun en dirección a Bilbao. En el mismo punto se registraron hasta dos kilómetros de colas el sábado, en la que fue la única incidencia reseñable en un fin de semana tranquilo en las principales vías rápidas del territorio. Desde el miércoles, cuando Bidegi dio inicio a la operación salida reforzando con más personal los peajes de Irun y Zarautz, solo se registraron dos momentos complicados de colapso en los puestos, ambos en la zona posterior a los puestos de la ciudad fronteriza, en la muga de Biriatou. El miércoles por la tarde se alcanzaron los 9 kilómetros de retenciones, mientras que el jueves por la mañana la marca alcanzó los 10. En ambos casos, a consecuencia de la salida masiva de vehículos hacia Las Landas, y los controles de seguridad dispuestos por el gobierno francés en la frontera.

Peor fue la situación en la Semana Santa de 2018, también a principios de abril. Si los días festivos fueron los turismos los que se movilizaron en masa en dirección Francia para pasar unos días de asueto, el martes fueron los camioneros, por razones laborales en cambio, quienes se echaron a la autopista y colapsaron la vía en sentido Francia. El atasco alcanzó los 19 kilómetros en la autopista. La fila de vehículos en la AP-8, a través del Segundo Cinturón llegó a la altura de Donostia. El año pasado fueron 21 kilómetros de atasco.