Más de 70.000 hogares vascos admiten sufrir pobreza energética
Una de cada doce familias, que suman más de 160.000 personas, tienen dificultades para pagar sus facturas mientras el frío arrecia y la electricidad toca máximos históricos
Euskadi ha comenzado 2021 congelada, con temperaturas bajo cero y con decenas de miles de ciudadanos pensándose mucho si encender la calefacción o darse una ducha caliente. Es la cruda realidad de más de 70.000 familias que padecen pobreza energética, aquella situación que sufren los hogares que no pueden permitirse satisfacer sus necesidades energéticas básicas (agua caliente, una temperatura adecuada, capacidad para cocinar holgadamente...) o se ven obligados a destinar una parte excesiva de sus ingresos a hacer frente a este tipo de gasto.
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En Euskadi declaran tener recursos insuficientes para pagar las facturas de luz y gas o las bombonas de butano o propano un total de 72.666 familias, el 8% del total, según el estudio más reciente, la Encuesta de Familias y Hogares Vascos elaborada por el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco. El análisis se refiere a 2019, antes de la irrupción de la pandemia del Covid-19, por lo que es previsible que las cifras de afectados sean ahora mayores como consecuencia de la crisis económica y el desempleo que el coronavirus ha traído consigo.
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Esas una de cada doce familias vascas suman un total de 161.576 personas, el 7,4% de la población. Este porcentaje es menor porque el problema se da en mayor medida en hogares donde vive una sola persona y con recursos limitados. Viudas, divorciados o personas en riesgo de exclusión social forman parte de este colectivo.
Así, uno de cada tres hogares en aprietos para hacer frente al invierno (26.341, el 36%) son unipersonales. A continuación se sitúan las familias compuestas por unos progenitores y prole dependiente (15.816, el 21%), y las monoparentales con hijos a cargo (11.365, el 15%).
Obviamente, el alcance de la penuria no es igual para todos ellos. Para el 60% de los que admiten dificultades (43.570), el problema es grave o muy grave, en tanto que un 30% (22.028) le atribuyen 'bastante importancia' y solo un 9,7% (7.069) 'poca o muy poca'. La gravedad de la situación se observa también con el hecho de que para 8.628 familias (el 11,8%) el consumo de energía constituye su principal problema económico, o cuando se comprueba que en una escala de 1 a 10 en importania, los hogares que sufren pobreza energética confieren a esta carencia una nota de 7,75.
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8,5% de los ingresos
Sufrir pobreza energética no significa únicamente no poder pagar las facturas. También engloba a quienes pueden afrontar ese gasto pero con serias dificultades que les obligan a renunciar a otros. En su Estudio de la Pobreza Energética en Gipuzkoa 2017, elaborado por el Departamento de Medio Ambiente de la Diputación, se estimaba que en una situación equilibrada, la factura energética debería suponer a lo sumo el 8,5% de los ingresos familiares y en torno al 3%-3,5% del gasto total vinculado al hogar.
Aquel año, el gasto medio en Gipuzkoa fue de 1.293 euros por unidad familiar y año. Desglosado, este consumo fue de 732,7 euros en electricidad, y 559,3 euros en gas natural u otros combustibles. Unas cifras ligeramente superiores a las medias vasca (1.125 euros) y española (1.097).
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Unas cantidades que previsiblemente serán mayores este año, ya que 2021 ha comenzado con un récord histórico en el precio de la electricidad alcanzado ayer: 94,99 euros por megavatio hora (MWh), en plena ola de frío.
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