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Jueves, 16 de marzo 2017, 06:34
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Antes de atender a DV, acaba de ver a tres pacientes que operó hace doce días de la columna. «Están fenomenal, pueden hacer vida normal». Una recuperación en tiempo récord que sigue sorprendiendo, cuando estas intervenciones normalmente se hacen de forma «abierta, mucho más agresivas», lo que supone un ingreso de al menos 4-5 días, mayor riesgo de infecciones, de que la herida se abra y una vuelta a la rutina que puede demorarse meses. «Abro un 10% de las columnas que opero al año, el 90% las puedo solucionar con cirugía endoscópica. La clave es que consigues respetar la musculatura de los pacientes, que es la única estructura sana que queda en mayores. No cortar musculatura permite una recuperación tan rápida», explica el traumatólogo Alberto Marqués, con consulta en Policlínica Gipuzkoa.
Habitualmente trata hernias discales y estenosis de canal. La primera más habitual en jóvenes, la segunda en personas más mayores, cuando ese conducto circular por el que pasan los nervios se va estrechando, porque debido a la edad se forma más hueso o el ligamento se engrosa. De tal forma que un canal de dos centímetros se reduce hasta el punto de que prácticamente desaparece. Y en esas condiciones ni se puede estar de pie ni caminar. «Antes de que se produzca un daño neurológico permanente es recomendable abrir ese canal para que no queden secuelas para siempre».
No obstante, por la historia natural de la enfermedad, los traumatólogos saben que el 40% de los pacientes con estenosis va a acabar en cirugía, y que en el 60% de los casos el cuerpo es capaz de compensar esa estrechez y se adapta bien. «Como al principio no sabemos hacia donde va a evolucionar el paciente, le solemos tratar (fármacos, infiltraciones, bloqueos...). El que tras varios meses permanece con dolor y cuyo cuerpo no se adapta, es candidato a cirugía». Pero en el 60% de los casos se logra la adaptación, por lo que no hace falta pasar por el quirófano. «Aunque de ese 60%, al cabo de cuatro años la mitad pasan a la situación de los quirúrgicos», matiza el traumatólogo, que ha llegado a operar a un hombre de 95 años.
La cirugía endoscópica consiste en realizar una incisión muy pequeñita, por la que se introduce una cámara que magnifica todas las estructuras. Mediante unas pinzas, mientras mira a una pantalla, el traumatólogo va retirando todo ese tejido que ha crecido alrededor de los nervios y la médula. Se trata de una cirugía que aúna dos campos que suponen compartimentos estancos: hay que saber hacer cirugía artroscópica por un lado y también saber de cirugía de columna. «Cuando hacemos la especialización en la carrera, el que hace cirugía artroscópica no hace nada de cirugía de columna, y los que aprenden esta última suelen hacerla abierta, operando mirándose las manos en vez de una pantalla». Por ello hay que formarse en los dos campos y Marqués es una excepción en el País Vasco y Navarra. Aunque está seguro de que en el futuro esta técnica aplicada a la columna se generalizará, por los beneficios que reporta al paciente.
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