Urra: «Es insultante decir a determinadas personas que el tiempo lo cura todo»
«He tenido contacto con psicópatas de delitos contra la infancia y no sienten el más mínimo dolor ni arrepentimiento»
Ana Vozmediano
Jueves, 25 de agosto 2016, 06:36
Entrevistar al psicólogo navarro Javier Urra lleva aparejado saber que gran parte de las preguntas saldrán de su boca. La primera de todas ellas, en ... un espléndido día de verano y con la playa y el mar a pocos metros, es qué hacen 56 personas en un Curso de Verano de la UPV hablando de dolor y de sufrimiento. Él tiene la respuesta. «Hay una cosa que tenemos clara todos los humanos: en algún momento vamos o morir y vamos a ver morir a personas a las que queremos. Y eso nos condiciona toda la vida».
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- Lo primero que pretende es diferenciar el dolor y el sufrimiento como dos vivencias distintas.
- El dolor es algo físico. Puede ser agudo, puede ser crónico hasta el punto de que llegue a apoderarse de ti. Nace entonces la desesperanza, la incapacidad para pensar en otra cosa. Hace un rato, en este mismo curso, un hombre en silla de ruedas preguntaba si merece la pena vivir con el dolor que él siente. '¿Por qué vives tú?', le he preguntado. 'Porque hay días en los que duele menos'. Una mujer pasó ayer 45 minutos dentro de su coche porque se le bloqueó y quedó cerrado con ella dentro. Pensó que se moría y al final la liberó una vecina... Fueron momentos de angustia y dolor en los que pensó que se moría. También es verdad que hay personas más quejicosas, más sensibles, más hipocondríacas, como hay otras más resilientes que sufren y después plantan cara a la vida.
- Le toca el momento de describir lo que usted califica como sufrimiento.
- Un abuelo pierde ahora mismo a su nieto en La Concha y vive la angustia de no encontrarlo hasta que pasa un buen rato. El niño aparece y no le ha pasado nada, pero para ese hombre, el recuerdo de que perdió al crío en la playa le genera un sufrimiento que solo él comprende. Si el dolor tiene mucho de físico, el sufrimiento lo tiene de biográfico. Es curioso, pero el caso es que vivimos el presente y el futuro marcados por algo que nos dijeron en la infancia, una frase que se nos quedó dentro y que condiciona nuestras vidas. Esos 'no vas a llegar a nada' u 'ojalá no te hubiera parido' tienen su efecto muchas veces. O la sensación de que los padres no han querido a todos los hijos igual. Puede ser verdad, hay que asimilar que la vida es injusta. También se sufre por el dolor ajeno, el Holocausto es un ejemplo, o por estos niños a los que la Yijad convence para que se autoinmolen para matar a otros niños. Eso es el ser humano. Y hay gente que sufre por tonterías, porque cumple años, por ejemplo. Siempre digo que no hay que sentir ese dolor que es innecesario como un suspenso o que te rallen el coche.
- Si somos capaces de padecer nuestro dolor y sufrir por el ajeno... ¿Cómo se justifican crímenes horrendos?
- Existe la alesitinia, la incapacidad para expresar emociones y sentimientos que es peligrosa para el individuo. Pero también hay personas que no sienten nada ante el dolor ajeno. Debido a mi trabajo he entrado en contacto con muchos psicópatas que habían hecho daño, mucho daño, a niños y adolescentes. Un caso, aquel hombre tan deportista de Santander que resultó ser un agresor sexual. Cuando salió de la cárcel se trasladó a Madrid y durante varios días, secuestraba durante unas horas a niñas pequeñas y las violaba. Una de ellas, de origen chino, no ha vuelto a recuperar el habla. ¿Crees que él siente la más mínima culpa o arrepentimiento cuando lo sabe? Ninguno. Indiferencia y poco más.
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- ¿El suicidio es el culmen del sufrimiento y del dolor?
- Los jóvenes entre los 18 y los 24 años mueren más a causa de suicidios que de cáncer, de accidentes de tráfico o de infartos. La causa es la desesperanza, llega un momento en el que todo se ha fundido en negro, no hay futuro y a esa edad en la que no hay mucha reflexión, se pasa enseguida a la acción. No puede ser. Tenemos que educar a los niños y a los jóvenes para que le pidan a la vida lo que esta les puede dar. No más. Te puede dejar la novia, echarte del trabajo, diagnosticarte leucemia... Eso no es motivo. La vida es injusta, el mundo lo es. Esta noche ceno con Javier Sádaba y Luis Arbea un buen besugo, como nos gusta hacer cada año. ¿Se repetirá ese encuentro el año que viene? No lo sabemos, pero no nos queda otra que aprovechar mientras podamos.
- El caso es que debemos adaptarnos a lo que nos llegue y, además, dicen que el tiempo todo lo cura ¿verdad?
- No. Una cosa es la psicología positiva y otra es Disney. Es injusto y a veces hasta insultante decir a una madre a la que se le ha suicidado su hijo que el tiempo lo cura todo. Nunca se le irá ese desgarro que siente, lo único que tiene que hacer es convivir con ese dolor y ese sufrimiento, quedarse con el recuerdo y saber que lo que le ocurre se debe a que siente amor a fondo perdido.
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- Imagino que hay duelos que nunca se cierran, como puede ser ese caso. O me viene a la memoria el de la madre de los dos niños a los que mató José Bretón, el padre.
- Son casos escalofriantes, tremendos. Ella podrá sobrevivir y tratar de no convertirlo todo en odio, pero con un sufrimiento indeleble. Hay otra cosa a tener en cuenta y es que es posible que ni ella ni la sociedad le permitan sonreír. Yo le diría con todo el respeto del mundo que se lo permita. ¿Quiere cambiar la habitación? ¡Que lo haga! ¿Prefiere no hacerlo? ¡Que no lo haga!
- ¿Lo importante es el respeto?
- Es importante escuchar a esa persona que sufre, que siente ese dolor inmenso. Porque la soledad es muy mala compañera en estos casos y si ponerse en el lugar del otro es muy difícil, uno sí puede colocarse a su lado para estar junto a él.
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- Sabemos desde siempre que vamos a morir y que también veremos fallecer a quienes queremos y, sin embargo, no podemos cerrar el duelo.
- Las cosas no siempre son iguales. No es lo mismo perder a tu madre o a tu pareja en un tsunami que por el disparo de un terrorista. La idea de que un ser humano ha decidido matar a ese ser querido, quitarle la vida, resulta aún más lacerante. Entra, además, el componente del perdón, si lo concedes por ti o por la persona que resultó asesinada.
- Insiste en que la vida es injusta y se pregunta cómo puede ser que hay gente que nace con un sufrimiento que va a tener que soportar toda la vida.
- Sí, parece increíble que un ser tan inocente como un recién nacido pueda estar condenado a sufrir. A veces no cabe en la cabeza.
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- ¿Y si cuando crece decide acabar con esa vida tan dolorosa?
- Soy partidario de la muerte digna y contrario a cualquier ensañamiento terapéutico. Siempre con medidas muy pautadas, muy continuadas. La película 'Mar Adentro' es una demostración de ello. Pero no todo el mundo desea lo mismo. Hace poco, en el hospital de tetrapléjicos de Toledo, dos jóvenes se rozaban las yemas de los dedos. 'Están enamorados', me dijo el director.
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