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Responsables del proyecto muestran el biomodelo de columna vertebral que han conseguido.
La ingeniería de la salud

La ingeniería de la salud

Estudiantes de Mondragon Unibertsitatea desarrollan e imprimen el biomodelo personalizado de una columna vertebral a tamaño real

KEPA OLIDEN

Lunes, 14 de diciembre 2015, 07:17

Una columna vertebral humana fabricada por una sofisticada impresora 3D es un ejemplo de la convergencia de dos áreas de conocimiento que van de la mano: ingeniería y medicina. «La ingeniería biomédica tiene ante sí un creciente futuro con el auxilio de las últimas tecnologías en impresión en 3 dimensiones. Pero no es solo eso, ya que tiene otros campos como biomagnetismo, biomateriales, diseño, biomecánica... señaló Eneko Sáenz de Argandoña, profesor de Ingeniería Biomédica.

La enseñanza de esta disciplina es una de las materias de estudio en las aulas gracias a Mondragon Unibertsitatea, donde desde hace tres años se imparte un grado en esta especialidad.

Los casi cuarenta alumnos que cursan el segundo curso son los autores de la parte más laboriosa en el proceso de modelar la columna vertebral o cualquier otra parte de la anatomía humana: la segmentación constituye el paradigma de la confluencia entre la ingeniería y la medicina. Estos estudiantes, explicó el profesor Done Ugarte, «aprenden las asignaturas propias de ingeniería junto con materias como anatomía, fisiología, química, biología... Y lo hacen en euskera, castellano e inglés».

Esos conocimientos les capacitan para transformar la información de una Tomografía Axial Computerizada (TAC) de rayos X en una estructura tridimensional virtual para luego ser fabricada con impresoras 3D.

Estos estudiantes de segundo curso han desarrollado un biomodelo de columna vertebral y la firma elgoibarresa Pixel Sistemas se ha encargado de imprimirlo «en un proceso ininterrumpido que ha durado 48 horas», en palabras de Amadeo Corrius, director-gerente de Pixel.

Una impresora 3D profesional del fabricante Stratasys ha modelado a tamaño real una réplica exacta de la espina dorsal de un voluntario anónimo. Y lo ha hecho combinando simultáneamente dos materiales de distintas propiedades mecánicas, como el hueso, que es rígido, y los discos intervertebrales, que son flexibles. Para ello ha empleado a modo de 'tinta' un «fotopolímero líquido que se va solidificando con luz ultravioleta», explicaó técnico comercial Itziar Goikoetxea.

Expertos

Algunos médicos, como el doctor Pedro Martínez Seijas, cirujano oral y maxilofacial en el Hospital Universitario Donostia, máster en Ingeniería Biomédica y colaborador con el grado de Ingeniería de la universidad de Mondragon, utilizan desde casi una década planificaciones virtuales y modelos del paciente como herramientas en el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello como en deformidades dentofaciales. Asímismo, el doctor Martínez Seijas colabora en un tratamiento multidisciplinar con otros médicos del hospital Donostia, con neurocirujanos y traumatologos.

«Los estudiantes del grado, incentivados por Eneko, Done y el resto de profesorado, me trasladaron sus conocimientos, y juntos de forma multidisciplinar desarrollamos soluciones teóricas para casos prácticos clínicos» explicó el cirujano .

Con el mismo objetivo, el traumatólogo Mikel Sánchez, recurre habitualmente al empleo de biomodelos personalizados impresos en 3D, pero la ingeniería que requiere el proceso de segmentación «corre a cargo de sus hijos», apuntó Amadeo Corrius.

El recurso a estos biomodelos personalizados impresos en tres dimensiones constituye una tecnología «aún poco difundida» reconoció el director-gerente de Pixel Sistemas. El convenio de colaboración que han suscrito con Mondragon Unibertsitatea acerca a los alumnos una impresora de gran calidad, lo que permite una mejor formación que permita una situación mejor para el acceso laboral.

A su juicio, el coste de la inversión en un equipo de estas características «representa un ahorro a la larga, porque los biomodelos en 3D en ocasiones permiten ahorrarse la cirugía para aplicar otros tratamientos que reducen el postoperatorio y el tiempo de hospitalización».

El futuro que se abre en este campo es difícil de imaginar. Según Corrius, en los Estados Unidos estarían desarrollando una tecnología de impresión en 3D que emplea tejidos vivos. Entre tanto, la tecnología de las impresoras 3D y fabricación aditiva (que en vez de eliminar, añade material) en manos de los ingenieros biomédicos permite hoy por hoy reconstruir una réplicas de partes de cuerpo. O fabricar el biomodelo de un feto para ver si el bebe padece malformaciones u otros problemas no perceptibles a simple vista.

En el campo de la ingeniería biomédica los biomodelos son una punta del iceberg de la misma, pues es una ciencia multidisciplinar con una gran variedad de conocimientos.

El profesor Eneko Sáenz de Argandoña conoce de primera mano la creciente demanda que tienen los profesionales que forman en la facultad de Arrasate. Algunos de ellos son requeridos por empresas del sector para que «compatibilicen los estudios con un empleos a media jornada en firmas vinculadas a la biotecnología que brotan en nuestro entorno».

La primera promoción de ingenieros biomédicos de Mondragon Unibertsitatea se graduará en 2017. En la actualidad, una media de 40 estudiantes cursan primero, segundo y tercero de carrera.

Todos ellos son, según Sáenz de Argandoña, estudiantes «muy motivados» que se esfuerzan por adquirir unas competencias profesionales cada vez más solicitadas. Tal y como aseguraba este docente, «este perfil profesional va a ser cada vez más demando a medida que ingeniería y medicina trabajen en equipo, se creen nuevas empresas biotecnológicas y cada vez más compañías existentes incorporen nuevos negocios orientados al sector de la salud».

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