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Alfredo Torrescalles pretende que su documental genere «debate y reflexión».

«Quiero hablar de personas que viven en condiciones que les llevan a la barbarie»

El director donostiarra Alfredo Torrescalles viajará a finales de mes a República Centroafricana para abordar el conflicto que allí se vive a través de sus protagonistas

DANI SORIAZU

Miércoles, 12 de noviembre 2014, 09:32

Imagine un país que posee explotaciones petrolíferas, una importante industria maderera y que cuenta con minas de diamantes, oro y coltán. Ahora deje de imaginar. Ese país existe y, a pesar de atesorar tanta riqueza, se trata del segundo más pobre del mundo. Hablamos de la República Centroafricana (RCA). Del tamaño de Francia y ubicado en el corazón del continente que acompaña a su nombre, este país sufre, de forma invisible para el resto del mundo, la crudeza de un conflicto entre guerrillas que, si bien tiene un importante componente religioso, es alimentado por las ansias de poder.

La posibilidad de contar lo que está ocurriendo en la RCA sedujo al director de cine donostiarra Alfredo Torrescalles. Por ello, a finales de este mes de noviembre, partirá hacia este país para empezar a rodar la película documental 'Los párpados cerrados de Centroáfrica', donde se abordará el conflicto que se sufre allí a través de los testimonios de todos los sectores sociales del país.

«Más que un documental sobre un conflicto es un documental sobre el ser humano en el contexto de un Estado fallido. No vamos a hablar de buenos ni malos, sino de seres humanos que viven en unas condiciones que les hacen llegar a veces a la barbarie», explica Torrescalles. Las historias de esas personas serán las que construyan el relato.

El obispo Aguirre

La idea de llevar este proyecto a cabo surgió después de que Alfredo conociera el trabajo y el papel que el misionero español Juan José Aguirre desempeña en este país desde hace 34 años. «Este hombre vive en la región este de la RCA, una de las zonas más estables y prósperas. Además, es obispo y su diócesis abarca una extensión como la de Andalucía. Allí se ha convertido en un actor social respetado y querido por todos: desde los más pobres hasta las más altas autoridades», señala Alfredo. Como gran conocedor del país, sus gentes y el conflicto, Aguirre será el personaje principal, la mirada y la voz que acompañarán al espectador en el desarrollo narrativo de este documental.

El proyecto comenzó a gestarse a finales de 2012, aunque los sucesivos conflictos en el país han retrasado la posibilidad de entrar en él para abordar el rodaje del documental.

«Allí voy yo solo con mi orquesta: mi cámara y el resto del equipo técnico de grabación. No obstante tendré un 'fixer', una persona local que hace la labor de guía, que es conocedor de la realidad del país y que me ayudará en la zona», relata Alfredo. Pese a contar con la colaboración de otros profesionales, asume en solitario la práctica totalidad de las fases de producción de esta cinta.

Sin duda alguna no son tiempos fáciles para sacar adelante una película documental. Menos aún si se trata de una obra 'de autor' como ésta. «La posibilidad de ir allí ha surgido hace poco por lo que no ha habido mucho tiempo para pedir subvenciones o ayudas. Lo estamos sacando muy a pulso, con nuestros propios recursos y equipos. Y allí cuento con la ayuda de la fundación Bangassou que me proporcionará sostén logístico en el país», apunta.

El apartado económico del presupuesto se sostiene gracias a algunas aportaciones de entidades que han apoyado la producción. También hay abierta una web de crowdfunding en la que cualquiera puede colaborar aportando dinero de manera altruista. Es lo que se conoce como el mecenazgo del siglo XXI.

No obstante, y pese a la adversidad, este donostiarra está convencido de que su obra se podrá llevar a cabo y de que verá la luz sin ningún problema. «La distribución no irá por la vías convencionales, como la venta a televisiones o festivales. Pero sí por circuitos profesionales como foros de debate sobre temas de derechos humanos, de paz, de antropología, africanos... Este proyecto es tan atractivo que está despertando muchísimo interés», asegura.

En cualquier caso, matiza, «no es una película con una ambición de ser bonita, sino de que genere debate y reflexión. Para que fuera algo bello tendríamos que ir un equipo de cinco personas, llevar una serie de instrumentos que una persona sola no puede y en unas condiciones de rodaje nada fáciles».

No sólo una lucha de religión

Desde hace muchos años, la República Centroafricana ha vivido en una permanente inestabilidad en todos los ámbitos. La situación se recrudeció a comienzos de 2013. En aquel entonces, la milicia islamista Seleka («alianza» en sangó, idioma oficial del país) inició una sanguinaria ofensiva en el país, derrocando en el mes de marzo de ese año al presidente del Gobierno y matando incontables civiles, quemando pueblos y saqueando viviendas.

Estos abusos provocaron la aparición de la milicia Anti-balaka (anti-machete en sangó), formada por cristianos y animistas que se han encargado de efectuar ataques contra comunidades musulmanas. Fuerzas militares francesas y de la ONU se encargan en la actualidad de intentar mantener la paz en este país. «¿Cuál es el papel real de la religión y de las creencias en esta guerra de odios? ¿En qué medida la fe está siendo utilizada y moldeada por algunos para agitar lo peor de cada persona y favorecer así unos intereses?», se pregunta Torrescalles. Cuestiones a las que intentará dar respuesta en su película documental.

«Se busca huir de los clichés, de lo políticamente correcto, de las declaraciones grandilocuentes y de las verdades disfrazadas por los intereses políticos y económicos. Se buscan los hechos y la denuncia, por supuesto, pero sobre todo una explicación personal y sincera e individual de todos los actores», concluye.

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