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Banco de alimentos de Cáritas en Andoain

Cáritas atendió el año pasado en Gipuzkoa a 29.306 personas, casi el doble que cuando comenzó la crisis

La cifra tiende a la estabilización«dentro de la precariedad. Son muchas familias»

Ane Urdangarin

Miércoles, 18 de junio 2014, 11:49

Cáritas atendió el año pasado en Gipuzkoa a 29.306 personas, frente a los 16.000 beneficiarios del año 2007, cuando arrancó la crisis. Si bien en 2013 continuó la tendencia al alza de años anteriores (en 2012, por ejemplo, se atendió a 29.081 personas), los responsables de la oenegé de la Iglesia reconocieron que el incremento «no ha sido significativo y prácticamente estamos en la misma cifra». En este sentido, señalaron que la cifra de atendidos tiende a la estabilización «dentro de la precariedad. Sigue siendo un número elevado de familias».

El año pasado, Cáritas colaboró con 2,8 millones de euros en ayudas económicas. «En 2013 hay prácticamente el mismo número de personas atendidas respecto al 2012, pero el gasto se ha incrementad en más de 500.000 euros. La lectura que hacemos es que a las familias les cuesta salir de esta situación, los ahorros se van gastando y el colchón familiar debilitando», han señalado en la presentación del informe, en el que participaron el director de Cáritas Gipuzkoa, José Ramón Aramendi, el delegado diocesano, Xabier Andonegi, el secretario general de Cáritas, José Emilio Lafuente, y la adminsitradora, Kontxi Elespe.

«Personas que nunca pensaban que recibirían ayudas»

Aramendi ha descrito el perfil de usuario que más ha incrementado como el de familias autóctonas, una pareja con hijos, en la que ambos pierden el trabajo y que tras salir adelante gracias a las ayudas familiares y ante la cronificación de la situación, en un momento se ven incapaces de hacer frente a gastos corrientes, como pueden ser pagar las facturas eléctricas, los gastos de comunidad o la excursión escolar del hijo. «Personas que nunca pensaban que recibirían ayuda de Cáritas». El director de la oenegé también advirtió de que hay guipuzcoanos que viven forma realmente austera y que «por vergüenza» no acuden a solicitar ayuda, por lo que han puesto en marcha una comisión para detectar estos casos y articular mecanismos para ayudarles.

Los responsables de la oenegé, que cuenta con un millar de voluntarios en el territorio, han advertido de que el sistema de protección social «carece de mecanismos adecuados para responder a las necesidades fundamentales que se dan actualmente: vivienda, formación y empleo».

Entre los problemas que han observado, en concreto, se han referido a la «insuficiente» oferta formativa en clave de inserción sociolaboral, «lo que dificulta el trabajo en proceso». También han hablado de la «alta competitividad» a la hora de acceder a estos cursos: mucha demanda, pocos cursos. Por ello, han solicitado «políticas activas de empleo y para la formación», así como el desarrollo de espacios prelaborales para personas de difícil empleabildiad. También ha reclamado dar una respuesta al problema de la vivienda.

También han alertado de algunos riesgos, como el hecho de que las familias «empiezan a verse desbordadas». El alargamiento de esta situación de crisis «está haciendo que el colchón familiar se vaya consumiendo. Han sido las familias quienes han hecho un gran esfuerzo en contención que ha sostenido la cohesión social». También han constatado que la situación social derivada de la recesión está repercutiendo a «nivel psicológico y emocional como consecuencia de la situación socioeconómica y de precariedad (angustias, ansiedades, depresiones, etc.)». Hacen falta, han dicho, «espacios donde hablar, contar la situación que están viviendo, etc.»

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