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JOSEBA FIESTRAS
Jueves, 14 de junio 2018, 11:21
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¿Se puede hacer una gala de 'Supervivientes' sin broncas? Pues sí. Paradójicamente la penúltima entrega del concurso fue un espectáculo blanco, lleno de emotivas sorpresas y buenas intenciones. La nostalgia fue la gran protagonista de la primera parte. Tanto quejarse de la isla y, cuando toca marcharse, surge la melancolía y la tristeza. Jorge Javier Vázquez comenzó el programa mostrando las imágenes de la despedida de los cuatro últimos aventureros de su hogar caribeño. Sofía Suescun, Logan Sampedro, Sergio Carvajal y Raquel Mosquera dejaban su destierro con pena y, aún así, las rencillas continuaban, aunque bastante maquilladas en los últimos minutos. Y es que los 'náufragos' han dejado de serlo, pero aún no se sabe quién es el ganador por lo que la competitividad sigue vigente.
En su afán de estrujar al máximo la fábrica de hacer millones (de espectadores), Telecinco ha estirado la final como si fuera un chicle, partiéndola en dos. De modo que ayer redujeron el cuarteto finalista a trío, y ahora son tres los aspirantes a llevarse la 'plata'. El 'plomo' se lo ha llevado la competencia, que ha tenido que renunciar a su parrilla habitual viendo la que se avecinaba.
Sofía y Logan brillaron por su ausencia, reservándose para la verdadera final. Los 'ganchos' en esta ocasión fueron Sergio y Raquel Mosquera, que llegaron a la entrada de Mediaset en helicóptero y se congelaron esperando pacientemente que el presentador les dijera cuál de los dos era el eliminado. Nunca el suspense ha sido tan frío. Entre temblores, más por el fresco que por la incertidumbre, recibieron la noticia de que el expulsado era el 'influencer'. «Me siento muy orgulloso de haber llegado hasta aquí, pero es duro, muy duro», acertó a decir el chaval a verse apeado del carro. Todas la penas se le pasaron cuando se encontró por sorpresa con su novia y luego se vio jaleado en el plató. Es un poco intenso este chico, todo hay que decirlo.
Otro de los alicientes de la velada era ver el encuentro de Jorge Javier con el Maestro Joao. Su cachondeo y la absoluta complicidad entre ambos se materializó en vivo, cuando las bromas se hicieron carne. «Al principio tenía miedo al rechazo, a la burla, a la humillación –explicaba el adivino de sus primeros pasos por el formato-, hasta que decidí ser yo mismo y disfrutar de la experiencia». Al conductor del show le gustó la reflexión. «Es una decisión arriesgada, pero hay que apostar por ser como uno es y mostrarse así, sin complejos», aconsejaba felicitando al vidente, que protagonizó uno de los momentos más emotivos de la gala al encontrarse en las gradas con su madre, que a sus noventa años decidió acudir a arroparlo en su gran noche.
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