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La voz  contra el ciberacoso

La voz contra el ciberacoso

Olimpia tenía 18 años cuando su novio colgó en la redes un vídeo sexual suyo. Aquello la hundió hasta el borde del suicidio, pero encontró fuerzas y hoy lidera la lucha contra la violencia digital en México

IRMA CUESTA

Martes, 1 de octubre 2019, 00:25

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Olimpia Coral Melo Cruz tenía 18 años cuando al chaval que entonces creía el amor de su vida se le ocurrió la brillante idea de grabar un vídeo sexual con ella como protagonista. Días después, Olivia se enteró de que aquellas imágenes que supuestamente se filmaron para quedar en la intimidad de la pareja habían empezado a extenderse por obra y gracia del WhatsApp. «La gente comenzó a hablar de mí y a especular con quién me acostaba, y mi novio, con el que llevaba seis años saliendo, me dejó sola. Incluso un periódico local publicó mi historia: 'La historia de una chica que tenía futuro y está quemada en las redes sociales', titularon». Olimpia, que a partir de aquel momento comenzó a recibir invitaciones de hombres que le pedían que se acostara con ellos, jamás imaginó que lo que se suponía un inofensivo juego de enamorados la dejaría a las puertas del infierno. «Me empezaron a llamar 'la gordibuena de Huauchinango', mi pueblo, y después, cuando el escándalo se hizo más grande, 'la gordibuena de Puebla', la región de México en la que vivo. Estuve ocho meses sin poder salir de casa. En tres ocasiones traté de quitarme la vida hasta que comprendí que era la víctima de un tipo de violencia que no podía identificar».

Años después, esta valiente mexicana ha logrado que la ley de delitos contra la intimidad sexual, conocida como 'Ley Olimpia', se haya aprobado en once de los 31 estados de México y que estos días se debata en el consejo del Gobierno de la capital.

«Sentí que mi vida había terminado. Era muy joven y no sabía a quién acudir, cómo denunciar. Y para colmo, todo había ocurrido en el ámbito digital, así que parecía que nada había pasado. ¿Cómo me iba a defender si yo misma había grabado el vídeo?», explica la joven, que va camino de convertirse en una heroína popular en un país en el que el 63% de las mujeres mayores de 15 años han sufrido algún tipo de violencia cibernética.

«No eres una delincuente»

Olimpia asegura que nunca habría podido recuperarse si su madre, una mujer de una comunidad indígena que nunca terminó la educación secundaria y que no sabe ni leer ni escribir, no la hubiera apoyado incondicionalmente. «Mi madre no usaba internet, no sabía del vídeo y yo pensé que iba a tardar en descubrirlo. Hasta que un domingo en el que estaba reunida toda mi familia en la casa, mi hermano, de 14 años, llegó de la calle y mostró su teléfono en medio de todos. 'Ese vídeo de mi hermana existe y es Olimpia', dijo. Entonces, mi mamá se puso a llorar. Luego, mirándome a los ojos, me dijo: 'Todas cogemos. Tu prima coge, tu hermana coge y yo también. La diferencia es que a ti te ven coger. Eso no te hace una mala persona o una delincuente'». Fue ella quien la protegió durante los meses siguientes y quien le dio la fuerza que necesitó para encabezar una lucha que pretende despertar las conciencias y dar voz a las víctimas del ciberacoso.

Olimpia ha contado también que el día que recobró la dignidad que le habían arrebatado y comenzó a entender que ella no tenía la culpa de lo que le había pasado, pidió que la llevaran a la comisaría de Policía a poner una denuncia. «Intentando acceder a la justicia empezó mi segundo viacrucis. El oficial encargado de atenderme me pidió ver el vídeo. Y empezó a reírse. 'No estabas ni borracha ni drogada ni te violaron. De acuerdo al Código Penal no hay delito', me dijo. Aquella noche me dormí pensando: ¿cómo que no hay delito? Al día siguiente empecé a contactar con otras chicas que habían sido exhibidas en internet».

Por si aquello no fuera suficiente, meses más tarde tuvo que enfrentarse a los responsables políticos de Puebla, una ciudad de la zona centro-este mexicana, al sudeste de Ciudad de México. Era marzo de 2014 y Olimpia acababa de cumplir 19 años, pero para entonces ya sabía lo que debía hacer. «Les dije que yo era la 'gordibuena de Huauchinango', que aquel era mi vídeo sexual y que había más víctimas de este tipo de violencia. Demostré con capturas de pantalla que algunos de los que estaban allí habían compartido y dado 'like' a mi vídeo en redes sociales. 'Ustedes son los delincuentes, no yo', les dije».

Aunque tuvo que esperar hasta 2018 para que se aprobara la primera reforma de delitos contra la intimidad sexual en el Código Penal mexicana y aún queda mucho camino por recorrer hasta que todo el país se conciencie del problema, Olimpia sigue firme. Ya no tiene dudas.

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