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Filosofía vital.La rapera, que lidera la campaña #WeSingle de Sephora, defiende la soledad. «Es una gran maestra», dice.
Mala Rodríguez: «Yo me caigo superbien»

Mala Rodríguez: «Yo me caigo superbien»

Recién galardonada con el Premio de las Músicas Actuales, Mala Rodríguez confiesa: «Me ha sorprendido que me quieran tanto»

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Sábado, 19 de octubre 2019, 01:24

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Llámame Mala», solicita Ana María Rodríguez Garrido al comienzo de la entrevista. Porque no solo es su nombre artístico, es su seña de identidad desde niña... «Hay qué ver qué mala es esta chiquilla», repetía su tía Sario al verla tan traviesa. Se quedó con ese sambenito. Pero hoy resulta que Mala es muy buena, en lo suyo. A sus 40 años y con 20 de trayectoria artística, la rapera acaba de recibir el Premio Nacional de las Músicas Actuales. «Está siendo como un chute de cariño. No paro de recibir mensajes diciéndome cosas lindas. Me ha sorprendido que me quieran tanto», confiesa.

El premio le pilla inmersa en otro proyecto que coincide con su filosofía de vida: una campaña de la firma de cosmética Sephora denominada #WeSingle donde se reivindica la soltería. El proyecto culminará el 11 de noviembre, Día Mundial del Soltero, con un concierto en la sala Joy Slava de Madrid en el que Mala actuará junto a Lola Índigo. La presión para tener pareja «todavía se respira», sostiene esta rapera. «Pero esto hay que cambiarlo», sentencia.

Mala no está soltera. Tiene pareja desde hace cinco años. Pero es madre de tres hijos y a dos los ha criado en solitario. «Yo he estado sola muuuucho tiempo -recalca orgullosa-. Y he sido madre 'single'. No es que tenga un coraje especial. Simplemente, soy una persona que no pierde el tiempo en esperar a que las cosas ocurran. Soy proactiva; si yo quiero algo, pues cojo y lo hago. Y si sale mal, busco por otro camino. Hay que fluir, hay que ser como el agua... ¿No lo decía Bruce Lee?», pregunta entre risas.

«No pierdo el tiempo en esperar a que las cosas ocurran. Si quiero algo, lo hago»

Nacida en Jerez de la Frontera y criada en un barrio de Sevilla, Mala Rodríguez siempre se ha considerado «de pueblo». Por sus venas corre sangre gitana y paya, y se siente flamenca hasta la médula. Pero también tiene un tío colombiano y ha crecido escuchando ballenato. Debutó en 2000 con 'Lujo Ibérico'. Y en su disco 'Gitanas' incluía un estribillo que en ella, feminista militante, es todo un manifiesto: «¿Quién me va a defender? Yo». Ha realizado cameos en varias series, temas para bandas sonoras de películas como 'Lucía y el sexo' y, mucho antes de que Rosalía rompiera moldes, Mala ya tenía dos Grammys latinos. Hoy su famosa polémica con la actual reina del trap acerca de la identidad gitana (Mala la acusaba de estar interpretando un papel) parece saldada. «Rosalía me ha pedido que cante con ella», adelanta.

Sin límites para soñar

«He tenido mucha suerte, porque la vida me ha dado muchas lecciones», dice Mala. Afirma que la soledad «es una gran maestra». Y, con el mismo desparpajo, remata: «A mí me encanta estar conmigo misma, yo me caigo superbién». Aficionada a leer libros de Historia, la cantante de hip-hop recuerda que, a sus 17 años, su mejor amiga le reprochaba: «Tía, te pasas el día en la calle, con los raperos, haciendo rimas, parecéis una secta». Y ella le respondía: «Prefiero estar ahí que en una discoteca».

Mala opina que a las niñas de hoy les hacen falta más referentes en los que inspirarse. Ella tiene uno clarísimo: su madre. «Me tuvo de muy jovencita y me educó muy bien, sin ponerme límites para soñar. Siempre ha creído en mí, me ha hecho sentir que, con esfuerzo, todo es posible. Y ha sido un ejemplo perfecto de mujer trabajadora. Me ha enseñado a hacer las cosas con corazón, con arte y con la cabeza bien alta».

Activa defensora de los derechos de la mujer, Mala evita sumergirse en otras profundidades políticas. Pero admite que le cuesta entender que la gente se pelee por los colores de una bandera. «Es muy fuerte. Yo es que no lo pillo, no lo pillo...», repite contrariada. «En esta vida -proclama- hay que ser positivo a saco y agradecido al máximo». Su primera tarea al despertar, según detalla, es dar las gracias por seguir viva y decirse a sí misma: «Otro día más, qué bien, vamos a hacer cosas lindas y a estar aquí dándolo todo».

Asegura que los premios nunca se le subirán a la cabeza, «porque para mí la vida es un suspiro. En dos días estamos todos bajo tierra. Por eso hay que ser respetuosos, tolerantes. Hay que ser buenos. Y esto lo digo yo, que soy Mala», bromea entre carcajadas. Confiesa además que sigue siendo traviesa y juguetona... «A mí me encanta reírme. De verdad -recalca-, al final no hay nada tan grave».

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