Lapaca: Expertos en chocolates y desayunos
Lapaca es su obrador, pastelería, bocadillería, bombonería, chocolatería o lo que quiera, porque es una especie de fábrica de Willy Wonka
Las cosas suceden como en el tapete del billar cuando unas bolas chocan contra otras y de repente una noche estás a punto de acostarte ... y el amigo Gonzalo Miró, que es más majo que las pesetas, llama para preguntar si puedo dar una charla en Huesca. ¿Porqué no? Dicho y hecho. Llega el día y allí me planto repeinado con mi Eli del brazo y me veo en un escenario con Boris Izaguirre y el mejor pastelero a este lado del Misisipi, pues llevo años queriendo conocer a Raúl Bernal, el patrón del local que hoy nos reúne en esta hoja parroquial del zampe. Lapaca es su obrador, pastelería, bocadillería, bombonería, chocolatería o lo que le salga del moño, porque es una especie de fábrica de Willy Wonka. Pocos locales pueden presumir de amaestrar a su clientela y en Lapaca levantan la persiana y todo dios aguarda zombi para entregarse al desayuno o al almuerzo de media mañana.
Localizados en un barrio moderno en las afueras de la monumental Huesca, detrás de la jefatura de la Policía Nacional, podrán imaginarse el trapicheo de bollos y palmeras que tendrán en comisaría. Da gusto ver a todo pichichi ilusionado, sonriendo frente a las mesas o el gran mostrador sobre el que colocan toda la mandanga recién hecha y horneada: cruasanes de almendra bañados en almíbar de limón o rellenos de crema mascarpone, glaseados con café y cacao, palmeras «bollo» de chocolate, «xuxos» de otra galaxia rellenos de crema pastelera o locuras hojaldradas y rellenas como el «sant roll» praliné con avellanas, el «abelico lotus» con crema de chocolate caramelizado o un artefacto que llaman «suizo», relleno de crema y pepitas de chocolate, tan hojaldrado y delicadísimo que parece esculpido por el genovés Francesco Queirolo. De no creer.
Lapaca
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Ubicación Alcalde Emilio Miravé 14, Huesca
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Teléfono 974 352 959
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Redes sociales @bylapaca
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¿Con quién? Con amigos / En pareja / En familia
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Ambiente Modernito
Lapaca tiene en su cruasán y en su pan de chocolate, «pain au chocolat» o napolitana, la prueba irrefutable de que lo que hacen es de otro mundo. Vale la pena madrugar para sentarse ante sus piezas aún calientes y desmembrarlas cuidadosamente, soltando sus capas delicadamente para sentir el crujir de sus hojas grasas en la boca hasta llegar a ese corazón esponjoso y alveolado con su chocolate fundente. Morirán de gusto, ¡mátame camión!
Conocen la alquimia que convierte ingredientes básicos como harina, azúcar, vainilla o frutos secos en oro puro. Y con esa piedra filosofal ponen sobre las mesas no solo altísima pastelería, sino otras maravillas como bocatas de pastrami, cocas hojaldradas de jamón con pesto y mozzarella, tostadas, huevos benedictinos con lacón o salmón ahumado y holandesa o un «cubano» planchado con crema de quesos, pepinillos, salami y jamón asado. En estos tiempos lilas en los que el azúcar está demonizado, nada me hace más ilusión que darle cancha y dedicarle esta crónica a Raúl Bernal y a su chica Silvia, que atiende aquello con brillo, pues soy de una generación que hacía cola el domingo en la pastelería de mi pueblo para llevar a casa bandejas gigantescas de pasteles empaquetados en papel con su lazo: tocino de cielo, relámpago blanco, marrón café y moreno de chocolate, milhojas, borracho en su cápsula con su guinda, tartaleta de manzana o rebanada de brazo gitano quemado con yema.Todo mi ánimo para los pasteleros y confiteros, ¡no estáis solos!
Para mojar toda esta locura sirven zumos y refrescos naturales de naranja y mango, pera, mandarina, limón con jengibre, melocotón o piña, además de los clásicos «rebuscados» de todas las cafeterías molonas que se precien y que dejan a la altura del betún el habitual cortado o café con leche con azucarillo en taza gruesa: «chai latte», «matcha latte», «vainilla latte» y demás bebidas. Disfruten, que nos quedan dos telediarios.
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