Felix Manso Ibarla, la cocina del druida

Comenzamos con unos codos de bogavante, que venían acompañadas de las verduritas de su huerta y una salsa agridulce que le venía como anillo al dedo, una curiosa y agradable mezcla de sabores que me cautivaron y me pareció un plato ideal para abrir boca, un inicio espectacula.

Con el buen sabor de boca que me dejó presente el bogavante, me plantaron delante un plato con trufa, ya empecé a salivar antes de probar bocado. Qué maravilla esa crema de huevo con patata de Álava y trufa, saboreé cada cucharada como si fuera la última, disfrutando de esa intensidad de la trufa que iba acompañada perfectamente de la crema.

Tras dejar impoluto el plato, pensé, que siga la fiesta. Llegó el turno de un plato especial y curioso, que incluso diría que fue el que más me gustó de entre tantos manjares. Me gustó por esa mezcla a priori atrevida pero que luego es una delicia, como es el de la vieira con una crema de yuzu que me pareció algo impresionante, delicioso y que casaba a la perfección con la vieira.

Para terminar el apartado salado, un pato azulón que venía acompañado de una salsa teriyaki, clementinas y las verduritas de la huerta, otro plato espectacular, con un más que interesante juego de sabores, un manjar.

El punto final llegó con la tradicional cuajada de oveja latxa con frutos secos, pero al que Felix le aportó su toque con una compota de manzana trufada, algo que intensificaba el sabor del postre, siendo un gran final, para un menú de los que hacen época.

Fue una comida de esas que te dibujan una sonrisa en la cara, en la que te levantas feliz de la mesa. Propuestas culinarias que son fiel reflejo de la inquietud, de la evolución y de la personalidad de Félix Manso, cocina que se encuentra muy bien acompañada en la sala de la mano de Sonia García. Son fieles defensores de nuestra tradición culinaria, de nuestras raíces, de los productos de cercanía y de las recetas de siempre que tanto han alegrado nuestros paladares. Partiendo de ahí, Felix da rienda suelta a su inspiración, creatividad, imaginación y magia culinaria para crear platos que se quedan grabados en la memoria, juegos de sabores que enamoran. Una cocina que engancha.

Yo disfruté con las propuestas de Felix aquel día, pero estoy seguro de que también vosotros disfrutaréis con propuestas de la carta como las kokotxas al pil-pil con papada de cerdo; el taco de bacalao al pil-pil sobre piquillos; el besugo, rape o rodaballo al horno; el tataki o tartar de atún de Balfegó; las alcachofas fritas de temporada; el takatá, un salteado de setas de temporada, que pueden ser las lenguas de vaca, las xixa horis, las trompetas de la muerte, las angulas de monte o las amanitas ponderosas, que viene sobre crema ligera de patata y huevo termal trufado; el tradicional rabo de buey guisado, deshuesado y prensado; la paletilla de cordero asada a 84º durante 14 horas; la chuleta o solomillo de Okelan; o cualquiera de los postres tradicionales como la pantxineta de Rafa Gorrotxategi, la tarta de queso al estilo Zuberoa, tarta de manzana hojaldrada, 'nuestra torrija', helado de queso o el bizcocho fluido de chocolate.

Durante la semana cuentan con un menú, que cambian semanalmente, para el cual utilizan productos de cercanía, de mercado, de temporada, al cual podremos añadir una pequeña selección de picoteo para abrir boca. También nos queda la opción del plato del día, que no es otro que una buena chuleta de sidrería.

Acercaos hasta Irún y sed felices, disfrutad y dejaos seducir por el arte y la magia culinaria de nuestro particular druida culinario Felix y del cuidado y atención de Sonia. On egin!