El gran chef Christopher Coutanceau, concentradoen la cocina de su elegante restaurante, al borde dela playa de la 'Concurrence'. FOTOS GUILLAUME BROCHET
Restaurantes

La Yole de Chris, el bistró marinero de Christopher Coutanceau

Lunes, 11 de abril 2022, 06:07

El chef Coutanceau es un tipo compacto con cara de pocos amigos que destila ese carácter de oficial austroprusiano necesario para abrirse paso en el negocio de la hostelería y de la alta cocina. En Francia no se andan con chiquitas y si a este lado de los pirineos necesitas armamento pesado para destacar con un fogón estrellado, en la Galia hacen falta agallas para defenderse de un poder establecido aún más fiero. En mi formación francesa por algunas casas de postín encontré en las partidas de cocina muchos belgas, ingleses, italianos, luxemburgueses y calaña capaz de arrimarte una sartén incandescente a la mano para sacarte de vista. Estrategias de guerrilla para hacerse con el mando de una partida o acercarse a cualquier precio al supremo jefe de cocina. Sí, conocí algunos desembarcos de Normandía de agárrate que hay curvas y en esos 'sálvese-quien-pueda' encontré siempre aliados rocheleses con el aspecto del colega Christopher.

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Hijo de guisandero, mamó desde su tierna infancia el ambiente de una familia dedicada en cuerpo y alma a currelar en ese inmenso local al borde de la playa de la 'Concurrence', una especie de barco varado con dos proas. Una, orientada al casco histórico de la ciudad y al viejo puerto, surca el agua a toda vela hacia la alta cocina de postín con tres estrellas Michelin. La otra, enfilada hacia la deslumbrante isla de Ré y sus playas, deslumbra por una puesta en escena de bistró contemporáneo en el que los clientes se calzan la servilleta, poniéndose morados de delicias simples que apetece comerse en agradable camaradería. Nicolas Brossard es el señor de las dos salas que mantiene y pule el rigor y la profesionalidad de un equipo joven y entusiasta. Los capitanes de esta casa se formaron en casas como el Luis XV de Mónaco, el Lucas Carton o el Grand Véfour parisinos, Lés Prés d'Eugénie, Château Belmont o el Café de Paris del inolvidable Didier Oudill, así que bebieron agua fresquísima del mismo manantial de la gran cocina burguesa.

La Yole de Chris

  • Dónde En la playa de la 'Concurrence' de la Rochelle

  • Teléfono 00 33 546 41 41 88

  • Web layoledechris.com

  • Con quién Con amigos / En pareja

  • Precios Caracoles en 'persillade' 17 euros. Moluscos de temporada con mantequilla de limón 18 euros. Sopa de pescado de roca 19 euros. Filete tártaro cortado a cuchillo 25 euros. Pluma Ibérica a la brasa 26 euros. Mousse de chocolate negro 'excellence' con café y flor de sal 13 euros

El tasco es elegante, discreto y destila un ambiente náutico contemporáneo. La Yole de Chris toma su nombre de una robusta embarcación estrecha y larga que la convierte en una máquina perfecta para abrirse paso entre las olas y hacerse con el botín de pesca que es la piedra angular de la casa. Con tiempo revuelto el comedor se reduce a unas comodísimas mesas corridas con unas sillas a prueba de culo gordo y abundantes cubiteras integradas que permiten llenarte tú mismo la copa, ¡el pedal está garantizado! Si luce el sol, las terrazas son de ensueño, equipadas a todo trapo y atendidas con esmero para que pescados, mariscos, moluscos y crustáceos luzcan en su más pura expresión, tocados por el oficio del chef Coutanceau.

El truco del almendruco

Nicolas Brossard almacena unos vinos de bandera, así que no se corten y vacíenle la bodega al muchacho

Vinos de lujo

Las raciones son abundantes, generosos los aliños y las salsas impecablemente ejecutadas. La carta está llena de golosinas y de platillos suculentos que apetecen a toda costa. Bandejas tapizadas de hielo y ostras, gambas grises, bígaros, pequeños centollos cocidos y cañaíllas con salsa alioli, mahonesa y rebanadas de pan tostado con mantequilla de limón. Los caracoles son gordos como canicones con mucho ajo y perejil, las vieiras las sirven con puré de patata, la sopa es de pescados de roca, el 'pithiviers' hojaldrado esconde pechugas de pichón y foie gras y el filete tártaro lo cortan a cuchillo. Y el remate final son las brasas en las que recuestan pescados del día, carnes ibéricas de cochino español o filetes de vaca con buena infiltración de grasa, guarnecidos con ensalada verde, patatas fritas, risotto de pasta con setas o puré cremoso de papas. Los postres revientan de chocolate, café, alcohol y frutas y toman forma de profiterol, tarta, pastel borracho o delicada paulova. Si quieren dormir a pierna suelta y terminan chufas, tienen la Villa Grand Voile a dos pasos, un fabuloso hotel pequeño y coqueto muy bien atendido en una hermosa casa solariega de pasado aristocrático.

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