Un emocionado Berasategui recibe el homenaje de los alumnos del Basque Culinary Center

Siempre es de lágrima fácil, pero esta vez la emoción ha sido especial, hasta el punto de que las lágrimas le impedían hablar. Martín Berasategui ha recibido un cálido homenaje del Basque Culinary Center, con la excusa de sus doce estrellas Michelin, «pero lo que me ha tocado muy hondo es ver la ilusión de todos estos chavales que estudian para avanzar en el mundo tan bonito, pero tan duro, de la cocina». Los estudiantes que llenaban el auditorio del BCC han aplaudido con fuerza a Berasategui antes de retratarse todos juntos con el inevitable gesto de «garrote».

El director del Basque Culinary Center, Joxe Mari Aizega, quería que el reencuentro del chef donostiarra con la universidad de la gastronomía fuera «cálido y natural, sin protocolos». «Martín tiene doce estrellas y es un referente para los alumnos: nuestro objetivo era que les contara sus vivencias de primera mano». El cocinero ha sido recibido en el escenario del auditorio por tres profesores del centro que conoce bien: Fernando Bárcena, histórico jefe de cocina de Arzak durante décadas, y Elisabeth Suárez y Ion Múgica, que trabajaron con Berasategui y hoy imparten clases en el BCC. El regalo era una chaquetilla repleta de firmas de profesores y alumnos, que el cocinero se ha enfundado de inmediato entre los aplausos de los asistentes. Es el momento en que han aflorado las lágrimas. «Tenéis la suerte de aprender en un lugar único que muchos hubiésemos deseado de jóvenes, pero no olvidéis que la tecnología nunca sustituirá el factor humano, que sigue siendo el factor fundamental en la cocina... y en la vida».

Los alumnos han podido preguntar directamente al cocinero en una charla en la que ha vuelto a recordar sus orígenes en el Bodegón Alejandro y su forja profesional desde el día en que 'retiró' a su madre y a su tía para tomar las riendas del restaurante con su esposa, Oneka, como coresponsable del éxito.

Berasategui ha animado a los estudiantes «a olvidar el yo y pensar en el nosotros» y a ser generosos en el esfuerzo y con los demás. «Este año cumplo 60 años y 45 como cocinero, pero sigo con las fuerzas de siempre y la ilusión que tenía desde chaval», añade el chef, que ha provocado las risas de los alumnos del BCC al recordar sus anécdotas de mal estudiante, las botellas de vino que regalaba al portero de casa para »interceptar« las cartas del colegio con las malas notas y sus madrugones para ir a aprender pastelería en Francia después de dormir unas horas bajo las escaleras del viejo bodegón.

«Soy un ejemplo de que los sueños de cumplen», ha rematado Berasategui antes de gritar un 'garrote' secundado por todos.