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älex López
Lunes, 14 de enero 2019
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En el corazón de Itziar, a algo más de 20 minutos en coche desde Donostia, con cómodos accesos y aparcamiento propio, Salegi representa la perfecta combinación entre tradición, temporalidad y producto.
Esta semana, Gastroplan nos propone conocer o volver a visitar un restaurante con mucha historia y que no queda nada lejos de la capital guipuzcoana. Itziar es un lugar lleno de encanto al que siempre merece la pena acercarse y que, además, está situado muy cerca de uno de los lugares más bellos de nuestra costa: el Flysch de Zumaia.
Salegi es un restaurante centenario dirigido por la quinta generación de la familia más antigua del País Vasco al frente de un negocio hostelero, los hermanos Maribi y Gotzon Altzibar, y la esposa de éste, Ainhize Manzisidor. En este caso, el relevo está asegurado, pues Tasio, sexta generación, ya ha empezado a trabajar entre los fogones tras graduarse en Basque Culinary Center.
¿Y qué podremos encontrar en Salegi? Pues, en primer lugar, unos profesionales que miman al máximo cada producto. En Salegi, todas las elaboraciones, desde el aperitivo hasta los postres, son caseras. Además, sienten especial predilección por el producto de temporada, por lo que su carta es muy dinámica, atendiendo a los alimentos que se encuentran en su mejor momento: hongos, trufa negra, alcachofa... También proponen una interesante variedad de arroces y bordan verduras, pescados y carnes en la parrilla.
Su cocina, tradicional, ha sabido mantenerse al día, tratando siempre de proporcionar a cada producto el tratamiento adecuado. No son pocos los aitonas que hace años iban a Salegi con sus abuelos y que hoy acuden con sus nietos para tomar una vez más sus clásicos fritos o su famoso suflé. Sin olvidar esas raíces, en Salegi apuestan por productos como la ventresca gigante de atún rojo.
Las instalaciones de Salegi les hace ser un lugar propicio para la celebración de todo tipo de eventos. De hecho, es un referente en lo que a bodas se refiere. Sus cinco comedores, de muy distintos tamaños pero con una capacidad total para más de 800 comensales, son el complemento perfecto a unos jardines ideales en los que también se puede oficiar la ceremonia civil.
Así, unos fogones con mucha historia conviven con un entorno de ensueño en un lugar que está mucho más cerca de lo que habitualmente creemos.
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