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Ane Bergara
Martes, 17 de octubre 2023, 07:50
Las espinacas son una de las verduras más infravaloradas. Puede que su sabor y textura no sean tan atractivos como el de otros alimentos del estilo, pero su valor nutricional es indiscutible. Además de aportar una cantidad considerable de hierro, las espinacas también contienen altos niveles de elementos como calcio, vitaminas de diferentes familias y mucha fibra.
En ese sentido, hay infinidad de modos de comerlas, siendo un ingrediente que se puede utilizar como principal o como acompañante de otros en diferentes elaboraciones. La receta más típica seguramente sea la crema de espinacas, pero es un alimento que encaja bien también combinándolo con pasta y manzana, en unas milhojas de espinacas y salmón o en unos canelones, por enumerar varios ejemplos.
Por lo demás, hay varias medidas que se pueden tomar para poder rebajar su sabor intenso. Varios expertos culinarios recomiendan hervir las hojas de espinaca durante 30 segundos en agua y sal para estabilizar su textura, color y sabor. Para muchos puede que resulte raro este paso, pero garantiza que nuestras recetas no se vean invadidas por el peculiar sabor de las espinacas. Eso sí, no se trata de cocinarlas del todo, sino un poco.
En lo que se refiere a su conservación, la forma más efectiva para que no se estropeen será congelándolas. No obstante, si hay intención de consumirlas al poco de comprarlas, es recomendable utilizar un bote hermético para meterlas en el frigorífico y dejarlas en un lugar oscuro, puesto que es primordial que las hojas estén secas antes de comerlas. Si notamos que tienen un mínimo de humedad y que huelen fuerte, lo mejor será tirarlas a la basura.
Durante generaciones, ha existido la creencia de que las espinacas aportan una increíble fuerza a todas aquellas personas que las consumen regularmente. Y es verdad que estas verduras contienen un gran valor energético, pero no se acerca ni de lejos a la realidad que trasmitían los dibujos animados de Popeye.
El mito del héroe que salvaba a su amada Olivia del malvado Brutus viene por una errata en la publicación de un estudio de finales del siglo XIX. Y es que el científico alemán Erich Von Wolf se equivocó en el momento de colocar una coma en uno de sus datos en dicho estudio, dando a entender que las espinacas aportaban 35 mg por cada 100 g en vez de los 3,5 mg que aporta en realidad.
Este error no se corrigió hasta mediados del siglo XX, lo que propició la creación de los dibujos animados de Popeye, que fueron muy utilizados y promovidos por las autoridades de diferentes países ante el extendido problema de anemia -falta de hierro en nuestro organismo- que había en la época.
Así las cosas, queda claro pues que es imposible conseguir la musculatura de Popeye únicamente comiendo espinacas. Sin embargo, no hay que pasar por alto todos los beneficios de esta verdura porque son muchos y muy variados. No son recomendables para bebés menores de un año, eso sí.
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