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Domingo, 9 de enero 2022
La gastronomía vasca es una de las más prestigiosas del mundo. Sus cocineros han contribuido a colocar en lo más alto una cocina que provoca que Euskadi reciba visitantes de todas partes del mundo para disfrutar de algunos de los mejores restaurantes del globo terráqueo.
La repostería no es ajena esa excelencia y algunos de los postres vascos más típicos son auténticas delicias cargadas de tradición, transmitida de generación en generación. Aquí presentamos algunos de los más populares que trascienden de la propia gastronomía vasca.
Se trata de un postre vasco elaborado con leche cruda de oveja, que se coagula a partir de la acción del cuajo. Es habitual elaborarla en un tarro de barro, denominado Kaiku. Antiguamente se calentaba la leche directamente en ese recipiente y para ello se introducían dentro del kaiku unas piedras que se calentaban al fuego. Si te animas con este postre vasco, aquí tienes la receta de mamia de Martín Berasategi.
El talo es un plato típico vasco que consiste en una tortita de maíz de gran tamaño. Originalmente solía usarse como pan en los caseríos vascos y a lo largo del siglo XX se popularizó. Es típico comerlo con txistorra o con queso, pero también se ha popularizado relleno de chocolate, de modo que resulta ideal para el postre. Se puede colocar chocolate a la taza dentro o también unas cuantas onzas de una tableta que se derriten con el calor del talo recién hecho.
Queso Idiazabal, nueces y membrillo. Uno de los postres vascos por excelencia. El final de cualquier menú sidrería que se precie. El dulce de membrillo se obtiene a partir de la pulpa de membrillo y supone un contrapunto dulce ideal para el queso Idiazabal. Las nueces son habituales también en este postre.
Originarias de Eibar, las tortas de San Blas se han popularizado de tal manera que se pueden encontrar en muchas pastelerías vascas en las primeras fechas de febrero, las más próximas a San Blas (3 de febrero). Se trata de una torta de anís con una pasta bastante dura y recubierta de merengue glaseado con forma de galleta o rosquilla. Se pueden rematar con el nombre del santo escrito en chocolate.
El nombre de Tolosa acompaña a este postre vasco, con lo que huelga decir que son originarias de dicha localidad guipuzcoana. Datan del siglo XII y desde la villa tolosarra, habitual cruce de caminos en la Edad Media, se distribuían hacia diversos puntos de la península. Es un producto de repostería con mantequilla en el caso de los cigarrillos y de una pasta seca con almendras enteras bañadas en una ligera yema de huevo. Son ideales para acompañar al café.
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El origen de este postre es vasco francés, ubicado concretamente en Lapurdi. Es conocido como 'gateâu basque' en el idioma galo, en un principio se llamaba 'etxeko biskotxat' (dulce casero) y se elaboraba con harina de maíz, grasa animal y miel, por lo que era un pastel más bien seco. Por ello, al poco tiempo evolucionó y se comenzó a introducir las frutas que se podían encontrar en los caseríos. A finales del siglo XIX, la receta cambió, ya que comenzó a ser cada vez más frecuente que se rellenasen de crema pastelera. Hoy en día, hay quien le añade chocolate o alguna mermelada, mientras que no son pocos los pasteleros que utilizan para su receta ron, vainilla o almendra molida. Receta de pastel vasco de Martín Berasategui.
La pantxineta está íntimamente ligada a Donostia y, en concreto, a la pastelería Otaegui donde fue creado este postre en 1915. Se trata de un bollo elaborado con una masa de hojaldre con almendras y relleno de una crema pastelera cuya receta es el secreto mejor guardado por la casa. Se recomienda comerlo tibio. Se puede encontrar pantxinetas de todo tipo de tamaños y siempre se recomienda tomar tibio, para que el hojaldre quede más crujiente.. Receta de pantxineta de Casa Otaegui. Es un dulce nacido a comienzos del pasado siglo y con influencia francesa, probablemente debido a que la capital guipuzcoana fue destino vacacional de las clases altas del país vecino, así como de la elite suiza y la realeza española. Por ello, hay incluso quien apunta que estaría inspirado en el franchipán, un relleno para pasteles con crema y almendra como protagonistas.
Su traducción al castellano es 'rico', con lo que eso nos da una idea de que no fallaremos si apostamos por él en una comida. Es un postre tradicional de la cocina alavesa que se presenta en tres capas: una de nata montada, otra de bizcocho y otra de crema pastelera. Uno de los trucos para disfrutarlo es comerlo de abajo hacia arriba para disfrutar de las tres capas en cada bocado. La receta se inventó en la postguerra y adquirió gran fama en los años setenta. Por sus características, se suele preparar de manera individual y se presenta al comensal en pequeñas cazuelas de barro o en boles
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