
Secciones
Servicios
Destacamos
Sábado, 16 de octubre 2021
Presente a diario en nuestras mesas y casas, el pan es un alimento de gran relevancia en nuestra gastronomía, ya sea como acompañamiento o como protagonista en los habituales bocadillos de las meriendas.
Pero el pan es también protagonista de uno de los datos más negativos del desperdicio alimentario, ya que, según un informe de 2019, es uno de los productos sin elaborar que más desechan los hogares, con casi 59 millones de kilos tirados al año.
Para conseguir que el pan se mantenga en buenas condiciones, es decir, que mantenga su textura y frescor durante más tiempo, es importante conservarlo de manera óptima.
Ello se refiere, por un lado, a tenerlo a temperatura ambiente, alejado de cambios bruscos de temperatura, así como de la luz solar. Por otro lado, hay que vigilar el nivel de humedad al que está expuesto, desaconsejando guardarlo tanto en nevera como en bolsas de plástico. Lo más recomendado son las paneras de fibras naturales o madera, seguido de las bolsas de tela y papel.
En cuanto a conservaciones largas, bien es conocido que el pan puede congelarse, aunque lo ideal es hacerlo en rebanadas y pequeñas cantidades y que el envoltorio esté bien sellado. Llegados a este punto, surge una nueva pregunta:
Hay muchas maneras de hacerlo, pero si buscas evitar que se quede como 'chicle' te recomendamos evitar el descongelado a temperatura ambiente y hacerlo en el horno. Una fuente de calor ayudará al efecto 'recién hecho' con una textura crujiente que recordará al pan recién hecho.
Depende del tipo de pan… pero en general: no, no es buena idea meter el pan en la nevera. Aunque parezca que el frío lo conservará mejor, lo que ocurre es casi lo contrario: el pan se endurece antes. La miga se seca y se vuelve gomosa o dura. El almidón del pan, al enfriarse, recristaliza más rápido, lo que acelera el proceso de envejecimiento (lo que los panaderos llaman retrogradación del almidón). No previene el moho, solo lo retrasa un poco. La nevera está fría, pero no lo suficiente como para frenar del todo el moho (como sí hace el congelador).
Si no quieres que el pan termine en la basura, pero tampoco quieres almacenar grandes cantidades en el congelador, debes saber que el pan es un alimento con muchas salidas culinarias.
No en vano, es uno de los productos estrella de la cocina de aprovechamiento.
Si no quieres que el pan termine en la basura, pero tampoco quieres almacenar grandes cantidades en el congelador, debes saber que el pan es un alimento con muchas salidas culinarias.
No en vano, es uno de los productos estrella de la cocina de aprovechamiento.
En este sentido, puedes utilizar pan para preparar desde tostadas en el desayuno, así como picatostes para dar un toque crujiente a tus ensaladas, cremas, purés y sopas, hasta lo más obvio: hacer pan rallado con él.
ambién puede usarse para preparar grandes y clásicas recetas como migas, sopa de ajo y de cebolla, albóndigas y las dulces y deliciosas torrijas.
No todos los tipos de pan se conservan igual. Mientras algunos resisten varios días sin apenas perder textura, otros se endurecen o enmohecen con rapidez si no se almacenan correctamente. Uno de los que mejor aguanta es el pan de masa madre. Gracias a su acidez natural, no solo desarrolla más sabor, sino que también se conserva mejor: puede durar entre tres y cinco días a temperatura ambiente sin resecarse del todo ni llenarse de moho. Lo ideal es guardarlo envuelto en un paño de algodón o en una panera de madera, en un lugar fresco y seco.
Otro buen candidato en términos de conservación es el pan integral. Al ser más denso y tener un mayor contenido en fibra, suele mantenerse tierno durante dos a cuatro días. Eso sí, conviene evitar ambientes húmedos, ya que este tipo de pan puede enmohecer antes si no se almacena bien.
El pan de molde, tanto el industrial como el artesanal, también ofrece buena resistencia al paso del tiempo. En general, puede durar entre cinco y siete días, especialmente si está envasado y contiene conservantes. Eso sí, más que endurecerse, lo que suele ocurrir es que se vuelve gomoso, sobre todo si se guarda mal. El truco para alargar su vida útil es cerrarlo bien después de cada uso y conservarlo en un lugar alejado de la luz directa y la humedad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Así se hace el lechazo deshuesado del restaurante Prada a Tope
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.