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Ane Bergara
Jueves, 6 de marzo 2025, 08:04
Llega el mes de marzo y con él, uno de los vegetales más deseados por muchos: el espárrago triguero. Con la temporada de este rico producto recién iniciada, ya son muchos los mercados y verdulerías en los que podemos adquirirlo. Si eres un amante de estos espárragos verdes, no pierdas el tiempo ya que apenas estarán en su mejor momento durante un par de meses.
Los espárragos verdes o trigueros son un vegetal muy versátil que, en su punto ideal, resultan muy tiernos, carnosos y sabrosos, con un gusto intenso que combina un ligero amargor y dulzor.
Para poder disfrutar al máximo de los espárragos trigueros en casa es fundamental saber cómo cocerlos. Lograr el punto ideal de los espárragos trigueros no es algo fácil si no se conocen ciertas claves a realizar durante su limpieza y cocción.
Antes de arrancar el proceso de limpieza y cocinado, es fundamental elegir bien los espárragos. Para ello, hazte con un manojo de trigueros en los que los espárragos tengan el mismo tamaño, así lograrás que la cocción sea uniforme y, por tanto, exitosa en todas las unidades.
La limpieza de los espárragos verdes es simple, al menos si la comparamos con la de los espárragos blancos. Y es que los trigueros al haber crecido sobre la tierra no están tan sucios y basta con pasarles un agua.
Lo siguiente será desechar la parte no comestible. Para ello, hay que cortar esa parte que no está tierna y que representa aproximadamente ¼ del espárrago, siendo fácilmente identificable por ser de un color entre blanquecino y morado. Para retirar esa parte, nos podemos ayudar de un cuchillo o una tijera, aunque también es posible realizarlo con la mano doblando los espárragos por esa zona.
Una vez separada la parte comestible de aquella que no lo es, podemos tirarla o añadirla a la cocción para enriquecer ese caldo posterior.
Una vez tengamos los espárragos verdes o trigueros limpios, llega el momento de cocerlos. Para ello, tan solo se necesita una olla del tamaño suficiente para que puedan sumergirse por completo los espárragos y dos ingredientes: agua y sal.
Ponemos solamente el agua a hervir y cuando esté en ebullición, agregamos un puñado o dos cucharadas de sal, removiendo para que se disuelva bien. Una vez completada la disolución, se meten los espárragos en la olla y esperamos a que el agua vuelva a hervir para empezar a contar el tiempo de cocción.
El tiempo de cocción será de cuatro minutos, generalmente; aunque depende del grosor. Si son finos con cuatro minutos será suficiente, mientras que si son gruesos se puede alargar el tiempo hasta los seis minutos.
Mientras dure la cocción, hay que preparar un bol con agua fría o hielos en el que introducir los espárragos directamente después de sacarlos de la olla, con ayuda de una pinza y mucho cuidado de no quemarnos. Se trata de cortar la cocción, una acción fundamental para garantizar una textura excelente y un color verde intenso.
Tras dejar reposar cinco minutos los espárragos en frío, ya estarían listos para ser consumidos como más nos guste: como guarnición, en ensalada, en un revuelto… ¡Importante! Se recomienda guardar el agua restante de la cocción para reutilizar en algún otro plato. Ese caldo tiene muchas propiedades y puede enriquecer cualquier receta que vayamos a realizar.
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