El retrato de Torra y Sánchez se cuela en el atril
Existía una indisimulada expectación por ver al presidente Sánchez moverse en el cuadrilátero dialéctico de un debate defendiendo el título de presidente ante los tres ... candidatos que permitió la Junta Electoral, órgano de control (una especie de VAR sobre la cita con las urnas) que frustró los deseos del líder socialista de entrar en el cuerpo a cuerpo con los tres candidatos de la derecha que se hicieron la foto en la plaza de Colón, Vox incluido. Y como no había otro «remedio» -en palabras textuales del presidente- que acudir al debate a cuatro, Sánchez y sus asesores jugaron ayer el primer tiempo del doble debate a cuatro.
Y el presidente estuvo tenso en los primeros compases del combate diálectico. Esquivó los dardos que lanzaron a las primeras de cambio Rivera -que entró a degüello contra él por la gestión que Moncloa hizo sobre el debate de anoche- y Casado. El líder naranja sacó a colación el caso del niño Antonio, de 10 años, ahogado con una hipoteca heredada y abogó por la supresión del Impuesto de Sucesiones. Sánchez no entró en ese jardín y prefirió defender su modelo impositivo por considerarlo «justo e igualitario».
Los aspirantes lanzaron al principio puñetazos al aire, en un debate que favorecía el monólogo sobre la discusión, mientras Sánchez mantuvo una posición defensiva, sin arriesgar, hasta que llegó el apartado de política territorial. Ahí es donde se abrió la caja de Pandora. Rivera, que se empleó a fondo, sacó de su carpeta un retrato enmarcado con la foto de Sánchez y Torra en su reunión de Pedralbes y la colocó encima de su atril -sin que el moderador dijera nada- para preguntar al presidente si iba a indultar a los presos del procés. Casado aprovechó esa vía abierta y cargó también en ese flanco contra el presidente. La pregunta quedó sin respuesta, pese a que los aspirantes conservadores la repitieron hasta la saciedad. A partir de ese momento Sánchez tuvo que fajarse de la presión de sus rivales, que no lograron arrancar una respuesta clara. El presidente, que aludió al centenar de coincidencias del PP con EH Bildu en la Cámara vasca, buscaba exhibir contradicciones del rival, pero los agobios no fueron a más ni corrió un serio peligro hasta que llegó el tramo final.
Sánchez aguantó los contraataques de Rivera y Casado y jugó al más puro 'catenaccio'
El debate no tuvo un ganador claro. Sánchez aguantó los contraataques y jugó al más puro 'catenaccio', con ciertos apuros cuando se abordó el caso catalán, su punto débil. Rivera fue más certero e incisivo que Casado, que en diferentes fases estuvo algo desdibujado, mientras que Iglesias se mostró didáctico y pragmático. Todavía queda otro partido.
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