Borja Sémper: «Le ofrezco mi apoyo a Goia, pero el Ayuntamiento tiene que espabilar»

-¿Satisfecho?

-Sí, muy satisfecho. Sobre todo por lo que he percibido en la calle. La gente recibe positivamente la voluntad de romper los corsés, con una manera diferente de comunicarte y también de hacer política.

-Ha sido el único candidato del PP vasco que ha conseguido frenar la sangría de votos de la formación. ¿En qué lugar le deja a usted este escenario?

-En el que estoy. Aunque a veces pueda parecer lo contrario por mi forma de expresarme, soy un tipo muy humilde y no doy lecciones a nadie. Lo que pasa es que haciendo política reflejo cómo soy. Esto puede a veces funcionar y otras no. Y era un riesgo esta campaña electoral.

-De hecho, hay quienes han catalogado su campaña de poco seria. ¿Qué le diría a todos aquellos que no apostaban por su estrategia?

-Que ha sido una campaña desenfadada, pero muy seria. ¿Dónde está escrito que alguien que se dedica a la política tenga que estar de mal humor o ser una persona agria? Yo les digo a quienes no hayan entendido mi campaña que les respeto, pero a la vista está que, quizás, esta sea la fórmula de la nueva política.

-Ha conseguido incluso superar en casi 1.000 votos a Miren Albistur. ¿Cuál cree que ha sido el acierto?

-Ser muy honestos y muy libres. Éramos conscientes de que era una apuesta arriesgada, pero era la única apuesta que queríamos hacer: la de ir a pecho descubierto, hablando en exclusiva de San Sebastián y sin meternos con nadie. Creo que se ha valorado que haya quienes queramos aportar algo de alegría.

-¿Le ha beneficiado prescindir de las siglas del PP en su campaña?

-Es verdad que el PP no atraviesa su mejor momento y que la sigla hoy no nos empuja, si no que probablemente sea más una mochila cargada de piedras. Lo que sucede es que los partidos políticos quizás tengan a día de hoy un peso exagerado. Y creo que las formaciones no son un fin en sí mismo, si no una herramienta para transformar la realidad. Hoy parece complicado que partidos diferentes lleguen a acuerdos, y yo rechazo esa política. Por eso no quería poner la sigla. No porque me avergüence de ser del PP, si no porque quería transmitir con toda contundencia que, por encima del PP, mi visión de la política es mucho más plural y más amplia.

-¿Pero desvincularse del 'casadismo' le ha reportado más apoyos?

-No lo sé. Yo no milito en una secta, si no en un partido en el que hay matices. Y por eso defiendo que el PP debe de ser un partido que ocupe la centralidad en mayúsculas.

-¿Se ha sentido respaldado en su partido o ha percibido recelos a la hora de plantear una campaña tan personalista?

-Hombre, siempre hay gente que tiene recelos y he recibido alguna crítica. Pero es legítimo. Yo, desde luego, me he sentido absolutamente apoyado por el PP vasco. Singularmente por Alfonso Alonso, que me respaldó en mi decisión de hacer una campaña muy personal y centrada en exclusiva en Donostia.

-¿Le ha llamado Casado para felicitarle por haber mantenido el tipo en San Sebastián? Usted ni siquiera le recibió en campaña.

-No, todavía no. Y no fui a Bilbao porque estaba en campaña en San Sebastián.

-En la noche electoral usted habló de «punto de inflexión». ¿Cree que ha marcado una nueva forma de hacer política?

-No me atrevería a decir tanto. Lo que sí he sido es honesto con lo que soy y con mi forma de ser. Y de eso estoy satisfecho.

-No hay que pasar por alto, sin embargo, que usted también es el presidente del PP de Gipuzkoa. Un territorio que se queda solo son cinco representantes institucionales. ¿Se puede estar contento viendo cómo su partido se convierte en una marca prácticamente residual en Gipuzkoa?

-Estoy contento con los resultados en San Sebastián y creo que es muy meritorio lo que ha hecho Juan Carlos Cano en las Juntas, pero estoy muy desilusionado y triste con los resultados en el conjunto de Gipuzkoa, obviamente. Esto es una reflejo del descenso homogéneo y el mal resultado electoral que ha tenido el PP en toda España. Por eso, lo que esto nos tiene que hacer entender es que todos tenemos que innovar, todos tenemos que adecuarnos a una nueva realidad política y a una nueva forma de hacer política.

-¿Qué explicación le da, entonces, a los malos resultados del PP en el conjunto del País Vasco?

-Pues que el contexto es muy malo para las siglas. Es un momento extraordinariamente complicado y esto nos lleva a una reflexión y a un análisis que vamos a hacer en los próximos días. Yo auguro que en las próximas semanas, vamos a ver un PP con un discurso político en Euskadi reforzado e innovador.

-¿Toca reflexionar y hacer autocrítica?

-Sí, aunque la autocrítica hay que hacerla todos los días. Creo que todavía tenemos que ser capaces de encontrar la tecla para mostrar a la gente la utilidad del voto al PP. No hemos ido capaces, pero hay margen y creo que tenemos un recorrido fantástico a futuro. A Euskadi le va bien un PP centrado y moderado.

-¿Los guiños de Casado a Vox, por lo tanto, les ha pasado factura?

-Bueno, todo el mundo conoce cuál es mi posición con respecto a Vox y con respecto a cualquier posición política que sea radical. Y, evidentemente, a las pruebas me remito. Lo que te hace dejar de ser del PP, te hace perder respaldo.

-Sin embargo, usted ha ganado -en términos comparativos- eludiendo las siglas de su partido. ¿Es coherente?

-He ganado pareciéndome al PP al que yo me afilié, que era el de Gregorio Ordóñez.

-Muy presente, por cierto, a lo largo de toda su campaña.

-Es que Gregorio Ordóñez ya era nueva política cuando nadie hablaba ello. Esa forma de entender la política desenfadada, desacomplejada, sin corsé y valiente. Yo me siento muy honrado de haber emulado cosas que hizo él.

-¿Cuál es, en cualquier caso, la estrategia que debería llevar a cabo su partido para enderezar esta situación?

-Yo creo que el PP vasco tiene que ser más autónomo en el sentido de que la política que tenga el PP en toda España con respecto a Euskadi, la marque en exclusiva el PP vasco. En pocas semanas, tendremos la oportunidad de conocer la reflexión que hace el PP vasco y el discurso que va a hacer, que es el mismo, pero reforzado.

-¿Los resultados en Donostia refuerzan su posición interna en el PP vasco?

-Honestamente, es una variable que no me interesa. No estoy en esa clave. No estoy pensando qué papel voy a poder jugar ahora en el PP vasco. Mi prioridad es San Sebastián.

-¿No se le ha pasado por la cabeza dar un paso al frente para intentar liderar el PP en Euskadi y tratar de cortar la hemorragia electoral que sufre el partido?

-No. Eso está absolutamente descartado y no va a suceder.

-Los malos resultados, sin embargo, debilitan el liderazgo de Alfonso Alonso.

-Yo creo que Alfonso está en una posición magnífica. No creo que haya un presidente para el PP vasco más capaz, intelectual y políticamente más sólido y con una visión de la realidad vasca tan acertada y tan adecuada a su pluralidad como él. Lo que pasa es que estamos pasando un momento muy complicado.

-¿Y usted? ¿Se ha planteado abandonar el Parlamento Vasco para centrarse en su cargo como concejal?

-Todavía ni me lo he planteado. Vamos a esperar unos días a ver qué reflexión hacemos en el PP vasco. Lo que sí sé es que, haga lo que haga, mi prioridad va a ser San Sebastián.

-Así que no descarta dejar su escaño en Vitoria

-Ahora están abiertas todas las posibilidades.

-¿Qué va a cambiar en el consistorio donostiarra con su entrada?

-Pues que entramos con una chispa que yo creo que en estos momentos no existe en el Ayuntamiento. Entramos con una ambición y con una voluntad de hacer las cosas de una manera diferente, y de remover la política municipal. Con voluntad y vocación de arrimar el hombro. Ayer (por el domingo) se lo dije a Eneko Goia. Le ofrecí mi apoyo, mi respaldo para los temas que son fundamentales para el futuro de San Sebastián. Pero ese apoyo va a estar condicionado a que el Ayuntamiento se mueva y espabile. A que haya una gestión ágil y eficaz. Nos vamos a hacer oír.

-Y de todas las promesas que realizó en campaña, ¿cuál va a priorizar en cuanto pise Ijentea?

-Vivienda para jóvenes y mantenimiento urbano de los barrios. Son dos grandes retos.