El incremento de la abstención en más de siete puntos es un dato significativo, aunque no determinante, de los resultados que se dieron ayer. Es ... obvio que la singularidad de estos comicios ha condicionado los resultados, si bien éstos han confirmado las corrientes de fondo que las encuestas anunciaban.
En líneas generales los ciudadanos han consolidado con sus votos básicamente dos referencias políticas que se erigen como polos de referencia alternativa. Estas dos referencias ganadoras son el PNV y EH Bildu. Esto no admite discusión. Los resultados de los jeltzales, incrementando su representación en tres escaños su victoria de hace cuatro años, obteniendo casi el 40% de apoyo, reflejan la tendencia de fondo ascendente que el PNV experimenta desde el año 2012, aproximándose al 42% de apoyo y 32 parlamentarios de representación que alcanzó este partido en 1984, cuando aún no se había producido la escisión de EA.
A pesar de la crisis de la covid-19 y sus gravísimas consecuencias, los ciudadanos no han castigado a Urkullu ni a los partidos que han sostenido el Gobierno de coalición.
La formación morada es la gran perdedora en términos cuantitativos y cualitativos
Tanto el PNV como el PSE mejoran su posiciones, aunque es obvio que les ha ido bastante mejor a los jeltzales. En consecuencia, sus resultados deben interpretarse como el mandato de sus votantes a continuar con una línea de entendimiento y colaboración en la nueva legislatura. La suma de escaños de estas formaciones refleja la voluntad de la mayoría de la ciudadanía de situar el futuro de la sociedad vasca en parámetros de una continuidad a mejorar mediante los oportunos cambios y reformas, sin entrar a nuevas experiencias.
EH Bildu ha obtenido también un excelente resultado con 22 parlamentarios y un fuerte incremento del porcentaje electoral. Ha conseguido constituirse para la próxima legislatura en la referencia indiscutible en el campo de la oposición, despejando a su favor de forma clara la incógnita de la disputa del liderazgo en el campo de la izquierda que mantenía con Podemos, desde el nacimiento de ésta.
La formación morada es la gran perdedora de estos comicios no solo en términos cuantitativos sino también cualitativos. Bajar de 11 escaños a 6 es mucho perder. Pero resulta aún mucho más grave tener que ver ahora, me imagino con gran dolor, que una buena parte de su electorado haya renunciado a ser «puente» y decidido irse a vivir a una de las orillas, bien a la de Bildu bien a la del PSE, cuando este partido había situado la función de ser «partido puente» como elemento estratégico de su proyecto. Cuestiones de gran calado que las encuestas estaban anticipando con bastante claridad.
Aclaración: En la edición de ayer apareció por error un artículo de Xabier Gurrutxaga que no se correspondía con el original que se publica hoy.
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