El 20% de indecisos en las encuestas eleva la presión electoral al PNV a un mes del 21-A
Los jeltzales fían su apuesta a la movilización del 'voto de orden' y a recuperar a los votantes nacionalistas que apoyaron a Sánchez
La elevada bolsa de indecisos de cara a las elecciones autonómicas vascas del próximo 21 de abril aumenta la presión electoral sobre el PNV, ... que es el que más sufre el mantenimiento de este porcentaje y depende del mismo, ya que resulta decisivo para el desenlace del paisaje electoral en las próximas semanas.
Todas las encuestas de los últimos meses refuerzan la necesidad que tienen los jeltzales de activar la movilización para incrementar la participación en las urnas hasta un 65%, por lo menos. Una constatación que tropieza con la sensación de que, a un mes del 21-A, aún existe una temperatura electoral fría en el País Vasco, en parte consecuencia de que el foco está puesto en Cataluña y en las tormentas de la política española.
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La bolsa de indecisos Las encuestas revelan una bolsa de indecisos entre el 20 y el 22% del electorado.
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En disputa De ese bloque en torno al 20% de indecisos. el 25% duda a su vez si se inclina por el voto al PNV o por el sufragio a EH Bildu.
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El voto dual Según el sondeo de EITB Focus, hasta un 7,7% de los votantes a Pedro Sánchez en las generales podrían respaldar al PNV en las elecciones autonómicas.
El último Focus, encargado por EITB, recoge una participación electoral de 61%, en línea con el 59% de la reflejada por este periódico el pasado 4 de febrero. Hace cuatro años, en plena época de pandemia, las elecciones autonómicas registraron una abstención del 49,2%.
Los últimos estudios detectan esa importante bolsa de indecisos que aún no ha decantado el sentido de su voto. La encuesta elaborada por la empresa Ikerfel encargada por DV recoge una bolsa de un 22% de indecisos. El sondeo Focus, de EITB, apunta que un 20% de los encuestados se muestra indeciso, de los cuales un 25% dudan entre el PNV y EH Bildu. Se da la circunstancia, además, de que un 7,7% de los votantes que optaron por el PNV en las últimas autonómicas estaría dispuesto a respaldar a EH Bildu. En ese sentido, según ese mismo trabajo, un 4,7% de los electores socialistas hace cuatro años podría en esta ocasión decantarse hacia EH Bildu, mientras que otro 4,7% se inclina hacia el PNV. El dato más llamativo, aunque quizá más previsible, es que un 16,3% de los electores de Elkarrekin Podemos hace cuatro años podría en esta ocasión acabar la candidatura de Pello Otxandiano.
La transferencia de voto de 2020 apunta cifras interesantes. El 63,2% que votan al PNV en las autonómicas mantendrán su respaldo al partido jeltzale en estos comicios encabezado por Imanol Pradales, frente al 87,7% de la fidelidad al electorado de EH Bildu y un 57,5% de lealtad de los electores del PSE, que en las pasadas elecciones generales consiguió la primacía electoral con un llamamiento al 'voto útil' a favor de Pedro Sánchez.
El PNV se fija como objetivo para ganar los comicios superar el 65% de participación
La estrategia del PNV se dirige en esta ocasión a la movilización del denominado 'electorado de orden' con el que poder combatir frente a EH Bildu con posibilidades reales de ganar el envite y seducir a sectores moderados, que valoran la estabilidad, y que se sitúan en el territorio de la transversalidad y la centralidad. Eso supone atraer a segmentos de voto nacionalista sociológico que están enfadados con el PNV y se muestran críticos con su gestión institucional pero que no tienen claro qué hacer, si quedarse en la abstención o votar a incluso otras opciones el 21 de abril.
Los jeltzales quieren centrar sus esfuerzos en el voto que recibió Sánchez en las últimas generales en 2023. Del voto socialista de entonces, un 21,1% ya ha decidido que irá al PNV y un 12,4% a EH Bildu, según el informe de EITB Focus.
La llave socialista
Sin embargo, precisamente los socialistas quieren conservar el sector de votantes nacionalistas que se decantaron por Sánchez en las generales, y que posibilitaron su victoria electoral en Gipuzkoa y en el País Vasco, por entender que en este momento la crisis de la imagen de marca del PNV y la propia sensación de acoso al Gobierno de coalición puede ser una paradoja que capitalice Eneko Andueza como representante de una opción de cambio tranquila, con una agenda diferenciada del nacionalismo y de la derecha. El PSE, además, cree que la propia sensación de que los socialistas vascos van a tener la llave de la futura política de alianzas refuerza el perfil de utilidad de su partido y les permite amortiguar la imagen de polarización nacionalista que acompaña estos comicios.
La batalla contra la abstención se antoja especialmente reñida en Gipuzkoa y en Álava
Las fuentes del PNV consultadas apuntan a que sólo a partir de una movilización del 65% pueden tener serias garantías de conservar la primacía electoral, una pretensión que se hace complicada en Gipuzkoa y en Álava, en donde el pulso por la hegemonía es encarnizado, en especial en Vitoria, donde concentra la mayor parte de la población.
Los sondeos de las últimas semanas reflejan una fuerte movilización electoral de EH Bildu y un desgaste del PNV, que hasta el momento no ha llegado a revertir esa tendencia tampoco con la presentación de su nuevo candidato a lehendakari, Imanol Pradales. Sin embargo, el hecho de que falte un mes y de que la verdadera campaña comenzara el lunes 8 de abril, después de las vacaciones de Semana Santa y Pascua, induce a pensar que, a pesar de todo, todavía hay partido.
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