Una cosa sencilla y un problema

Derecha.

Una vez alcanzado el poder, el objetivo es asegurarlo y conservarlo. Un recurso natural es poner en valor la gestión. Ofrecer certezas, la gran especialidad histórica del PNV. Pero en un contexto social de incertidumbre no hay seguridades que prometer. En el escenario global la derecha ha sabido caracterizar de elitista a la izquierda mientras se retrataba a sí misma como representante de la gente común. En Euskadi, a ese esquema se añadía la cuestión de la violencia. En 'Derecha e izquierda', Norberto Bobbio escribe que en circunstancias brutales hay que «comportarse como extremistas, escogiendo entre resignarse y resistir. Pero en una sociedad democrática, pluralista, donde existen varios grupos en libre competición, con reglas del juego que deben ser respetadas, tienen mayor posibilidad de éxito los moderados».

Izquierda.

Tras cuatro décadas de cordón sanitario insuperable por cuestiones morales para una parte mayoritaria de la sociedad, la ciudadanía vasca ha decidido homologar a la izquierda abertzale como partido del sistema, le vote o no. Así, quizá por primera vez se plantea una lucha clásica entre la derecha y la izquierda dominantes del país. Este cambio presiona al PNV, abocado a una estrategia defensiva frente a un Bildu blanco. El péndulo se mueve a favor de un nuevo contrato social, con una agenda de lo público que interesa. La crisis afecta a pilares sociales y del autogobierno, así que las elecciones van de todo lo importante.