«Los pisos se reservan muy rápido y suele haber lista de espera»
Educación ·
Los universitarios Martín Fernández, Uxue Franco y Ane Loyo aseguran que es «complicado» encontrar un piso de alquiler asequible en DonostiaEl acceso a una vivienda en alquiler durante los estudios se complica para miles de universitarios. Aunque a estas alturas la mayoría de estudiantes universitarios ... ya tienen firmado el contrato de arrendamiento, ya que el movimiento comienza en torno a marzo/abril, hay quienes todavía se las ven y se las desean para dar con un piso en alquiler.
Martín Fernández De Logroño a Donostia
«Pago 465 euros al mes por una habitación»
«Se nota mucho la diferencia de precios. Yo vengo de Logroño y San Sebastián es una ciudad cara. Los alquileres están carísimo si comparas con otros sitios», comenta el logroñés Martín Fernández.
Este universitario de 18 años va cursar 2º de ADE con Relaciones Internacionales en Deusto, en el campus de Donostia y también es su segundo curso en un piso de alquiler, que «está muy bien, a diez minutos de la uni, no tengo ninguna queja». Salvo el precio. Paga 465 euros al mes por una habitación (15 euros más que el año anterior) además de los gastos de luz y agua que ascienden a cerca de 70 euros, un total de 535 euros mensuales por un piso compartido. «Encontrar piso en Donostia es un jaleo. Entre que están caros, la poca oferta que hay y que luego te pones a buscar y no son buenas opciones... Tengo amigos de Logroño que lo que han hecho es irse a una residencia porque de momento lo de los pisos es un problema», comenta este joven universitario, que agradece la ayuda que le prestaron desde la universidad. «Que te pongan un piso te soluciona la vida. Además me han puesto con dos amigos míos y poder elegir con quién convives es un lujo y te evita de compartir piso con cualquiera que no conoces», dice.
A la hora de comparar precios, los alquileres en Logroño poco tienen que ver con las cantidades que se pagan en la capital guipuzcoana. «Ahí en general las viviendas en alquiler son más baratas pero también el comer, el irte de fiesta... La vida es más cara», reconoce.
Ane Loyo De Vitoria a Donostia
«Miré varias opciones de alojamiento pero tampoco hay muchas»
Para la gazteiztarra Ane Loyo, este será su tercer año en Donostia. Estudia Doble grado de Fisioterapia y Ciencias del Deporte en la Universidad de Deusto y comparte piso en el barrio de Amara con otras dos amigas, por el que pagan 500 euros cada una, más 70 euros de gastos mensuales. «Este año nos han subido 20 euros, además nos lo han dicho ahora en septiembre», comenta con cierta resignación esta joven universitaria.
Aunque la mayoría de estos estudiantes cuenta con el respaldo financiero de sus padres, es consciente de roto que supone para el bolsillo. «Es muchísimo dinero, porque al alojamiento hay que sumarle la matrícula de la uni, los gastos en comida, etc.», enumera, al tiempo que recuerda el primer año de universidad, cuando se alojó en una residencia en el Centro de la ciudad por falta de opciones. «Miramos varias, pero tampoco había muchas alternativas. Buscando pisos no tuvimos mucho éxito. Todo por las nubes y muy poco donde elegir, así que me quedé en la resi y en segundo me fui a un piso de alquiler». La flexibilidad horaria que le ofrecía una habitación en un piso compartido y por supuesto el precio, «mucho más barato» acabaron por convencerla. «En la resi pagaba 900 euros al mes», apunta. Esta vez la búsqueda resultó más llevadera. «Me comentaron que la universidad tiene un servicio de ayuda a los estudiantes con el alojamiento y fueron ellos los que me gestionaron todo el tema de la búsqueda y menos mal. Me juntaron con dos chicas en un piso al lado de la uni, lo que resulta muy cómodo», afirma.
Uxue Franco De Vitoria a Donostia
«Los pisos se reservan muy rápido y suele haber lista de espera»
El próximo 16 de septiembre, la donostiarra Uxue Franco empieza 2º curso de Magisterio en Mondragon Univertsitatea, en el campus de Eskoriatza, y encontrar un techo para este próximo curso le ha llevado «cerca de 4 meses». Esta joven cuenta que «los pisos se reservan muy rápido, suele haber estudiantes en lista de espera y luego los propietarios eligen a quienes más les convenga. Igual vas a mirar uno, te gusta, y te dicen que hay más gente interesada».
Después de varias entrevistas con propietarios y otros tantos descartes, ha encontrado un piso que comparte con otras tres compañeras y por el que pagan al mes 300 cada una, sin sumar los gastos. Es lo más barato que ha encontrado. «Miramos unos cuantos, pero el precio se disparaba, de cuatrocientos para arriba».
Esta joven de 19 años es la primera vez que estrena piso ya que durante el primer curso optó por ir y venir en el día desde Donostia, y así ahorrarse un pico en el alojamiento. Sin embargo, no está por la labor de repetir la experiencia y ha descartado esta opción. «Pasaba más tiempo en el bus que en clase. Tardaba una hora y media en llegar, iba en Lurraldebus que paraba en todos los pueblos, hacía unas 10 paradas. Más luego la vuelta. Fue muy duro», afirma.
Así que después de comentarlo en casa, decidieron buscar una vivienda de alquiler cerca de la universidad. «Preferimos mirar en Arrasate por el ambiente, que es más universitario, porque en Eskoriatza no es lo mismo», añade esta joven.
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