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La subida de precios de la energía comienza a hacer mella en las economías domésticas. Además del precio de la electricidad y el gas, se encarece también el precio de la bombona de butano de 12,5 kilogramos, hasta un máximo histórico de 18,63 euros, una subida del 54% en año y medio, con lo que se anota su séptima revisión al alza consecutiva. En este contexto, muchos hogares se plantean si sale a cuenta seguir utilizando bombonas o instalar gas natural. Con la ayuda del comparador de tarifas Selectra, divulgamos una serie de pautas sobre ambas opciones.
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Esencialmente, el factor decisivo es la disponibilidad o no de conexión a la red de distribución de gas natural. El butano no tiene este problema, ya que puede llegar a todo el territorio estatal por lo que, en caso de no tener acceso al gas, el butano es una alternativa. Aparte de eso, la instalación del butano es más sencilla y barata que la del gas natural –400 euros aproximadamente la de butano y 1.000 euros la de gas natural–. También es una buena opción para los domicilios que realizan poco consumo, por ejemplo, por estar situados en zonas cálidas como el Levante o Canarias. O segundas residencias, que se usan pocos meses al año.
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Hay muchas ventajas a la hora de decantarse por el gas natural: la instalación es mucho más segura, se amortiza en poco tiempo, puede financiarse y es una energía que cuenta con precios en general estables a largo plazo, por lo que es una opción más económica. Asimismo, es también la más cómoda, al no tener que reservar un espacio determinado para la bombona o cambiar la misma. Es decir, permite un servicio ininterrumpido.
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Como decíamos al principio, el principal motivo es la disponibilidad de acceso a la red. En general, el butano sale rentable a aquellos consumidores que hacen un uso eventual del suministro, como en residencias estacionales o de vacaciones, en zonas cálidas donde apenas se usa la calefacción, o en lugares donde no se tenga acceso a la red de gas natural.
18,63 euros cuesta la bombona de butano desde el pasado día 15 de marzo. Las de precio liberalizado superan los 20 euros.
Sin embargo, si se vive en zonas especialmente frías, se tiene como residencia principal una vivienda unifamiliar utilizando la mayor parte de la carga energética de la vivienda, es conveniente optar por el gas natural siempre que se pueda. Además, aunque no tengas calefacción por gas natural, también es mucho más rentable y cómodo si tienes cocina o agua caliente por gas natural.
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El Plan Renove de calderas es una ayuda para reemplazar las calderas de los consumidores por otra caldera más eficiente, como las de gas, con el objetivo de reducir la factura de energía de las viviendas e incentivar la utilización de aparatos que consuman gas natural. Este tipo de subvenciones están destinadas a todas aquellas personas que necesitan o están pensando en cambiar su antigua caldera –sea eléctrica o necesite un combustible no renovable– por una de condensación que funcione con gas natural o GLP. Asimismo, un usuario que disponga de una caldera de condensación y quiera cambiarla por otra de un combustible más eficiente también podrá ser beneficiario de esa ayuda.
Este Plan Renove se gestiona de forma diferente entre las distintas comunidades autónomas a través de los fondos que les proporciona el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Por último, con o sin subvención, actualmente se están cambiando las calderas convencionales por calderas de condensación, puesto que tienen un alto rendimiento y permiten un ahorro del 30% en el consumo energético. Los clientes que estén interesados en renovar la caldera pueden contactar con las diferentes empresas y acogerse a sus Planes Renove particulares.
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Es cierto que, si no se tiene una instalación de gas natural, realizarla supone un desembolso inicial –que en un piso es desde los 1.000 euros y en una vivienda unifamiliar ronda los 1.420 euros–, si bien es cierto que se amortiza en poco tiempo y que suele contar con el respaldo de las ayudas y subvenciones antes mencionadas.
Sin embargo, si una familia con poco poder adquisitivo ya tiene realizada la instalación de butano y su consumo no es muy grande, mantener esta opción puede ser la más rentable. No obstante, pensando en el medio y largo plazo, una vez amortizada la instalación, la opción más económica es la del gas natural.
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