Los contratos fijos discontinuos pierden fuelle tras el fuerte impulso inicial de la reforma laboral
En septiembre el 2,86% de los afiliados guipuzcoanos al régimen general contaban con este tipo de contratación frente al 3,13% de 2023
El contrato fijo discontinuo, una modalidad que impulsó la última reforma laboral aprobada en 2022 y que entró en vigor en marzo de 2023 con ... el objetivo de reducir la elevada temporalidad del mercado de trabajo español, empieza a dar síntomas de agotamiento, según advierten ya algunos agentes sociales, que ven con preocupación la ralentización o incluso la reducción de este tipo de contratos y el aumento de los temporales, y de la precariedad laboral.
Los datos de afiliación a la Seguridad Social tanto de Gipuzkoa como de Euskadi así lo atestiguan. En nuestro territorio, en septiembre de este año –últimos datos que aporta el organismo estatal– la cifra de cotizantes guipuzcoanos que tenían un contrato fijo discontinuo sobre el total del régimen general era del 2,86%; es decir, por debajo ya del 3% que llegó a sobrepasar en el mismo mes de 2023, cuando esta modalidad llegó a alcanzar su máximo, con un 3,13%.
Se emplea en trabajos intermitentes por periodos pero se mantiene el vínculo laboral durante inactividad
Como se puede observar en el gráfico adjunto, esta modalidad de contratación (dirigida a trabajos intermitentes pero con los que se mantiene la vinculación laboral en los periodos de inactividad) era más residual antes de la reforma laboral. De hecho, si nos remontamos a 2019, antes de la pandemia, para evitar las distorsiones que provocó en el mercado laboral el covid en 2020 y 2021, entonces tan solo el 1,45% de todos los trabajadores del régimen general eran fijos discontinuos. En los dos próximos ejercicios se mantuvo en un porcentaje muy similar y en septiembre de 2022, cuando se desplegó la reforma laboral, alcanzó el 2,79%. Un año más tarde continuó con la senda alcista y llegó a ese 3,13% antes mencionado. En 2024 descendió hasta el 2,93% y este año lo ha hecho todavía más, hasta quedarse en ese 2,86%.
En concreto en septiembre había en Gipuzkoa 7.534 trabajadores con un contrato fijo discontinuo de un total de 819.345 en el régimen general. El año pasado eran 7.639 y en 2023 llegaron a los 8.039. En el primer año de su implantación prácticamente alcanzaron los 7.000, casi el doble que antes de la pandemia. Esta tendencia a la baja no es exclusiva de Gipuzkoa, ya que en el conjunto de Euskadi se aprecia la misma evolución, con la diferencia de que en el País Vasco hay en proporción menos trabajadores con este tipo de contratación que en nuestro territorio.
Así, en la CAV en septiembre de este año el porcentaje de afiliados con un contrato fijo discontinuo era del 2,6%, cinco décimas menos que un año antes. En 2023, cuando alcanzó su máximo nivel, llegó al 2,82% desde el 2,55% de 2022. Un porcentaje también que prácticamente se duplicó respecto al que había antes de la reforma laboral.
Ligados a la estacionalidad
Si miramos la evolución en lo que llevamos de año en Gipuzkoa se aprecia que esta modalidad de contratación ha crecido en los meses en los que se ha alcanzado récord de afiliación, como son marzo (3,4%), abril (3,53%), mayo (3,61%) y junio (3%), y que desciende de forma considerable en julio (2,13%) y sobre todo en agosto (1,82%), para volver a recuperarse, aunque no del todo, en septiembre (2,86%).
Los sindicatos temen un desvío a contratos temporales, que es lo que quería frenar la reforma
Unos datos que demuestran que el contrato fijo discontinuo está ligado a la estacionalidad de algunas actividades, como puede ser el turismo, la hostelería y la agricultura, pero que otros sectores como la educación, que sufre fuertes vaivenes –a la baja– en los meses de verano, para luego recuperarse en septiembre y en octubre, también tira de él.
Con todo, los sindicatos temen que tras ese impulso inicial de esta modalidad de contratación se esté produciendo un desvío hacia los contratos temporales que, precisamente pretendía reducir la reforma laboral, limitándolos a circunstancias muy concretas. De hecho, el contrato fijo discontinuo se impulsó como una modalidad de contrato indefinido para trabajos intermitentes pero predecibles, donde se presta servicio durante periodos específicos de cada año y el vínculo laboral se mantiene en los periodos de inactividad.
Fue concebida sobre todo para sectores como la agricultura, turismo y hostelería, y garantiza derechos como antigüedad y cotización a la Seguridad Social, a la vez que ofrece estabilidad y permite a la empresa cubrir picos de actividad recurrentes. Los trabajadores con esta modalidad de contratación figuran dados de alta en la Seguridad Social cuando están trabajando y se les da de baja cuando están inactivos. En ese periodo no se abonan cotizaciones. Eso sí, se considera que el trabajador es parte de la plantilla fija y la empresa está obligada a contar con los empleados que formen parte de su bolsa de fijos discontinuos cuando aparezca nuevamente la necesidad que dio lugar al contrato. El contrato fijo discontinuo puede desarrollarse tanto a jornada completa como a jornada parcial. Por ejemplo, esta contratación sería la adecuada para un trabajador a media jornada necesario solo durante los meses de verano, según señalan expertos laborales. Eso sí, los fijos discontinuos no engrosan las listas de desempleo cuando están en periodo de inactividad, una cuestión que ha suscitado críticas por parte de la oposición al Gobierno al entender que maquilla los datos de paro.
Más mujeres que hombres
El contrato fijo discontinuo afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres. Así, de los 7.254 afiliados que había en septiembre en Gipuzkoa, 4.764 eran mujeres y 2.760 hombres; es decir, que las féminas casi duplican a los varones.
De hecho, esas 4.764 cotizantes femeninas que hay en Gipuzkoa suponen el 3,7% de todas las afiliadas del régimen general, mientras que los hombres con un empleo fijo discontinuo suponen el 2,06% de todos los empleados. Unos datos que reflejan el mayor uso de los contratos fijos discontinuos en las actividades ligadas a los servicios que ocupan en mayor medida las mujeres.
Para tener una fotografía completa del mercado laboral, los trabajadores con un empleo fijo a tiempo completo suponen el 57,89% del total (151.919 empleados). En este caso el peso de estos contratos es mayor entre los hombres, ya que sobre el total de afiliados masculinos supone el 70,44% frente al 44,86% de las mujeres. Por contra, en los indefinidos a tiempo parcial el predominio es de las mujeres, con un 20,04%, mientras en los hombres desciende al 7,72%. En conjunto, esta modalidad de cotizantes supone el 13,76% del total.
Por su parte, 14,27 de cada cien empleados del régimen general tienen un contrato temporal, ya sea a tiempo completo (9,59%) o a tiempo parcial (4,68%). En ambos casos el predominio es también mayor entre las mujeres trabajadoras, con un 11,22% y un 5,99% de todo el empleo femenino, mientras que entre los hombres la parcialidad es del 5,77% en el caso de los empleos temporales a tiempo completo y del 3,41% en los de tiempo parcial.
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