– ¿Premiar con 12.000 euros cada año que se retrase la jubilación será una medida efectiva para sostener el sistema?
– Su aceptación dependerá de cada persona. La cantidad es importante, pero hay mucha gente que anticipa su edad de jubilación debido a condicionantes anímicos o físicos, en resumen, porque ya no dan más de sí. En estos casos, la decisión no depende tanto del montante de la pensión que le vaya a quedar o de los incentivos, sino que entran en juego otros criterios no meramente económicos. Si te has quedado sin fuerzas, esos 12.000 euros no te aportan nada. Al despacho llegan personas con 62 o 63 años que están ya casi en las últimas debido a la presión que soportan en su puesto de trabajo.
– ¿Qué otros incentivos se podrían adoptar ?
– Ahondar en las medidas de flexibilización, es decir, compatibilizar la pensión con la actividad. A la gente le da seguridad el hecho de tener reconocida una pensión, evitando el miedo a que futuras revisiones empeoren su situación. En la actualidad, muchas personas se prejubilan precisamente ante el temor de qué pasará en el futuro.
– También se puede pensar que este empeño en retrasar la edad de jubilación es un tapón para que los jóvenes se incorporen al mundo laboral…
– Correcto. Padecemos una altísima tasa de paro juvenil. Flaco favor haremos a las nuevas generaciones, a las que nos referimos como sobradamente capacitadas, con muchísimos jóvenes que han realizado estudios universitarios o de otro tipo, si los puestos de trabajo se copan por personas que demoran su retirada.
– Por otra parte, se dificulta la renovación de las plantillas por parte de las empresas, que utilizan con profusión las prejubilaciones para quitarse de en medio 'seniors' e incorporar 'juniors' son sueldos la mayoría de las veces más bajos...
– Es un elemento más a valorar, pero sí puede influir de manera negativa en la renovación de plantillas. En otros casos, el efecto es positivo. Por ejemplo, en el sector del metal es evidente que a determinadas edades las capacidades físicas no son las mismas que las de un joven, de ahí que se incentivaran las prejubilaciones con contratos de relevo.
«Hay que retocar el sistema, pero no en las pensiones exclusivamente. También se puede tocar la fórmula de financiación
– ¿Qué opinión le merecen las penalizaciones para las jubilaciones anticipadas? ¿Serán efectivas para evitarlas?
– Es aventurado decir sí o no. En mi experiencia profesional constato que una persona da el paso para prejubilarse si le cuadra económicamente, aunque ello no evita se queje de las penalizaciones. Por otra parte, hay mucha gente que se ve obligada a jubilarse. Este sería el caso, por ejemplo, de una persona afectada por un despido disciplinario, porque a esas edades resulta muy difícil encontrar empleo. Por tanto, se parte de la premisa equivocada de creer que todo el mundo tiene un puesto de trabajo que le permite seguir en el mismo y que esta posibilidad debe ser incentivada. La realidad es mucho más compleja.
– Escrivá propone endurecer las penalizaciones para los trabajadores que accedan a la jubilación 24 o 23 meses antes de la edad legal, es decir, que afectan a la mayoría de quienes aspiran a acortar su vida laboral…
– Así es. A día de hoy las jubilaciones anticipadas se dan en esa horquilla. Dependiendo de los años cotizados, te puedes prejubilar a los 63, así que efectivamente la medida planteada afecta casi al 100%.
– Sin embargo, el ministro afirma que en la mayoría de los casos la penalización será menor que la que se aplica ahora.
– Desconozco en qué se basa. Yo lo que puedo garantizar es que el 80% de las jubilaciones que hemos tramitado en los últimos meses han sido anticipadas, un 15% contratos de relevo y un 5% ordinarias.
«El agotamiento no afecta solo a los que están en cadenas de producción, también en actividades con gran esfuerzo intelectual»
– ¿Si no se retoca, el sistema público de pensiones se cae?
– Hay que retocarlo, pero no exclusivamente mediante la reforma de las pensiones. También se puede modificar la fórmula de financiación o redistribuir las prestaciones de la Seguridad Social, cuestión que ya se analizó en el Pacto de Toledo. En algunos países de la UE se echa mano de los presupuestos generales del Estado. Es una fórmula a estudiar.
– ¿Servirán las medidas anunciadas para garantizar la sosteniblidad del sistema?
– Hay que darle una pensada más amplia y profunda. Esta propuesta se queda corta. Es necesario reestructurar completamente el esquema de cálculo, no vale con dar 12.000 euros para prolongar la vida laboral. Se está justificando esta diciendo que no se puede prescindir de profesionales que están en un momento de plena productividad, pero me parece un argumento un poco forzado. Hay mucha gente que llega a esas edades muy justita de fuerzas y no necesariamente personas que están en cadenas de producción, también se da en actividades que requieren un gran esfuerzo intelectual.
– La puesta en marcha de estas medidas requiere un acuerdo parlamentario y con los agentes sociales que a día de hoy parede difícil de lograr...
– Escrivá ya lanzó hace algunos meses una propuesta parecida. Es indudable que una decisión de este calado debería ser acordada con los agentes sociales y lograr un marco consensuado en una cuestión clave.
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