Juan Bernabé-Moreno: «Donostia cumple todas las condiciones para ser el nodo cuántico europeo de referencia»
El científico andaluz asegura que «no hay presentación de IBM en cuántica en la que no se mencione a Euskadi»y defiende que la región reúne unas condiciones «únicas» en Europa
Juan Bernabé-Moreno, director de IBM Research para Reino Unido e Irlanda, nació en Antequera (Málaga), estudió en la Universidad de Granada y, al tiempo, ... viajó a Alemania para trabajar en en el sector privado, donde ha echado raíces. Ahora, este investigador y científico de carácter inquieto, que vive a caballo entre Dublin y Múnich, conversa con DV en uno de los breves momentos que le deja el Media Event de Suiza convencido genuinamente -se le atisba en la mirada- del potencial transformador de la tecnología cuántica, y con un mensaje poco habitual: «Europa está mucho mejor posicionada de lo que se piensa», afirma. Y Euskadi, tras la llegada del IBM Quantum System Two, «cumple todas las condiciones para convertirse en un nodo europeo de referencia».
- Si tuviera que explicarle a un ciudadano vasco por qué importa que el ordenador cuántico más avanzado del mundo esté en San Sebastián, ¿qué le diría?
- Que la cuántica no es 'un ordenador más rápido'. En la clásica hemos pasado de bicicleta a moto o a deportivo, pero siempre sobre la misma superficie. La cuántica abre otro camino: no corres más, atraviesas la Tierra y apareces al otro lado. Permite modelar la realidad con todos sus átomos e interacciones. Con cuántica podemos diseñar nuevos materiales, moléculas o terapias a nivel celular. Tener esa capacidad en Euskadi abre puertas científicas e industriales que antes ni podíamos plantear.
- ¿Pero seguimos en el laboratorio o la cuántica ya tiene impacto económico? ¿En qué punto estamos?
- El debate ya no es 'si funcionará', sino 'cuándo'. Y tenemos fechas. El próximo año llegaremos a lo que llamamos 'era cuántica útil', cuando estos sistemas ofrezcan resultados industriales reales, tangibles e imposibles para los clásicos. En 2029 esperamos disponer del IBM Quantum Starling, el primer ordenador cuántico tolerante a fallos capaz de realizar 100 millones de operaciones. De hecho, acabamos de presentar el chip Loon, el paso previo al sistema Starling. En cualquier caso, ya hay casos de uso con Boeing, HSBC o Mercedes, por citar los ejemplos más estratégicos.
- Siendo realistas, ¿puede Donostia competir con ecosistemas como el estadounidense o chino?
- Lo primero es que no hay presentación de IBM en cuántica en la que no se mencione al País Vasco. Y no es casualidad. En Euskadi se está construyendo un ecosistema muy serio: visión a largo plazo, instituciones alineadas y un tejido industrial dispuesto a experimentar. Eso es rarísimo a escala europea. Talento, empresas y ciencia empujando hacia la misma dirección. Si haces una lista de las condiciones que un socio ideal debe tener, Euskadi las cumple todas.
«La soberanía no depende de la bandera de la máquina, sino de dónde se desarrolla el talentoy la industria»
- Otro gran desafío es la infraestructura, en cuanto a su complejidad, refrigeración (el chip debe estar a 237 grados bajo cero) y tamaño. John Martinis, Premio Nobel de Física, dice que «hemos llegado a un punto en el que la complejidad del sistema supera por completo al chip».
- No estoy de acuerdo con esa visión. A mí me parece que la infraestructura es, en efecto, un reto, pero es un reto manejable. Claro, tenemos que trabajar con cables, refrigeración, y muchos componentes técnicos para que todo funcione a temperaturas tan bajas, pero eso no significa que la infraestructura sea el problema principal. La verdadera diferencia está en cómo conectamos todo eso de manera eficiente. La ingeniería es crucial, e IBM tiene décadas de experiencia en fabricar chips. Eso nos ha dado una ventaja enorme para gestionar esa infraestructura de manera más eficaz.
- Entonces, ¿veremos en la cuántica una transición similar a la de los ordenadores clásicos, es decir, de hardwares que ocupan salas enteras a un microchip?
- Cuando hablamos de corrección de errores, la dificultad no está solo en el dispositivo, sino en cómo conectar y manejar esa información. Estamos avanzando para hacer que la infraestructura sea más compacta, más eficiente, para que no sea un cuello de botella. Esa transición que mencionas va a ocurrir también en la cuántica. No sé cuándo ocurrirá, quizás tendrán que pasar décadas, pero será como pasar de las computadoras masivas de los años sesenta a los microchips de hoy.
- Europa llegó tarde a la revolución de los microchips y hay quien dice que el tren de la IA ya ha pasado. ¿Puede Donostia coger el tren de la cuántica?
- Europa está mucho mejor posicionada en cuántica de lo que la mayoría de la gente piensa. Tenemos universidades punteras, ecosistemas emergentes muy sólidos -Donostia incluido- y, sobre todo, una fortaleza gigantesca en software cuántico y algoritmos, donde Europa es claramente referente. En hardware no lideramos, cierto, pero eso es solo una parte de la ecuación. El ministro alemán de Digitalización, que nos conocemos bien, lo dijo recientemente en un acto de IBM: «La cuántica aún no está definida; Europa tiene la oportunidad de liderar esta vez». Yo comparto ese optimismo.
«Es como matar una mosca a cañonazos: los modelos gigantes no tienen sentido para las empresas»
- Pero los tres grandes jugadores capaces de construir ordenadores cuánticos -IBM, Google y Microsoft- son estadounidenses.
- Creo que esa es una visión demasiado simplista. Que el hardware lo fabrique una empresa estadounidense no significa que Europa quede fuera de juego. IBM es un 'global player', y por algo uno de los poquísimos System Two del mundo está en Europa, igual que el único data center cuántico cuántico de IBM, que está en Alemania. La soberanía no depende de la bandera de la máquina, sino de dónde se desarrolla el talento, el ecosistema y la industria. Se trata de ampliar la tarta, no de repartir una pequeña.
- ¿Cómo se van a coordinar la inteligencia artificial y la computación cuántica? ¿Qué papel jugará cada una?
- Hay distintos niveles. La IA será la capa de orquestación. Tendrá suficiente inteligencia para decidir dónde ejecutar cada problema: si conviene enviarlo a un procesador cuántico, si es mejor resolverlo con una aceleración basada en IA o si basta con una CPU clásica. Por eso hay tanto foco en entender qué algoritmos híbridos combinan de verdad lo cuántico y lo clásico. Hasta ahora la IA se organizaba por tareas concretas: modelar el clima, resumir textos, entrenar un modelo fundacional para un dominio específico. Ahora estamos pasando a pensar en clases de problemas: por ejemplo, cómo resolver de forma general un problema de optimización, y no solo una cartera financiera concreta.
- ¿Por qué IBM no compite en la carrera de los modelos gigantes como ChatGPT, Gemini...?
- No es que no nos interesen, es que nuestro enfoque es distinto. Nosotros no hacemos modelos enormes 'para todo'. El problema de esos modelos es que llevarlos a producción es carísimo: consumen demasiada energía, demasiados recursos y además no siempre son precisos para lo que una empresa necesita. Es como matar una mosca a cañonazos. ¿Para qué quiero un modelo genérico que responde sin contexto? Nosotros apostamos por modelos especializados, entrenados con los datos reales de cada cliente, porque ahí es donde se genera valor.
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