La venta de alimentos en Euskadi baja por la inflación mientras repunta la marca blanca

Y es que los bolsillos de los guipuzcoanos y de todos los ciudadanos del Estado se resienten mes a mes con nuevas subidas de precios que dificultan sobremanera poder hacer una compra en condiciones. La inflación llegó en marzo a su récord rozando el doble dígito (9,8%), la tasa más alta en cuatro décadas, pero en el mes de abril la situación se fue moderando ligeramente hasta el 8,3%. Una tendencia que se ha roto en mayo con la tasa de IPC volviendo a subir hasta el 8,7%, según adelantó ayer el INE.

Este empeoramiento se debe a que los precios de los carburantes y de los alimentos han subido de nuevo en mayo, por lo que pese al abaratamiento de la electricidad, la tasa de inflación sigue al alza. Desde el INE destacan la variación de la inflación subyacente (que no incluye alimentos frescos ni productos energéticos), ya que ha subido cinco décimas de abril a mayo hasta situarse en el 4,9%, la tasa más alta desde octubre de 1995.

De hecho, un estudio de NielsenIQ indica que el 70% de los productos de la cesta de la compra han subido por encima del 5%, destacando el aceite, que ya cuesta un 75% más que hace un año.

Si ponemos el foco en el informe del Eustat sobre las ventas en las grandes superficies y cadenas de alimentación en abril, el índice arroja una evolución diferente por sectores, con un descenso en las ventas a precios constantes del 2,5% en los productos de alimentación respecto a marzo y un aumento de un 10,2% en las ventas del resto de productos.

Desde el grupo Eroski, con más de 360 establecimientos en Euskadi, sí aprecian que sus clientes se han vuelto mucho más «conservadores» durante los últimos meses por la alta inflación, y han registrado «menos ventas por unidades». Una muestra de ello –aseguran desde la cooperativa de Elorrio– se encuentra en que la venta de productos de marca propia «ha aumentado un 3%» desde enero. «Nuestros clientes buscan refugio en la marca propia puesto que tiene unos precios mas competitivos». Varias firmas de distribución, en general, también observan cierto cambio de tendencia social de aumento de la costumbre de comer fuera de casa los fines de semana, lo que impacta también en las compras en supermercados.

Eroski, asimismo, analiza con cautela el informe del Eustat 'Índice de Comercio en Grandes Superficies y Cadenas de Alimentación' ya que cree que las cifras vienen influenciadas también por el acopio que hizo la sociedad en marzo tras el estallido de la guerra en Ucrania y por las restricciones de la pandemia que todavía estaban vigentes en abril de 2021.

Desde el Ministerio de Asuntos Económicos aseguran que la inflación irá desacelerándose progresivamente durante la segunda parte del año, aunque «sin descartar oscilaciones durante los meses de verano» por la alta incertidumbre por el contexto económico global.

Pero que la cesta de la compra sea lo que está tirando del IPC es un problema mayor que cuando lo hacía la energía. La inflación subyacente es una tasa más complicada de bajar que la general, que tiene muy en cuenta el precio de los carburantes y la electricidad, más volátiles en el tiempo. Hace solo un año la inflación subyacente se situaba en el 0,2%. Llegó al 3% con el inicio de la guerra de Ucrania y ahora se sitúa en el 4,9%.