«Son más importantes las empresas del entorno y el flujo de mercancías que la administración que lo gestione»
José Ignacio Espel, que fue presidente del Puerto entre 1998 y 2007, cree que las dos administraciones tienen que testar la opinión de los usuarios
José Ignacio Espel, que fue presidente de la Autoridad Portuaria de Pasaia entre 1998 y 2007, cuando la dársena alcanzó el mayor volumen de ... tráfico, con 5,9 millones de toneladas, considera que el traspaso de la competencia «es una cuestión de negociación política, entre dos administraciones», pero cree que no tendrá incidencia en el puerto porque las empresas que trabajan en el muelle «son muy buenas y se trata de un puerto rentable». «No es un problema de gestión del puerto», remarca.
Recuerda que desde hace más de veinte años los presidentes los nombra el Gobierno Vasco, aunque el plan de empresa, que son las inversiones y los gastos, lo aprueba Puertos del Estado.
Espel remarca que un puerto depende de las empresas de su entorno, que es lo que se llama interland, y del movimiento de mercancías y de pasajeros, independientemente de la administración que lo gestione. Eso sí, reclama a la administración vasca y a la central que «contacten con los usuarios para saber su opinión y ver qué criterios tienen, porque al final son los que manejan el puerto».
El expresidente cree que será un trámite muy complicado quitarle la clasificación de puerto de interés general. Eso sí, apunta que si se mira a Europa existen varios ejemplos de descentralización. Así, el de Rotterdam, que es el mayor de Europa, lo gestiona una empresa creada por el Ayuntamiento y capital privado. Añade que en Inglaterra la mayoría de las dársenas son asimismo privadas, mientras que en Alemania dependen de los lander.
Recalca las bondades del Puerto de Pasaia, que destaca por la mercancía general y el movimiento de coches. De hecho, recuerda que está considerado el mejor de Europa en la manipulación de vehículos. Además, apunta que las operadoras del puerto «lo hacen muy bien».
En el lado contrario están las limitaciones de acceso de buques de mayor tamaño, tanto de mercancías como de cruceros. Esta cuestión y la desaparición de empresas emblemáticas en la propia dársena y en el entorno, como el cierre de la térmica de Iberdrola, o el de varias acerías, hacen, a su entender, muy difícil recuperar los tráficos que había antes de la crisis financiera, máximo con toda la competencia de todos los puertos del Estado, remarca.
Espel defiende que al Puerto de Pasaia le ha ido bien siendo de interés general porque, aunque cada dársena tiene una autonomía de gestión, en un momento dado puede beneficiarse del fondo de solidaridad. De hecho, el año pasado recibió 1,1 millones de ese fondo de cooperación y cerró con un beneficio de 1,6 millones frente a las pérdidas del ejercicio anterior.
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