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Larrea, en el espacio Basque Living de Habic en Tabakalera. FRAILE
Hasier Larrea: «Aunque tengas una idea brillante, si no la sabes vender, no tienes nada»

Hasier Larrea: «Aunque tengas una idea brillante, si no la sabes vender, no tienes nada»

El proyecto de casa inteligente del director Ejecutivo de Ori Systems ya es una realidad en EE UU, y Forbes le ha situado como uno de los veinteañeros que reinventan la industria

Alexis Algaba

San Sebastián

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Sábado, 30 de septiembre 2017

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Llega directo de Boston para acudir a un compromiso profesional -una jornada de intraemprendimiento organizada por el clúster Habic en Tabakalera- y otra personal en su casa, Donostia. Hasier Larrea (1988) vive estos meses en una nube, la creada por la comercialización de su primer proyecto de investigación. Como ingeniero, afrontó el reto de la globalización desde la vertiente de la urbanización masiva, la falta de espacios para vivir y la carestía del metro cuadrado. Así, ha ideado un sistema robótico que instalado en muebles transforma el mismo espacio en la estancia que se desea ahorrando mucho espacio. Esa idea le ha servido para ser designado como uno de los 30 jóvenes menores de 30 años que reinventarán la industria según la prestigiosa revista Forbes. Un distintivo que recibirá el próximo martes en una gala que se celebrará en Boston.

-El proyecto de Ori Systems ya es una realidad desde junio. ¿Cómo han sido estos meses desde que la 'City Home' viera la luz?

-Está siendo muy bonito. Ha sido un proyecto de investigación del MIT Boston durante unos años. Hace dos pensamos que era el momento de crear una empresa. Hace unos meses que lanzamos de forma oficial la compañía y la marca y empezamos a instalar proyectos piloto en Estados Unidos y Canadá. Y desde entonces todo ha sido muy bonito. Poder ver lo que era una investigación en un apartamento de San Francisco, Vancouver o Miami es muy motivante.

«En 2018 se instalarán los primeros sistemas de Ori. Es solo el comienzo y eso mismo lo hace motivante»

-¿Qué supone para la compañía el interés por parte de toda una eminencia como Vinod Khosla -cofundador de Sun Microsystems- en el proyecto y su aportación de seis millones de dólares a traves de su fondo de inversión?

-Hemos conseguido el apoyo del fondo de inversión Khosla Ventures de la leyenda Vinod Khosla, y la verdad es que este tipo de apoyos ayuda mucho. Los inversores están más acostumbrados al software y a cosas que escalan mucho más rápido que una idea como la nuestra, por eso no es fácil encontrar un inversor. Hemos tenido la suerte de encontrar este fondo en Sillicon Valley que apuesta por nosotros, que nos brinda esa especie de aprobación y los recursos que nos permiten ejecutar nuestra idea. Tenemos mucha ilusión de ver cómo avanza todo en los próximos meses.

-El objetivo para 2018 es instalar entre 500 y 1.000 City Houses en EE UU y Canadá. ¿Es realizable?

-Tenemos 15 sistemas piloto en EE UU y Canadá que estamos probando. Ahora estamos dando ese salto de producción. Cuando estás en el laboratorio tienes que hacer un prototipo que funcione una vez, pero ahora llega el momento de hacer cientos o miles que funcionen siempre. La idea es instalar en 2018 esos 500 o 1.000 sistemas en las ciudades más importantes de EE UU y Canadá. Lo que queremos es, que al ser una nueva categoría de producto, hacerlo bien y no arriesgarnos a instalar 5.000 sistemas que no sean perfectos. Antes de producir a mayor escala y dirigirnos a otros países preferimos arrancar con algo más acotado.

«El emprendedor tiene que abrazar el fracaso, y eso aquí todavía no se termina de entender»

-En esos pasos hacia el desarrollo más industrial del producto y su extensión a otras zonas, ¿tienen algún plan para llegar próximamente a Europa?

-El problema al que quiere dar respuesta Ori con este producto, el de la urbanización masiva, no es local. Lo podemos ver en ciudadades como Nueva York, pero también en Londres, París, Hong Kong o Tokio. Lo que sucede es que como empresa pequeña debes elegir tus batallas y conseguir que tanto la marca como el producto funcionen, por ejemplo, en Nueva York. La idea llegará a otros mercados pero la pregunta es con qué socios... Paso a paso pero con esa mira global.

-¿Cree que Donostia podría ser una ciudad a la que le vendría bien una solución como la suya?

-Puede serlo, y pienso que lo será en un futuro próximo pero todavía no se puede comparar con otros mercados como Nueva York o Londres. Esto es un tema de precio por metro cuadrado. El alquiler de un apartamento de 45 o 50 metros cuadrados en el centro de Boston te puede costar 3.000 euros al mes. Creo que a ese precio aquí todavía puedes conseguir algo bastante grande y seguramente cerca de La Concha. Entonces es otro nivel de problema.

-¿Cómo ve el futuro de la compañía y sus proyectos?

-En los próximos dos meses queremos cerrar toda la industrialización del producto. Proveedores, manufactura, certificaciones de seguridad... Y la idea es desde enero empezar a entregar los primeros sistemas. 2018 va a ser el año de la ejecución de toda esta idea y empezar a entregar los primeros sistemas. Y después seguiremos explorando aplicaciones de esta robótica a otras soluciones. Esto no va de una pared que se mueve y una cama que sale de ella. Eso es solo una aplicación, ahora tenemos que pensar en hoteles, oficinas, apartamentos más grandes... Esto es solo el comienzo y eso es lo que lo hace motivante.

- ¿Cómo han sido sus últimos seis meses, después de ser seleccionado por la revista Forbes como uno de los 30 ingenieros menores de 30 años que reinventarán la industria mundial y después del lanzamiento de Ori?

-Al final lo de Forbes es una recompensa al trabajo. Sin menospreciarlo, pero es más ruido que otra cosa. El día a día no cambia y no te puedes confiar por mucho premio que llegue. Los últimos doce meses nos hemos dedicado a iterar e iterar. Cuando tienes una idea nueva lo que tienes que hacer es ponerla en manos de los clientes para que la prueben y ver lo que no funciona y seguir perfeccionando.

- Gipuzkoa busca ser un territorio que impulsa el emprendimiento de los jóvenes. Por su experiencia, ¿qué pasos hay que dar para poder ejecutar una idea?

-Yo creo que emprendedores como yo, en Gipuzkoa, hay muchos y la clave no está en la aptitud. Yo pienso que es más actitud. Creo que si se trabaja en un tema se debe hacer donde están los mejores y no quedarse en casa. Somos líderes en muchas cosas pero cuando no lo somos hay que salir de esa zona de confort del 'pintxopote' de los jueves e irse donde están los mejores. También, por supuesto, se depende también de los recursos. En Boston y Sillicon Valley cuando hay una gran idea siempre hay recursos. Aquí, sí que hay iniciativas que tratan de apoyar esas ideas, pero si queremos llegar con nuestro proyecto a nivel de la Champions, eso solo se puede alcanzar a día de hoy en Sillicon Valley, Boston o Singapur. Solo hay que comparar el dinero que ponen los fondos de capital riesgo en esos lugares y en otros. Y allí, por cada empresa exitosa que sale hay cien fracasos detrás. Por cada Google o Facebook hay miles de fallos detrás. Como territorio debes ser maduro para aceptar fracasos y éxitos.

-¿Cómo ve Gipuzkoa desde lejos?

-Creo que se están impulsando iniciativas muy potentes. Pero pienso que nos falta esa hambre emprendedora, que BIC Gipuzkoa está tratando de potenciar, pero todavía nos falta un puntito. Por eso decía que uno de los problemas de actitud que nos falla es el de quitarnos el miedo al fracaso. El emprendedor tiene que abrazar el fracaso y aquí eso todavía tiene un peso social. En EE UU los fracasos se llevan casi como medallas y los inversores lo valoran porque entienden que esa persona ya sabe que ciertos proyectos o planes no funcionan. En Gipuzkoa, insisto, no faltan aptitudes; hay empresas potentes, hay clústers... Lo que falta es cambiar un poco el chip mental. Hay que darse cuenta de que hay que compararse con los mejores, con Sillicon Valley o con el que sea aunque salgamos perdiendo, y hay que tratar de acercarse a ellos. Si queremos competir a nivel mundial y ser una parada para el talento debemos mirar a los mejores y tratar de dar ese salto.

-¿Cree que falta también creérselo o que nuestros empresarios o emprendedores muestren su éxito sin ser también señalados?

-Esto pasa desde que vamos a la universidad. Solo tenemos que ver en un aula cómo presentan los proyectos los alumnos de aquí y cómo lo hacen los estadounidenses. Muchas veces es un tema de vender las cosas y ahí nos sacan varios cuerpos de ventaja. Hay compañías americanas que hacen lo mismo que una de aquí o peor, pero se venden mejor.

-No hace mucho una compañía guipuzcoana de mobiliario se vendió como 'el Ikea vasco'. ¿Ese es el tipo de cosas de las que habla?

-Al final ese marketing ayuda. Y de ese ejemplo que me hablas, yo que estaba en Boston, lo escuché. Al final, no podemos olvidar de que aunque tengas una idea muy potente, si no la sabes vender, no tienes nada.

-¿Ve Ori en Habic algunos socios para el futuro?

-Sí. Buscamos dos tipos de socios. Por un lado, los proveedores de materiales, hardware... componentes que podamos integrar. Y a medio-largo plazo miramos a empresas con las que podamos colaborar para soluciones basadas en nuestra tecnología y su mobiliario.

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