La flota decide cerrar la costera de la anchoa por su ausencia en los caladeros habituales
Se han descargado 14 millones de kilos, poco más de la mitad de la cuota asignada, debidoa los altos costes y el bajo precio en las lonjas
La mayor parte de los barcos de bajura vascos dan por finalizada la costera de la anchoa, una vez que no han podido dar ... con la especie en los últimos días en la zona de Asturias, primero, y frente a Burdeos después. Durante esta semana se han producido descargas de esta especie mezclada con verdel, a bajo precio, lo que ha terminado por desmoralizar a la flota que prefiere dar por finalizada una campaña «muy irregular» y en la que el estado de alarma por el Covid-19 también ha impactado de forma negativa en esta flota que trabaja con redes de cerco.
Han participado cerca de 200 embarcaciones del Cantábrico y Noroeste, de los que unos pocos cerqueros permanecerán en la mar tratando de localizar la preciada anchoa. Hasta el momento se han descargado 14.211.546 kilos, lo que apenas supera la mitad de la cuota disponible, que se eleva a 25.509.871 kilos. Todavía podían pescar 11.298.324 kilos más.
La campaña, que en las últimas costeras se ha dado por finalizada a finales de junio por agotamiento de la cuota, se puso en marcha a primeros de marzo con capturas de anchoa pequeña en la costa vasca. A las pocas semanas de iniciarse las faenas, la flota decidió parar y se preparó, a lo largo de un mes, para adaptarse a las medidas sanitarias obligadas por la pandemia.
El 20 de abril se reanudaron las faenas. La flota marchó hasta el oeste de Gijón en donde pudo contar con unas capturas prometedoras. Después de permanecer tres semanas en esa zona, la anchoa también desapareció. Algunos barcos, tras agotar todas las posibilidades, fueron a buscarla cerca de la costa de Burdeos. Ni por esas. Nuevo fiasco y los barcos decidieron volver a puerto y descargar las escasas capturas con una baja rentabilidad que no cubre ni el gasto de combustible.
Una nota característica de la costera ha sido la baja talla de la anchoa. La grande,que da precio porque es la que atrae al conservero, no se ha capturado. Además, la pequeña y mediana, que es apreciada y cotiza en Italia y Marruecos, tampoco se ha rentabilizado, al no poder ser exportada, de manera que su abundancia en el mercado estatal ha arrastrado los precios. Se ha pagado sobre un 40% por debajo de la campaña anterior.
Además, los canales de distribución y comercialización, con el cierre de bares y restaurantes, se han visto afectados negativamente, causando un importante descenso en el consumo de pescado fresco.
El traslado de la flota a Asturias, al oeste de Gijón, ha generado importantes beneficios para sus puertos. Tan sólo en una semana de descargas en Avilés se superó todo lo registrado en 2019. El presidente de la Federación de Cofradías de Gipuzkoa, Eugenio Elduayen, detalla que en las dos primeras semanas de mayo, «nos hemos situado en Asturias porque allí encontramos anchoa de buen tamaño, mientras que en nuestra costa sólo se encontraron ejemplares pequeños. Pero ahora también en aquellas aguas ha desaparecido».
Sin rentabilidad
La necesidad de lograr rentabilidad económica para compensar el largo desplazamiento tampoco se ha conseguido, porque los precios en lonja «no han acompañado mucho», siendo más bajos que el pasado año. «La anchoa de 28 a 30 piezas en el kilo se ha venido pagando entre 3,20 a 3,70 euros, pero cuando es más pequeña, de unas 37 piezas, baja a 1,30. Si llega a 40 piezas en el kilo, la cotización ronda los 0,70 euros e incluso mucho menos», precisa Elduayen.
La flota mantuvo al retomar las faenas una autorregulación para que un exceso de capturas no derrumbara los precios. Se fijó en 6.000 kilos por día para los buques más grandes (con doce hombres de dotación) y en 4.400 kilos para los más pequeños.
Las medidas de seguridad que han tenido que implementar los barcos han restado muchos días de trabajo. De ahí que esta atípica campaña de la anchoa, marcada por la pandemia, tratase de «cubrir esencialmente gastos», ante la imposibilidad de lograr beneficios. «No esperábamos mucho. No vamos a ser ahora los arrantzales la excepción, después de lo que está pasando en todos los sectores económicos», manifestaba, resignado, el presidente de la Federación de Cofradías guipuzcoanas.
La costera se puso en marcha oficialmente en marzo pero, tras una semana faenando, los barcos tuvieron que amarrar por la incidencia del Covid-19 y la posterior declaración del estado de alarma. «Hubo dos contagios, uno en Zierbana y otro en Cantabria. Este hecho nos hizo preparar la campaña con todos los protocolos necesarios, tanto en el barco como en las descargas en puerto», apunta Elduayen.
Muchos barcos, especialmente los de Gipuzkoa, cuentan con una eslora de 24 metros y llevan 16 hombres a bordo, con lo que resultaba «inviable» guardar la distancia de seguridad exigida. De ahí que el objetivo de la flota haya sido cumplimentar los requisitos mediante equipos de protección individual, termómetros, guantes, mascarillas y el uso de geles hidroalcohólicos.
Los arrantzales, a por el bonito a partir de mediados de mes
Con la decisión de los arrantzales de poner fin a las faenas de la anchoa, únicamente cerqueros de Asturias y Galicia permanecerán en la mar tratando de localizar la preciada especie. Por su parte, los barcos de cacea, que faenan con líneas de anzuelo, están ya en Azores dando inicio así a la costera del bonito, mientras que los barcos guipuzcoanos tienen previsto acometer la campaña de estos túnidos en la segunda quincena de junio o a primeros de julio.
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