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CNA perderá la marca Fagor en diez días si no cierra antes un plan de viabilidad «de verdad»

Fagor S Coop. le conmina a pagar lo que debe porel derecho a usar un emblema que utilizan otras empresas del Grupo Mondragón y que se ha deteriorado ya mucho

Julio Díaz de Alda

San Sebastián

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Sábado, 28 de octubre 2017, 08:09

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El caos que vive Edesa Industrial desde hace ya casi cuatro meses -cuando presentó un preconcurso de acreedores que ayer mismo se convirtió en concurso- está afectando, y mucho, a otras empresas guipuzcoanas, más allá del mero fabricante de electrodomésticos. El impacto en Fagor S Coop., la propietaria de la que fuera en su día una marca señera en el mundo, está siendo grav e. Esta cooperativa de cooperativas, enclavada en la Corporación Mondragón, está viendo cómo el ‘efecto CNA’ está mermando el negocio de sus integrantes (que dan empleo a casi 8.000 personas) y poniendo en peligro operaciones y contratos futuros.

El Grupo cooperativo admitió licenciar la marca al entramado presidido por Jorge Parladé en unas condiciones ventajosas siempre que el empresario mantuviera un determinado nivel de empleo en la comarca de Arrasate (de hecho, gratis si la firma contaba con más de 350 trabajadores) y, al tiempo, cuidara de que el símbolo Fagor, con medio siglo de historia a la espalda, se mantuviera en la élite del negocio. Así consta en el contrato de cesión de la marca, firmado el 5 de agosto de 2014. Ese logo rojo era la clave para la continuidad de la actividad y que sólo gracias a aquel contrato CNA se atrevió a seguir adelante en su apuesta por Fagor Electrodomésticos.

Así que, tras mucho tiempo de prudente silencio y de soportar los impagos y los desplantes de CNA, la paciencia del Grupo Fagor (integrado por Fagor Industrial, Fagor Arrasate, Fagor Automation, Fagor Ederlan Fagor Automation, Mondragón Assembly o Copreci) se ha agotado. El grupo ha pasado por fin a la acción. Según ha podido confirmar DV de fuentes solventes, Edesa Industrial recibió el pasado lunes en sus oficinas de Garagartza un burofax procedente de Fagor S Coop. En el mismo se le advertía con claridad meridiana de que si no resolvía en quince días naturales sus «reiterados incumplimientos» del contrato de cesión de la marca, la perdería irremediablemente.

Ese ultimátum concluye el próximo 7 de noviembre a las doce de la noche y, a la luz de cómo se han desarrollado los acontecimientos alrededor de la catalana en los últimos meses, todo indica que CNA verá volar la marca Fagor. Es practicamente imposible que Cata cumpla, pues, ya en concurso y con las plantas paradas, la marca está casi fuera del mercado y apenas cuenta con unas decenas de personas en activo, ya que el resto permanece en un ERE de suspensión o, en el peor de los casos, en el de extinción que la firma solicitó hace dos semanas para despedir a 141 operararios menores de 55 años.

Ánimos encendidos

Solo con fijarse en Edesa Industrial valdría para imaginar que la enseña Fagor volverá a casa en breve. Pero es que en ese hogar, el del verdadero propietario, los ánimos están que arden. La cooperativa de Mondragón tiene un enfado mayúsculo con Cata, de la que, sencillamente, ya no se fía. Este periódico se ha puesto en contacto con Fagor S Coop., y fuentes solventes del grupo han confirmado ese hastío. «Somos muchas cooperativas, mucha gente a la que debemos proteger, y lo que está sucediendo con Edesa Industrial nos está afectando muchísimo; ya hemos aprendido a lo largo de este tiempo sobre cómo funcionan y creo que han perdido toda la credibilidad que pudieran tener», añaden.

«Si no hubiera habido empleo y personas por medio lo habríamos hecho antes, pero ¿cuántos emails? ¿cuántos burofaxes les hemos enviado? decenas; ya está, la situación puede llegar a ser insostenible para nuestras cooperativas y por eso hemos obrado así», añadieron. «Nosotros hemos cumplido siempre nuestra parte de forma escrupulosa, pero tenemos a algunos clientes de nuestras cooperativas confundidos y hemos decidido poner punto final», remacharon. Y es que, insisten desde la firma de Mondragón, CNA nunca ha dado información ni suficiente ni fiable sobre sus cuentas. De hecho, solo ha pagado una pequeña parte de lo que adeuda hasta la fecha por el uso de la marca, y eso después de discutir hasta la forma de interpretar el contrato. Un sinfín de encontronazos acumulados han deteriorado la relación, que hoy está más tocada que nunca.

La posición del propietario de la marca rezuma también un miedo lógico. Y es que, según lo poco conocido respecto al eventual plan de viabilidad de CNA para Edesa Industrial, parte de las ventas que pudieran darse en el futuro serían de productos montados en Euskadi con componentes procederían de países de bajo coste. Y claro, esa condición de mantener a Fagor junto a Bosch o Siemens sería imposible de cumplir.

«No sabes quién puede venir, no nos han explicado nada, no nos han entregado ningún programa de viabilidad de verdad, con números, con planes de ventas y de marketing; nada de nada», lamentan en Fagor S Coop. Cuando se les pregunta por CNA, y esto no es baladí, recuerdan que «tiene otras marcas como Edesa (esa sí se adjudicó a la catalana en el concurso de 2014), así que quizá podrían empezar por ahí su proyecto». Y añaden, «entendemos que carecer de la marca Fagor no sería un obstáculo insalvable»; toda una declaración de intenciones.

Todo apunta a que CNA perderá la marca el 7 de noviembre. Sólo la cláusula relativa al empleo se presenta -aparentemente- insalvable, pues el contrato de cesión se revisa cada año en diciembre y está claro que en la actualidad ese capítulo no cumple con el compromiso adquirido.

Además, la estrategia seguida por la catalana no ha sido, ni mucho menos, la mejor. «Han ido dando bandazos, de un lado a otro, sin un horizonte claro; bajaron los precios, lo que banalizó el producto, y luego quisieron ir a los grandes distribuidores...», recuerdan desde la cooperativa de segundo grado. Sea como fuere, Fagor S Coop. no cierra la puerta a «escuchar». «Claro que escucharíamos después sus planes y sus propuestas; y claro que hablaríamos de empleo, pero de empleo de calidad y de posicionamiento de marca», sentencian.

Siempre a vueltas con el canon

La relación entre Fagor S Coop. -dueña de la marca- y Edesa Industrial (antes, Galagarza S. L.) no ha sido miel sobre hojuelas. De hecho, se puede calificar de tortuosa por la sencilla razón de que si la cooperativa impuso un empleo abundante y de calidad unido a un posicionamiento de la enseña de primer nivel como condiciones para cederla, nada de eso se llegó a cumplir. Para rizar el rizo, y cuando estaba claro que, dado el número de trabajadores, había que proceder al cobro, todo fueron problemas. Según ha podido saber este diario, tras los dos años de carencia (2015 y 2016, en los que estaba prevista la gratuidad del activo más valioso de CNA), Fagor S Coop. llamó a la puerta de la catalana y le comunicó que había que hacer cuentas. Y empezaron los requiebros, pues la concesionaria interpretó el contrato de modo distinto que la cooperativa. Como había que calcular el canon desde el 1 de enero de 2017, Cata aludió a las ventas del presente ejercicio, pero Fagor S Cop. abogaba por usar las del año vencido. Finalmente, tras mucha pelea, se impuso la tesis de la cooperativa. Pero no llegó el dinero. Tan solo una pequeña parte. Según la documentación relativa a los 141 despidos, a la que ha tenido acceso este diario, CNA debe por royalties dos millones de euros. Un dinero que esos documentos dicen que se pagaría «en el mes de enero de 2018».

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