«Las mujeres estamos todavía fuera de los círculos de decisión de las pymes»
La nueva responsable de la Asociación de Mujeres Empresarias y directivas de Gipuzkoa aboga por ampliar la presencia femenina en sectores de futuro como la industriay la tecnología
Iratxe Pascual ha tomado las riendas de Aspegi, la Asociación de Mujeres Profesionales, Empresarias y Directivas de Gipuzkoa, con el objetivo de dar un salto cualitativo y cuantitativo para ganar en visibilidad y acelerar el cambio, «porque no podemos esperar 20 años para ver la igualdad en la dirección de las empresas», remarca.Aboga por ganar presencia en ámbitos de futuro como la industria y la tecnología y también en los círculos de decisión de las pymes.
– Señala que no se puede esperar 20 años para ver la igualdad real en la dirección de las empresas y que hay que acelerar el cambio. ¿Cómo?
– Tenemos muchísimas mujeres graduadas, universitarias, que acceden y están accediendo al mundo laboral. Pero cuando llega el momento de subir, de tener otras posiciones de decisión en las empresas, no se produce ese salto. En Aspegi trabajamos para que eso vaya cambiando, porque visibilizando podemos avanzar algo. Cuantas más mujeres seamos en Aspegi, más voz tendremos, más cambio podremos realizar, porque damos voz a esas mujeres que están actualmente en puestos de dirección, profesionales, empresarias, que estamos decidiendo ya en Gipuzkoa, en las empresas e impactando en la competitividad. No podemos esperar 20 años. Nuestras hijas no pueden estar en la misma situación en la que están muchas mujeres actualmente.
–Las empresas del Ibex se acercan ya esa recomendación del 40% de mujeres en los consejos de administración, pero en las pymes la realidad es otra.
–Los datos demuestran que esas cuotas están teniendo beneficios en esas empresas tanto en su propia evolución empresarial como en la atracción de inversores. En las pymes, donde hay pequeños grupos inversores o empresas familiares, la toma de decisiones es diferente. Y hoy por hoy se demuestra que las mujeres estamos fuera de esos círculos de decisión.
«Ni el 10% de las jóvenes optan por estos estudios y se pierde un talento imprescindible»
–¿Tienen datos de cuántas mujeres directivas o empresarias hay en Gipuzkoa?
–Hay pequeñas horquillas dependiendo de las fuentes, pero no tenemos datos segmentados en Gipuzkoa, y creemos que los datos nos ayudan a visibilizar. Esa es una cuestión que queremos abordar porque lo que no se ve no se puede trabajar. Bien a través de datos oficiales y también aprovechando la importante red de socias que tenemos. Hay que entender las causas, porque si no, no se puede actuar.
–Sigue habiendo poca presencia de mujeres directivas en sectores clave como la industria y la tecnología. ¿Este es otro de los retos?
–Esto sí que nos preocupa. Estamos muy alineadas con la estrategia de Euskadi y de Gipuzkoa de intensificar la economía en estos sectores, que son de futuro. Hablo de industria, industria avanzada, de tecnología, economía de las plataformas, etcétera. Si vemos solamente cuántas niñas jóvenes, adolescentes, eligen el bachillerato tecnológico y carreras tecnológicas, ingeniería, datos... no estamos ni en un 10%. Significa que estas mujeres no van a estar en los sectores de futuro. Eso significa que estos sectores van a carecer de un talento imprescindible. Y esa diversidad que se consigue, que hace que las empresas sean mucho más innovadoras, mucho más competitivas... no se va a producir. Vamos a trabajar para que estén también en esos sectores.
– El presidente de Mercadona señalaba recientemente que los empresarios tienen que salir del armario. ¿Qué diría de las mujeres, donde la falta de referentes es mayor?
–Desde hace 10 años tenemos los premios Aspegi, con los que queremos reconocer a esas mujeres empresarias y también directivas. Porque es una forma de visibilizar que existen mujeres en puestos de dirección, que existen mujeres que son empresarias con todo lo que significa la palabra empresaria. Visibilizar significa crear modelos, crear referentes a las jóvenes, a nuestras hijas, que vean que eso es un futuro posible y que aspiren a ello. Y también visibilizar de cara al sector económico, a las empresas, para que vean que esas empresas dirigidas por mujeres tienen un recorrido, tienen éxito y están impactando en la economía. Hay que poner en valor que somos ya muchas, aunque todavía nos queda mucho recorrido. El año pasado pusimos en marcha también el premio Gipuzkoa Emprendedora, que quiere visibilizar a estas jóvenes emprendedoras que inician un recorrido. Es la forma de generar modelos, es la forma de ver que es posible y conseguir que las cosas vayan cambiando poco a poco.
«Las mujeres se apropian de los proyectos y los defienden hasta el final»
–El capital al que acceden las mujeres para emprender proyectos es todavía 2,7 veces inferior al de los hombres. ¿A qué se debe, a problemas para acceder a la financiación o a que los proyectos son de menor dimensión?
–Mi percepción es que todavía un hombre se percibe con más confianza que una mujer, cosa que me parece que todavía es un tema cultural, porque las mujeres defienden mucho más sus proyectos que los hombres, son mucho más leales, mucho más proactivas. En el fondo son casi como cuidadoras de su propio proyecto. Pero hoy por hoy, creo que existe ahí cierto sesgo de género en el cual no se transmite esa confianza. Y una mujer ambiciosa no es percibida igual que un hombre ambicioso. Eso significa que al final te genera un poco menos de confianza o algo más de recelo. Por eso es tan importante visibilizar los casos de éxito.
–En emprendimiento general casi se ha igualado y en las empresas consolidadas, aquellas de más de 3,5 años, en las mujeres es del 5% y en los hombres del 5,6%.
–No me cabe ninguna duda de que ahí no hay ningún sesgo de género. Las mujeres se apropian de los proyectos y los defienden hasta el final.
«Hay que fomentarlo porque se crearían más empresasy habría más innovación»
–El perfil de la mujer emprendedora es el de una persona de 41 años, de alto nivel educativo y un nivel superior de renta. ¿Otro de los retos es reducir esa edad, que emprendan antes?
–Tenemos un poco la idea, porque nos viene esa imagen de EE UU, de que el emprendimiento en general viene de los garajes, las universidades, los jóvenes... Y no es así. El emprendimiento en Euskadi viene de profesionales que tienen una idea, vamos a decir, o ven una oportunidad y dejan sus trabajos para iniciar una nueva empresa. Entiendo que es lo mismo en hombres que en mujeres, exactamente igual. Entonces, por mi propia experiencia creo que eso te da mayor capacidad para sacar los proyectos adelante. Quizá es más difícil tener una mirada rupturista, radicalmente de innovación rupturista o rompedora. Pero sí que te da esa madurez para la toma de decisiones. ¿Deberíamos, quizá, impulsar un emprendimiento en todas las capas sociales, en todas las edades? No me cabe ninguna duda en general, pero no considero que sea un tema mujer-hombre. Creo que es un tema de toda la sociedad.
–(...)
–Creo que la sociedad y algunos jóvenes nos muestran una cara un poco más cómoda, en la que trabajar por cuenta ajena puede ser más sencillo, más cómodo, más fácil. En realidad, el emprendimiento lo que haría es crear más empresas, crear más tejido industrial, crear más innovación. Eso es otro reto importante.Pero también hay que tener en cuenta que los jóvenes acceden más tarde al mundo laboral.
–El 55,2% de las mujeres que emprenden lo hacen para ganarse la vida ante la escasez de trabajo. Es una cuestión más de necesidad que de vocación. ¿Le dice algo?
– Puede ser ligada a las dos cosas: por necesidad y por vocación. Emprender es tan difícil. Es un trabajo de resiliencia permanente, es un trabajo de saber que hoy es fatal y mañana también, y al día siguiente igual bien. Y de una constancia de tejer redes, de conexiones, de estar cuestionando tu propio negocio hasta que lo terminas de asentar. Es posible que la necesidad lo motive, pero luego es la pasión lo que lo consigue. No hay ninguna duda, porque si no sería imposible.
–¿Qué objetivos se plantea Aspegi?
–Tras el empuje inicial dado por Julia Fernández y la consolidación de Nerea Ibañez, ahora entramos en otro ciclo estratégico. Los objetivos que nos planteamos es aumentar la base de asociadas, que supera las 500. Porque supondrá más voz, más cambio, más visibilidad y más impacto también en el tejido económico. Y nos gustaría tener mayor diversidad de perfiles. Incorporar las mujeres que estén en industria y en tecnología, sin ninguna duda, y también visibilizar aquellas mujeres directivas en otros sectores como pueden ser la educación universitaria, por ejemplo, o en el ámbito sociosanitario. Tenemos muchísimas mujeres que están tomando decisiones en esos ámbitos que son fundamentales. El otro objetivo es multiplicar la visibilidad para seguir impactando y seguir avanzando en esto que no podemos esperar otros 20 años.