La industria eléctrica vasca encara un ciclo histórico de inversión y creación de empleo
El refuerzo de las redes y la electrificación global abren una etapa expansiva para las empresas vascas de bienes de equipo, que ya elevan ventas, trabajo y proyección internacional
Euskadi se prepara para una nueva revolución industrial con la electricidad como motor. Parte de las grandes compañías que integran la cadena de valor del ... sector de bienes de equipo eléctricos -Arteche, Ormazabal, Ingeteam y Euskabea, por citar solo algunos ejemplos- se posicionan para un ciclo de crecimiento que promete más ventas, más empleo y una visibilidad internacional sin precedentes. En apenas un centenar de kilómetros a la redonda, el territorio vasco concentra más del 80% de toda la industria española de bienes de equipo eléctrico, una densidad productiva sin parangón que explica su papel estratégico en la nueva economía energética. Fuentes del sector confirman a este periódico que la electrificación global, el auge de las renovables y el refuerzo de la red eléctrica vasca y española anuncian un escenario que puede consolidar a Euskadi como uno de los grandes polos industriales eléctricos del sur de Europa.
Esa transformación ya se percibe en las plantas y oficinas del territorio, donde la actividad empieza a acelerarse tras años de estabilidad. La vizcaína Ormazabal, ya bajo la denominación del Grupo Velatia, es uno de los ejemplos más claros de ese nuevo pulso. El conglomerado, que facturó el pasado año 1.051 millones de euros, ha comenzado a notar un aumento sostenido de la carga de trabajo ligado a la modernización de redes, la integración de renovables y el despliegue de centros de datos. «Estamos viendo crecer la demanda. En estos momentos entregamos soluciones en más de 150 países cada año», explica a este periódico su CEO, Jorge González, cuya compañía concentra el 77% de la cifra de negocio total del grupo, 807 millones.
Velatia da empleo a más de 4.000 personas en todo el mundo, la mitad de ellas en Ormazabal, pero el directivo subraya que el crecimiento no se mide solo en número, sino en la calidad del empleo. «Cada vez necesitamos más perfiles híbridos, que combinen la ingeniería eléctrica con la analítica de datos o el software. Es un cambio profundo en la manera de trabajar», resume. En conjunto, la red vasca de empresas vinculadas al sector eléctrico agrupa más de un centenar de compañías y cerca de 30.000 trabajadores, con actividades que abarcan desde la ingeniería y la fabricación hasta la instalación y gestión de redes. Según datos de Orkestra y el Clúster Vasco de Energía, el sector alcanza una facturación global cercana a los 18.700 millones de euros.
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También Ingeteam, con planta en Beasain, presenta buenos datos de crecimiento en un contexto de fuerte demanda global. La compañía alcanzó el pasado año una facturación de 937 millones de euros y mantiene una plantilla de más de 3.500 trabajadores, el 82% de ellos en España. Con presencia en quince países, ha reforzado su posición en energías renovables, almacenamiento y movilidad eléctrica, entre otras áreas, como recoge su último informe de sostenibilidad.
Disparada en Bolsa
Aunque el ciclo inversor se notará en toda la cadena de valor, es en el sector de bienes de equipo donde se prevé el mayor crecimiento. El Grupo Arteche, que cotiza en la Bolsa española para medianas empresas, es otro reflejo de ese impulso. Sin ir más lejos, su acción se ha revalorizado más de un 140% en el último año, impulsada por los resultados y las expectativas globales del negocio eléctrico. En el primer semestre de 2025, la compañía alcanzó los 256,2 millones de euros en ventas, un 13,9% más que en el mismo periodo del año anterior, con crecimientos en todas las geografías donde opera. Su beneficio neto se disparó un 168%, hasta rozar los 20 millones de euros, y por primera vez superó los 300 millones de contratación en un solo semestre. La firma de Munguía, presente en Europa, América, Asia y Oceanía, prevé superar los 500 millones de facturación en el conjunto del año y suma cerca de 3.000 trabajadores, entre empleo directo e indirecto.
18.700
millones de euros es la facturación global de las empresas que componen el sector eléctrico vasco, según Orkestra.
Manuel Fernández, director de desarrollo de negocio de la compañía de Arteche, confirma a este periódico que «ya estamos notando y esperamos que se intensifique el aumento de la carga de trabajo en Euskadi, vinculado a la fuerte inversión en redes eléctricas y proyectos de digitalización, integración de renovables y nuevas infraestructuras». La cotizada de raíz familiar observa una «aceleración de grandes proyectos industriales tanto en transmisión como en distribución», en un contexto de inversión que, como recuerda Fernández, alcanzará los 13.600 millones de euros hasta 2030.
Gipuzkoa, Bizkaia y Álava concentran el 80% de toda la industria española de bienes de equipo eléctrico
El grupo también prevé reforzar su plantilla en Euskadi a medida que avance el ciclo inversor. «La competencia por el talento cualificado -explica Fernández- es intensa, pero creemos que contamos con la ventaja de generar empleos de alto valor añadido en Euskadi». Los perfiles más demandados serán ingenieros en electricidad, electrónica de potencia, software industrial, digitalización y ciberseguridad, además de técnicos procedentes de la formación profesional, especializados en operación, mantenimiento y automatización de subestaciones.
En paralelo, Arteche ha reforzado su estrategia de innovación tecnológica con la creación de Arin Technologies -en alianza con Elewit, la plataforma tecnológica de Redeia-, centrada en el desarrollo de software para la gestión inteligente de activos energéticos, y la 'joint venture' Amets Power Electronics, junto a Corporación Mondragon e Ikerlan, dedicada a la electrónica de potencia. Esta última compañía prevé también un crecimiento significativo del personal, tal y como señala Fernández.
También la guipuzcoana Euskabea, con sede en Andoain, percibe el cambio. Supera el centenar de empleados y prevé cerrar el ejercicio con una facturación de 30 millones de euros. Su director general, Eugenio Michelena, reconoce que «estamos muy ligados a la industria guipuzcoana y prevemos que el nuevo ciclo inversor nos beneficie de forma indirecta en carga de trabajo». La empresa, especializada en subestaciones eléctricas, energías renovables y centros de datos, ve en este próximo ciclo inversor «una oportunidad» de crecimiento sostenido, apoyada en su «homologación con grandes operadoras como Iberdrola» y en su apuesta «por la innovación tecnológica».
La nueva etapa abre una batalla por el talento eléctrico vasco
El nuevo ciclo inversor que se abre en torno a la electrificación -alimentado por la expansión de las renovables, los centros de datos y la movilidad eléctrica- está transformando el empleo industrial en Euskadi. Las empresas del sector eléctrico afrontan una creciente competencia por el talento técnico y digital, en un mercado donde la oferta de profesionales cualificados no cubre la demanda.
La revolución eléctrica no solo afecta a la producción y las redes, sino también a la estructura laboral: se buscan ingenieros eléctricos, especialistas en software industrial, analistas de datos, expertos en ciberseguridad y técnicos de automatización, tanto en la gran industria como en las pymes auxiliares. En las plantas vascas de bienes de equipo, los puestos ligados a la digitalización y la analítica de datos crecen a un ritmo sostenido.
Las compañías vascas líderes en redes inteligentes y equipos eléctricos reconocen que la escasez de perfiles híbridos es ya uno de los principales retos del sector. Las nuevas contrataciones combinan la ingeniería tradicional con conocimientos en programación, sensorización o inteligencia artificial aplicada a sistemas eléctricos, además de técnicos procedentes de la formación profesional, especializados en mantenimiento y automatización de subestaciones.
El desafío, coinciden fuentes empresariales, será formar y retener ese talento. Con la electrificación como motor y la red como columna vertebral, Euskadi afronta una década en la que industria y empleo cualificado avanzarán en la misma dirección.
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