Álvaro Fraile: «El que hoy en día atraca un banco con pistola o navaja es un pringado»

Observa en tiempo real la evolución de la ciberguerra mundial en la que nos encontramos inmersos. Desde una pantalla de televisión situada en su oficina ve reflejado en un mapamundi cómo los diferentes países se atacan a través de internet para lograr diferentes objetivos, entre los que sobresale la búsqueda de información de la competencia. Mediante el envío de 'spam', virus o denegación de servidores, tanto gobiernos como empresas y 'hackers' pelean por ello. Las batallas en la red tienen como principales protagonistas a EE UU, Rusia y China, aunque España no se queda muy atrás y está en el top 10, tanto en el ránking de atacar como en el de ser atacado. Inquieto y con la vena empresarial siempre latente, Álvaro Fraile, natural de Errenteria, puso en marcha ITS, una empresa de seguridad informática.

-¿Fueron difíciles los comienzos?

-En este proyecto comencé con 26 años. Me encontré con el apoyo del grupo Egile, pero también con cierta inexperiencia. Mi compañero, Iñaki Irulegi, y yo teníamos muchas ganas e ilusión, pero sabíamos que no iba a resultar fácil. Éramos jóvenes y había cosas que no sabíamos.

-Y se les echó la crisis encima...

-La vimos como una oportunidad para entrar en empresas grandes que igual antes únicamente contrataban compañías de gran volumen. En ITS únicamente podíamos crecer, mientras que otros con más recorrido tuvieron que decrecer y aligerar estructura. La crisis redujo presupuestos y nos dio la opción de empezar con clientes que confiaron en nosotros por nuestra especialización y por la flexibilidad que ofrecíamos. Estábamos centrados y el objetivo lo teníamos claro.

-¿Se preocupan las empresas por la ciberseguridad?

-La ciberseguridad debería convertirse en una parte importante de la estrategia de las empresas. Se trata de una idea que hay que extender todavía mucho. Nosotros nos dedicamos a mostrar esta problemática a nivel mundial, que también se produce a nivel local: todo lo que está conectado a internet es atacable o vulnerable. Hay compañías que no lo saben, pero están siendo atacadas. Si sufres un ciberataque puedes sufrir una fuga de información con la que te consigan parar las máquinas, el negocio; puede ocurrir que te roben información con la que un competidor avance más rápido o te surja uno nuevo. Ahí ya, sí hay dinero en juego.

-Vaya, ¡que internet resulta también un peligro!

-Por supuesto. Una persona que hoy en día vaya a atracar una sucursal bancaria con una pistola o una navaja es un pringado, cuando por internet los 'hackers' están robando miles de millones sin la necesidad de entrar físicamente en las entidades. También hay que tener en cuenta que cualquiera puede espiar a un vecino de una manera sencilla, enviándole un virus que se puede adquirir fácilmente por la red.

-¿Cómo ha evolucionado su día a día en la empresa?

-Comencé teniendo que dedicarme a muchas tareas. Éramos únicamente dos y había que hacer de todo. Pero hemos crecido, acabamos de abrir una delegación en Madrid, una plaza en la que debíamos estar. Ahora, con la madurez de la empresa, cada persona tiene un rol y me dedico a dirigir a todo el equipo. Nos encontramos en un sector tecnológico que cambia día a día. Tenemos claro a dónde queremos ir, pero la estrategia hay que revisarla constantemente para irnos adaptando a las nuevas circunstancias, y de eso me encargo principalmente.

-¿Qué es lo que más le enorgullece?

-Crear puestos de trabajo y hacer crecer una empresa. Los empleados de ITS cuentan con un ambiente confortable, nos tratamos como personas y dejamos que todos aporten, algo que ha permitido poner en marcha nuevas líneas estratégicas en este negocio. También hay que destacar que hemos conseguido la confianza de nuestros clientes, una de nuestras claves de éxito. Otra cuestión a destacar sería que me he rodeado de personas que saben mucho, con lo que he captado conocimientos de una manera más rápida, que me han llevado a mejorar como profesional.

-¿Resulta complicado dirigir a un grupo de personas?

-Cada persona es diferente y hay que saber empatizar con cada una de ellas. Tienen sus intereses personales, pero tiene que quedar claro que el objetivo de la empresa tiene que ser común para todos. Si se consigue esto, la empresa irá bien orientada. Además, hay que saber rodearse de gente que sepa y delegar. Así se avanza.

-Veo que el equipo humano es parte importante...

-Lo más. Las empresas son las personas, y nosotros somos una familia. Me gusta conocer todo de mis trabajadores. Creemos en las personas, en su honestidad y confianza con nosotros y nuestros clientes. En ITS sabemos que cada uno tiene su rol, pero luego somos muy amigos.

-¿Qué resaltaría de sus empleados?

-Todos son gente muy comprometida, especializada y con muchas ganas de trabajar. Les gusta el reto. Personas proactivas y dinámicas, porque este mundo se mueve muy rápido y tienes que ser ágil.

-Y también hacen autocrítica...

-Para hacer crecer una empresa hay que hacer autocrítica. Se aprende más de los errores que de los aciertos. Lo interesante es reconocer los errores, saber corregirlos a tiempo y dejar de cometer esos fallos para no volver a cometer los mismos. En ITS hacemos jornadas de reflexión, nos comparamos con la competencia y queremos aprender de los que lo hacen bien. Es importante reconocer los errores y construir las medidas oportunas para hacerlo bien.

-¿Es complicado indicarle esto a personas que no están familiarizadas con su trabajo y explicarles a qué se dedica?

-Intento no hablar demasiado de esto, ya que puede resultar ciencia ficción o puedes asustar a la gente. Creo que no hay que tener miedo, ya que el mundo es así, está interconectado. Además, te pueden llegar a tratar de 'friki' cuando hablas de robo de información o de tarjetas de crédito.

-¿En algún momento ha pensado 'ojalá me hubiera dedicado a otra profesión'?

-No todos los clientes saben valorar tus conocimientos. Muchas veces no se tiene en cuenta la experiencia y te ven como un mal necesario, entonces se te pasa por la cabeza dejarlo.

-También hay que saber desconectar del trabajo...

-Mi asignatura pendiente. Soy muy proactivo y me cuesta mucho desconectar, pero lo consigo con los amigos y la familia. Mi mujer es un apoyo incondicional y básico, entiende mi profesión y dedicación, y eso me permite relajarme.