Elisa Carbonell Martín
Defiende que, pese a todo, «no se ha roto la relación de confianza entre las compañías españolas y sus clientes estadounidenses»
En un momento de profundas turbulencias en el comercio mundial, Elisa Carbonell Martín, consejera delegada del Icex España —organismo de internacionalización dependiente del Ministerio de ... Economía que dirige Carlos Cuerpo—, observa cómo la globalización se redefine entre pulsos geopolíticos y nuevas barreras. Esta entrevista se realizó antes de la publicación de los datos de exportaciones de agosto.
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– Los aranceles de Estados Unidos están afectando a la automoción, un sector clave en Euskadi. ¿Hasta qué punto es preocupante?
– Evidentemente son un desafío. El arancel encarece los productos y obliga a las empresas a absorber parte del sobrecoste. Pero lo están haciendo de forma inteligente: renegociando contratos, diversificando mercados y apostando por un mayor valor añadido. Lo positivo es que, pese a todo, no se ha roto la relación de confianza entre las empresas españolas y sus clientes estadounidenses. Hay voluntad de mantener esas relaciones y adaptarse al nuevo marco.
– Más de 190 empresas vascas, muchas del automóvil y el acero, operan en México para exportar a EE UU. ¿El impacto se nota también allí?
– Sí, lo estamos siguiendo muy de cerca. Desde nuestra oficina comercial en Ciudad de México mantenemos contacto constante con esas empresas. En muchos casos no se trata de sustituir el mercado estadounidense —porque es insustituible—, sino de añadir otros destinos alternativos, como Canadá o algunos países latinoamericanos. Les ayudamos a repensar su posicionamiento geoestratégico y a diversificar su cartera de clientes.
– Euskadi resiste mejor que otras comunidades en exportaciones. ¿Qué papel juega en la estrategia exterior de España?
– Euskadi es una potencia exportadora, y sus empresas industriales están entre las más activas hacia Estados Unidos. En nuestro programa ICEX 500, que reúne a las 500 compañías españolas que más exportan a ese país, más de medio centenar son vascas. Son compañías que saben competir fuera y que han construido relaciones de confianza con sus clientes, algo esencial en contextos de volatilidad.
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«Euskadi es una potencia exportadora, y sus empresas industriales están entre las más activas hacia Estados Unidos»
– Desde su llegada a la dirección del Icex, el comercio exterior se ha visto envuelto en una tormenta de aranceles y tensiones geopolíticas. ¿Cómo definiría el momento actual?
– Es la consolidación de un cambio que ya venía gestándose con el Brexit y la pandemia: un mundo más fragmentado, con decisiones políticas que pesan cada vez más en el comercio. Por eso siempre digo que el peor arancel es la incertidumbre. Las empresas pueden adaptarse a casi todo, menos a no saber cuáles son las reglas del juego.
– En relación con Israel, ¿cómo deben actuar las empresas?
– El peso del comercio con Israel es marginal, pero más allá de eso, lo importante es cumplir siempre la normativa internacional y hacer la debida diligencia, como me consta que están haciendo las compañías. Dicho esto, en contextos tan complejos como los actuales, las empresas también deben asumir el riesgo reputacional.
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– ¿Dónde ve hoy las mayores oportunidades?
– España tiene una reputación fantástica en energías renovables y en gestión del agua, y nuestras empresas están ganando licitaciones en todo el mundo. En energía eólica 'offshore', solar o infraestructuras de transporte somos líderes reconocidos.
– ¿Considera modesto el leve avance de las exportaciones españolas hasta julio?
– No lo definiría así. Me parece un resultado significativamente positivo, teniendo en cuenta cómo están nuestros principales socios comerciales, Francia y Alemania. España ha sido capaz de mantener cuota de mercado y de aumentar el número de exportadores regulares. Cada vez más empresas exportan no como reacción puntual, sino como parte estructural de su negocio. Además, estamos avanzando hacia un modelo con más valor añadido y menos dependencia del precio. Ese es el camino para seguir compitiendo.
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«En contextos tan complejos como los actuales, las empresas también deben asumir el riesgo reputacional»
– ¿Qué lectura hace de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y de su impacto en la industria española?
– Hay voluntad por parte de las autoridades chinas de rebalancear la balanza comercial con Europa. Hace pocos días recibimos en España al secretario de Estado de Comercio chino con ese propósito: fomentar mayores exportaciones españolas hacia China y corregir los desequilibrios. También hay contactos entre las autoridades chinas y estadounidenses para encontrar espacios de entendimiento. Desde España apostamos por que ese diálogo se traduzca en reglas claras. Porque, insisto, la incertidumbre es el peor enemigo del comercio internacional.
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