Disparidad de opiniones entre los vecinos

Medio millar de personas aproximadamente se acercaron este martes al auditorio de Soreasu para poder recibir información de primera mano sobre el proyecto del parque eólico propuesto por la empresa pública noruega Statkraft. La asamblea contó con la presencia no sólo de vecinos de Azpeitia sino también de Zestoa o de Errezil. Tras casi una hora de intervenciones por parte tanto de la alcaldesa, Nagore Alkorta, como del edil de Urbanismo, Josu Labaka, además de los directores tanto del proyecto Piaspe como de Energías Renovables de Statkraft, Jon Sayaz y Luis Miguel Alvarez, respectivamente, llegó el momento de la intervención de los vecinos que trataron de hacer de forma ordenada pese a que se vivieron algunos momentos de tensión como el de Itsaso.

A la salida, varios vecinos y vecinas mostraban su satisfacción por la decisión de informar con «transparencia» sobre un proyecto que genera discrepancias, como se evidenció en la sala. Tras más de dos horas de reunión, hubo disparidad de opiniones. El azpeitiarra Dionisio Urbistondo salía satisfecho de la reunión, cuyo objetivo era informar. «Ha sido muy positivo. Para informarse primero hay que conocer la opinión de los expertos», decía. Para Urbistondo «hay que hacer algo». «Nos dicen todo el rato que no tenemos que contaminar o que debemos ahorrar energía, pero a la hora de plantearnos este tipo de propuestas no queremos que sean al lado de casa. Sin embargo, tenemos que hacer algo», insistía. Este azpeitiarra, amante de la montaña, aseguraba que «habrá que analizar el emplazamiento», ya que no cree que «sea el más idóneo» porque es un sitio «no muy ventoso». Sin embargo, «tenemos que informarnos, no vale solo con sacar la pancarta».

Algo más reticente se mostraba Jose Ramón Arsuaga que se había acercado para conocer y poder tener una opinión más estructurada sobre el proyecto Piaspe, pero «he salido como antes». «Es el cuento de siempre. La gente mezcla muchas cosas y al final lo único que se genera es confusión», afirmaba.

A unos pocos pasos, Kontxi Ezenarro, Kontxi Uria y Pakita Albizu conversaban sobre la impresión que se llevaban de la asamblea. Ezenarro salía «con unas ideas algo más claras» pero «sin convencimiento». Para ella está claro «que algo hay que hacer» pero «no en estas dimensiones». «El consumismo actual nos lleva a tener que buscar soluciones pero esta alternativa no me convence al cien por cien. Venir de tan lejos, una empresa con tanto poderío... Muy bonito, pero...», dejaba paso a sus amigas que también mostraban sus dudas sobre lo escuchado en la reunión. «Esta empresa invertirá 32 millones de euros en este proyecto», explicaba Uria, pero «¿han venido sólo por ayudarnos?», cuestionaba.

Junto a ellas se encontraba Albizu, preocupada por la intervención de una baserritarra de la zona donde se ubicará el parque. «Hay vida en estos montes, ¿qué pasará con los animales y la producción agrícola de la zona?», se preguntaba. «Tengo mis dudas, creo que son sólo palabras bonitas», cuestionaba la afirmación de los responsables de la empresa sobre que no afectará a los pastos.

Iñaki Arakistain secundaba las palabras de la alcaldesa. «Hay que estudiarlo, está en una fase muy inicial», pero al menos, «han dado la cara, aunque las empresas muestran su lado bueno».

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