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P. A.
SAN SEBASTIÁN.
Viernes, 6 de octubre 2017, 06:59
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El Círculo de Empresarios Vascos terció ayer en el debate sobre la reforma fiscal que tratan de consensuar el Ejecutivo Vasco y las tres diputaciones. La institución apeló ayer a que la fiscalidad debe apuntalar y robustecer la recuperación e impulsar la actividad y la competitividad, pero considera que en la misma medida debe proporcionar los medios suficientes para mantener «nuestra protección social».
Socialistas y peneuvistas se han dado de plazo para alcanzar un acuerdo hasta el miércoles que viene, el 11 de octubre, día en que se celebra el Consejo Vasco de Finanzas, el órgano que reúne al Gobierno, las diputaciones y los ayuntamientos. En cualquier caso, la líder del PSE, Idoia Mendia, ya ha mostrado en varias ocasiones su radical oposición a bajar el tipo del impuesto que grava los beneficios de las empresas y que en Euskadi es del 28%, tres puntos más que en el resto del Estado. Esta es la razón por la que el PNV quiere bajarlo al entender que dibuja un panorama poco competitivo y que resta atractivo a la hora de atraer empresas. De forma simultánea, y para evitar una merma de la recaudación, los nacionalistas plantean eliminar algunas deducciones con el fin de compensar el descenso y mantener, según los jeltzales, la presión fiscal.
En este contexto, el Círculo de Empresarios señaló ayer que «una vez que se va mejorando la recaudación se hace necesaria una política fiscal que apuntale y robustezca la recuperación económica y que impulse la actividad y la competitividad empresarial». Por ello, la institución considera que la elevación de la presión fiscal nominal «no solo produciría en estos momentos un retraimiento de la actividad económica, de la inversión y del ahorro, sino también un consecuente menoscabo de la recaudación efectiva en el medio plazo».
Pero el Círculo no se olvida de la protección social en un momento en el que la recuperación económica se está asentando, dice, sobre bases en las que «se está incrementando mucho la gran desigualdad». De hecho, señala que es un «elemento imprescindible de nuestra convivencia». Pero considera que para que los programas sociales sean sostenibles en el tiempo, deben sustentarse sobre un sistema económico eficiente y productivo, capaz de soportar el gasto correspondiente.
Es decir, algo así como no matar a la galllina de los huevos de oro si queremos seguir exprimiéndola. Una tesis que está en consonancia con lo que proclama Confebask. De hecho, su presidente, Roberto Larrañaga, advirtió este martes a los grupos políticos, de que «todo el dinero que sale de la caja empresarial puede restar recursos para la inversión y la contratación», a la vez que precisó que «no se trata de no pagar impuestos», sino que «no pagar más que los competidores de nuestro entorno, porque eso nos hace competir peor».
En una artículo publicado en su blog titulado 'Competitividad, salarios, impuestos y empleo', Larrañaga destacó que «si las empresas no son competitivas, es decir, no son capaces de vender sus productos y servicios a un precio que permita mantener o mejorar sus márgenes, simplemente, desaparecen, y con ellas, el empleo que generan, los salarios que retribuyen y los impuestos que pagan».
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